13- No está muerto.

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Después de desayunar con Leslie y demostrarle con muchos besos y abrazos que no era un sueño, que estábamos juntos otra vez, fuimos a mi casa, donde ya estaba Efrén esperándome con Rayo. Bajamos del auto y el loco peludo se abalanzó sobre mí.

—Hey —lo abracé—. Loco, ¿me extrañaste? —le di un beso en la cabecita.

—¿Cómo estás Leslie? —Efrén le dio un beso en la mejilla a mi novia.

—Bien, ¿y tú?

—No tan bien como quisiera —lo vi con el ceño fruncido.

—¿Qué pasó?

—Hay problema con una mercancía y tuve una discusión con la mujer más terca y arrogante del mundo —reí—. En las discusiones ella siempre tiene la razón, me tiene harto.

—Pero la quieres, ¿no? —aun no la conozco, pero lo poco que hablamos ayer que volví, es más que obvio que la quiere.

—Pues sí, pero si las cosas siguen cómo están, lo que haré es alejarme de ella —negué.

—Lo que pasa es que estás acostumbrado a que todas hagan lo que tú quieres, a que todas se dobleguen ante tus encantos.

—Sólo quiero que deje de joder tanto, todo el tiempo está con sus dramas de no deberíamos estar juntos porque tú eres narco y yo policía.

—Es algo imposible, la verdad —bufó y se pasó una mano por el pelo.

—Pues que se termine si se tiene que terminar —se encogió de hombros—. Vamos a dentro, ya no tardan en llegar todos —se fue. Leslie, Rayo y yo, los quedamos a fuera.

—¿Por qué se pone así? —vi a Leslie.

—Porque le gusta tener el control y ahora que encontró una mujer a la que al parecer también le gusta controlar todo, las cosas se ponen difíciles y así será hasta que uno de los dos ceda.

—¿Has pasado por algo así?

—No soy muy controlador y ninguna mujer, antes de Valentina, había tenido algún derecho para controlarme a mí —sonreí al recordar cómo era antes—. Antes de ella era como potro salvaje —reí centrando la vista en el prado—, pero luego apareció, con esa sonrisa falsa y esas miradas llenas de tristeza, que me enamoraron —bajé la mirada—. La primera vez que la vi sonreír con sinceridad fue por mí, la primera vez que en su mirada vi felicidad; fue por mí o por lo que yo la hacía sentir. Desde entonces me di cuenta que yo iba a ser capaz de todo por verla feliz, por mantener esa hermosa sonrisa en sus labios.

Levanté la mirada y vi a Leslie seria.

Que imbécil era, debía arreglarlo.

—Pero hice lo que pude porque todo en la vida se acaba, ese amor no iba a ser la excepción —me encogí de hombros. Caminé lentamente hasta donde estaba y tomé su mano.

—¿O sea que ya no la amas? —odio esas preguntas.

—Les, yo estoy contigo y te amo —tomé su barbilla y levanté su cara—. ¿Acaso no te lo he demostrado?

—Sí, pero... —cerró los ojos un momento y luego sonrió—. Pasé tres meses pensando que estabas muerto, así que no quiero perder el tiempo en discusiones —me atrajo hacia ella y me abrazó—. Te amo y sé que tú me amas, así que no perderé el tiempo en celos sin sentido —la vi y ella me plantó un beso.

—Por eso y muchísimas cosas más te amo —puse una de mis manos en su cintura, otra en su cuello y le di un beso.

***

Por ti TodoWhere stories live. Discover now