—¿Qué es lo que ha pasado? — interrogó sin moverse de su posición.

—Al parecer el mundo está en mi contra y me odia — me encogí de hombros e hice una mueca de disgusto al darme cuenta de lo víctima que había sonado esa frase.

—Bienvenida al club — noté su media sonrisa aún sin mirarlo —. Ahora concreta un poco más...

—¿Para qué quieres saberlo? — analicé con los ojos entornados su perfecto perfil.

—No tengo nada mejor que hacer — se encogió de hombros, dándome a entender que le importaba una mierda lo sucedido.

—Viendo que no te interesa, prefiero que me lleves directamente a casa — añadí mi dirección en su GPS.

Arqueó perfectamente una de sus cejas negras al darse cuenta de que realmente no se lo iba a contar, tomando camino hacia mi casa, aunque su ceño fruncido me garantizó que me lo iba a volver a preguntar antes de llegar.

—Si te lo he preguntado es porque me interesa saber el motivo — puntualizó, haciendo que una pequeña sonrisa se dibujara en mis labios al darme cuenta de que tenía razón.

—La chica que tenías encima en la entrada de la universidad — me observó durante un instante con confusión —. La que te estaba coqueteando — frunció ligeramente el ceño intentando acordarse —. Acaba de pasar hace una hora aproximadamente, ¿cómo no puedes acordarte? — cuestioné, observándolo con sorpresa.

—Las cosas que no me interesan las suelo pasar por alto y las olvido — dijo con despreocupación.

—Pues la chica que no recuerdas, tenía un novio. Hoy quería hablar conmigo, ella lo vio, me encerró en el baño con sus amigas, me pegó una patada en el estómago y me tiraron dos latas de pintura por encima — expliqué, volviendo mi atención al frente —. Lo peor de todo es que han subido fotos y vídeos de mí a las redes sociales, etiquetándome en todas ellas.

—¿Por qué no te has enfrentado a ellos? — me crucé de brazos y dejé caer mi espalda en el asiento, intentando relajarme un poco.

—Son demasiadas personas para mí sola — escuché su risa algo ronca.

—Es muy sencillo — apoyé la cabeza en el asiento y lo contemplé con cansancio —. Las amenazas o te enfrentas al líder del grupo, que es quien los guía en todo momento, pero por su cuenta no sabe cómo hacer nada en absoluto — lo observé con los ojos entornados por la locura que había dicho.

—Es un grupo grande contra mí, incluso toda la universidad se ha reído de esta barbaridad por simples celos. Celos injustificados porque ni siquiera me interesa Tom, no quería ni hablar con él desde un inicio — exclamé, frunciendo el ceño —. Lo único que quiero hacer ahora mismo, es quitarme toda esta pintura de encima y olvidarme de este horrible día — visualicé mi casa a lo lejos, suspirando de alivio —. Muchas gracias por traerme, Luzbel — sonreí agradecida antes de salir del coche y cerrar la puerta con sumo cuidado, aunque la tapicería de mi asiento estaba completamente destrozada.

Entré a mi casa tirando las llaves sobre el mueble principal, me quité las zapatillas con sumo cuidado para no manchar nada y subí hasta mi habitación, donde tiré toda la ropa a la basura y me metí a la ducha. Estuve dos largas horas para quitarme sobre todo la pintura de mi cabello, que tenía mechas azules y rojas junto a mechas castañas claras.

Al asegurarme de no tener absolutamente nada de pintura, me envolví en una toalla y salí mientras me secaba el pelo con otra, viendo a Luzbel paseándose por mi habitación con indiferencia, asustándome.

—¿¡Qué haces aquí!? — grité, sujetando mi toalla con fuerza por miedo a que se me cayera, sin embargo, me ignoró por completo y siguió recorriendo mi habitación analizando todo con curiosidad —. Luzbel, te estoy hablando.

—Se me ha ocurrido llevarte a un sitio, ponte algo cómodo — dijo tomando una hoja de mi escritorio, donde había escrito los símbolos de las esposas.

—¿Puedes salir primero? — apunté la puerta, pero no se movió de su posición, al contrario, se sentó en la silla de mi escritorio, inspeccionando la hoja con algo de reflexión.

—No tienes nada nuevo que no haya visto ya millones de veces — aclaró, reclinándose en la silla, dándome la espalda en todo momento.

Torné los ojos en blanco antes de tomar la ropa de mi armario y encerrarme en el baño para poder vestirme; unos vaqueros grises y una camiseta de manga larga. Me sequé un poco más el pelo con la toalla antes de salir, encontrándome a Luzbel en la misma posición que lo había dejado hace unos minutos. Me acerqué para ver qué lo tenía tan ensimismado, viendo que estaba, lentamente, dando vueltas a la pulsera junto a la hoja con los símbolos dibujados.

—¿Qué haces? — pregunté con curiosidad.

—Faltan tres símbolos — dijo volviendo a dar de nuevo otra vuelta a su pulsera mientras miraba de vez en cuando de reojo el folio.

—Tal vez se me han pasado al dibujarlos...

—No me refiero a que se te haya olvidado dibujar tres símbolos, sino que han desaparecido de mi pulsera — tomó mi muñeca para comprobar la mía, comprobando que ambas estaban iguales.

—¿Qué crees que significa? — se encogió de hombros antes de incorporarse de la silla.

—No será nada importante — lo miré confundida, aunque me limité a asentir porque él era el que más idea tenía de estos acontecimientos —. Ven, vámonos — me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

—¿A dónde vamos? — tomé mi móvil y una manta vieja antes de bajar las escaleras corriendo para alcanzarlo.

Tomé las llaves y cerré la puerta con llave, para después dirigirme a su coche de nuevo y poner la manta sobre el asiento para no volverme a manchar de pintura.

—Vamos a un sitio donde podrás desahogarte — la curiosidad me inundó.

—Bueno, hoy no me puede pasar nada peor — suspiré, apoyando la cabeza en la ventanilla con los brazos cruzados mientras observaba el exterior.

—Siempre puede ir el día a peor, como, por ejemplo — pensó durante unos instantes antes de sonreír —, te puede caer una maceta de una ventana en la cabeza o que uno de mis hermanos te haga una visita mientras estas sola — lo miré horrorizada, provocando que se riera.

—Oh, vaya. Gracias por los ánimos — sonrió de medio lado concentrado en la carretera.

—Las cosas como son.

Apoyé de nuevo la cabeza en la ventanilla y observé a los transeúntes, esta vez, con una sonrisa en mis labios gracias aquel comentario.

Lucifer (1° Parte) || En Físico ||जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें