—No puedo subirme en eso —chillo mirando horrorizada la moto y aun mas aterrada al ver que la masa de periodistas que empujan a los guardias.

Christopher me mira.

—Juro que no dejare que nada malo te pase —mi respiración se corta—, confía en mi Alana.

Miro la moto, miro mi pancita y miro a los reporteros, rezo por lo mejor y tomo su mano, él me jala hasta estar sentada como princesa delante de él, cierro los ojos cuando siento la moto rugir y algo dentro de mí se mueve.

—Tranquila preciosa —susurro—, estaremos bien.

Miro a Christopher, y él me mira dulcemente así que aparto la mirada, de repente los periodistas no parecen ser tan aterradores.

Mi corazón se detiene cuando siento el motor rugir, cierro los ojos tomando aire, rodeando con mis brazos su torso, mi pancita presionada contra sus abdominales, y cuando me permito respirar todo el viento explota en mi cara.

Me aterro en las vueltas, y siento mi corazón detenerse en las bajadas, me permito mirar detrás de él y veo camionetas siguiéndonos, maldigo y Cristopher acelera, mi corazón se detiene, la bebe se remueve.

Voy a vomitar.

—¿Es una niña? —grita por sobre el ruido del motor, claramente intentando calmar mis temblores.

—Sí —chillo mi vista fija en su camisa—, perdóname.

—¿Por qué?

—Arruine tu despedida de soltero y te volví la comidilla de los medios.

Él se ríe.

—Ahora poco importa Alana.

No hablamos más hasta que llegamos a un edificio, Christopher se baja y me indica que lo siga, bajo al sótano, solo hay una puerta en ese lugar y nos acercamos a ella.

—¿Por qué estamos aquí? —susurro, de repente siento como si fuera malo hablar normalmente.

—Dije tu apellido, no me sorprendería que sepan quién eres en estos momentos, considerando que sepan quienes más están allí adentro, estarán en tu casa.

Asiento levemente, no había considerado eso.

Dawson toca la puerta.

—¿Quien vive aquí?

—Un amigo, quizá lo recuerdes —lo veo esbozar una leve sonrisa.

La puerta se abre y un chico alto, agarrado y de cabellos negros nos recibe, pasa su mirada a Dawson y luego a mí.

Siento un leve aire de reconocimiento.

—Y yo juraba que Joshep seria quien embarazaría primero a su novia.

—Ella no es mi novia —corrige Dawson.

—¿Embarazar a un desconocida?

—No la embarace yo.

—Y no soy una desconocida —digo poniendo mis manos en mi ahora inexistente cintura.

El chico me mira, parece aburrido, como si nada lo impresionaste o divirtiese.

—Para mí si lo eres —mira mi cabello—, señorita algodón de azúcar.

Avergonzada me quito la peluca.

Dawson suspira.

—La conoces —comenta—... ¿Alana Bates?

El chico abre los ojos como platos y de nuevo me mira.

Príncipe 7 tonos de azul (Editando)Where stories live. Discover now