Asi se Cura un Corazón Roto

8.5K 665 67
                                    

A veces no comienzas a superar algo porque quieres, sino porque tienes que hacerlo.

En mi caso, luego de la invitación, Luego de las ya muchas derramadas lagrimas me di cuenta que…

Era un completa tonta.

¡SOY UNA IMBECIL!

Tambien las circunstancias, como un bebé, como el cumpleaños de tu otro bebe, como el simple hecho de enojarte por toda y andar en estado zombie por cosas que tu misma generaste, ese tipo de cosas hacen que te levantes y sigas adelante porque ese es el tema, empezar de nuevo.

Lamentarme de las cosas que no tenían solución, que YO SOLITA generé, sea o no lo correcto, no puedo llorar sobre el agua derramada, ¿de qué me sirve? Solo me dañaba a mí misma, dañaba a los demás.

 ¿Que ganaba esperando que Danw me arreglara cuando yo misma me rompia constantemente?

Tenía que PONERME a hacer cosas que solían llegar tan fácilmente. Y aunque es doloroso, es un muy pequeño paso hacia la dirección correcta, porque eres consciente que ya lo estas superando...

Que tú misma estas buscando tus piezas para unirte.

Cada maratón comienza con una pulgada.

Así que de esa manera que me levante de la cama. Era mi nuevo comienzo.

Alana Bates renacía como un ave fénix.

Me puse mi ropa preferida, prepare las cosas de Alan en su bolsita y con él en su coche salí para enfrentarme al primero de mis demonios.

Mis padres.

Acordar una cita con mis padres fue como acordar una cita con el diablo. Pero el tema de superar a una persona o superarte a tu misma es que es realmente difícil confiar en alguien nuevamente.

A veces es realmente imposible permitirte creer que hay personas allí afuera que te tratarán bien, que no te herirán, que realmente querrán estar alrededor tuyo, considerando que es tu familia quien te “traiciono”.

En mi caso… lo esperaba de mi madre, lo hizo co mi hermano porque yo sería diferente, lo que me dolió fue que mi tía y padre lo supieran y aun así lo permitieran.

Asi que de esa manera aparque en la puerta de mi casa, podía ver los carros de mi tía y mi mamá aparcados en la puerta, uno más ostentoso que el otro.

Puse a Alan en su coche, y lo miro.

―Bueno pequeño… ―suspiro mientras sus ojitos vuelan a mí―, es tiempo de conocer a los abuelos ―el gira la cabeza en señal de entendimiento―, posiblemente el abuelo te caiga bien, pero mi madre es una bruja.

El se ríe.

―Si… yo no estaría tan feliz.

―¿Alana? ―me sobresalto cuando oigo la voz de mi papá detrás de mí.

Su mirada vuela a Alan, y luego a mí, o más específico a mi estomago. Estoy con un polo ancho, asi que me sorprende que se haya dado cuenta, así que solo puedo imaginar que mi abuela o Víctor se lo dijo.

Y antes que pueda abrir la boca sus brazos me rodean, apretándome fuertemente.

―Perdóname Alana, no debimos… no debí permitir que tu madre…

Me separo levemente de él y asiento.

―Puedo hablar con todos ―digo, sujetando férreamente el carrito de Alan y abriéndome paso hacia el arreglado interior.

Suspiro al ver que nada ha cambiado, aunque mis padres se separaron fue papá quien se quedo con la casa, mamá se quedo con todo lo demás vale recalcar, pero aun así con todo el exceso de decoración memorias de mi y mi hermano jugando en esta casa vinieron a mi mente.

Príncipe 7 tonos de azul (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora