Primer Encuentro

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Este es el inicio de la investigación para el Príncipe Azul de la (perra) Señorita Dayanne (Wood) Style, como su asesora en la investigación yo, la señorita Alana Bates, (para mi mala suerte), he de investigar a los candidatos elegidos previamente por la señorita, a quienes llamaremos Susodichos, y los clasificaremos en los diferentes prospectos establecidos por la empresa.

Alexander (idiota) Steves

Dawn (mentiroso hombre sexy) Rogers Donovan.

Christopher (egocéntrico) Dawson Le Blanch.  

Joshep (mal amigo) Artur Mont.

Trevor (vil escoria) Galloway Day

Los presentes suso-

Tocaron la puerta.

Como decía....

Los presentes susodichos, han de ser catalogados, a favor de la señorita Style. Diferencialmente a las situaciones anteriores, por la previa relación ejercida con los Susodichos la cual me reservo a comentar no me puedo presentar como Alana Bates por lo que...

—Bates, abre de una maldita vez.

Suspiro, empujando la silla tras mío me encamino a la puerta.

Había acordado salir hoy con Dawson, solo de manera investigativa cabe recalcar, y de esa manera poder introducirme como el ángel Funky al círculo de los amigos de Dayanne. Si eso salía bien podría terminar antes esta investigación.

Me bastarían cinco salidas, una para analizar a cada candidato. Empezando con Dawson, y de paso me acercaba más a Joshep. De los otros tres ya vería como acercarme, pero el contacto directo NO ERA POSIBLE.

Una mujer tiene sus límites, y esos tres rompieron todos conmigo.

Me mire al espejo por última vez, buscando ser completamente diferente a lo que era, para que no pudieran reconocerme. Tenía la peluca rosa bien sujeta a mi cabeza, unas lentillas que volvían mis ojos grises, con un vestido blanco forma tubo y unas botas negras, lucia como el ángel Funky de la revista.

Pero esta vez no me quite el anillo, sería un recordatorio, como una cinta roja en el dedo, recordándome que estaba prometida, que quería a mi prometido y que no iba a traicionarlo.

NO.

Al menos eso espero.

Abro la puerta y tengo que controlar mi mandíbula antes que choqué al piso, recuperó su color de cabello natural y hay una leve barba creciendo, su casaca de cuero negro se apega muy bien al polo que dan ganas de arrancárselo y...

—¿Bates? —salgo de mis pensamientos, lo miro, de alguna manera me pareció insultante ver su gesto de sorpresa.

Es verdad era diferente a lo que era la última vez que me vio, unos kilos menos, y más arreglada de lo que solía ponerme pero...

—Por dios, límpiate la baba. ―me río.

—Perdóname, pero estás preciosa Alana.

Calor, hacía mucho calor.

—Te sonrojaste que dulce. Aun no puedes controlar tu torrente sanguíneo.

Me mordí el labio y apreté los puños, tenía que aprender a controlarme. Recordar que por más idiotas que se comporten, tendría que tener paciencia, mucha paciencia, puesto que no conocía a esos idiotas, es decir no sabía lo mujeriegos, traicioneros, y egocéntricos que eran. Además de que tenía que ganarme su confianza, para saber que tanto habían progresado sus neuronas, si es que habían progresado algo. Y encontrar alguien que sea tan hueco como Dayanne.

Príncipe 7 tonos de azul (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora