—Desde que mi padre me puso la soga al cuello —se lleva la palma a la cara y suspira en indignación—, no puedo sabotear la boda, pero aún conservo la esperanza de que el infierno se la trague en la iglesia o que Christopher se dé cuenta de su error, porque ciertamente Alanita aquí es una tonta cuando se trata de estas cosas.

Me rio mirando nuestros disfraces, Stefanni vestida como camarera, Ivanna con peluca negra y vestido elegante, y finalmente yo reviviendo al ángel funky versión embarazada, dentro de un mes de esta pancita saldrá la más dulce bebita que espero NO se parezca a su padre, sea quien sea.

En fin...

—Yo no quiero vela en este entierro —digo caminando por el pasillo—, me voy a empolvar la nariz.

O en idioma femenino me voy al baño.

Estoy caminando tranquila con mis pensamientos cuando un leve mareo me desestabiliza, apoyada en la pared tomo leves respiraciones y camino pegada a esta.

Es cuando doy la vuelta a un corredor que siento un leve empujón en el pecho y un frio liquido se derrama manchando mi vestido, las burbujitas del champan cosquillean mis pechos y siento un pequeño dejavu...

—Hijo de la gran...

—¿Alana?

Levanto la vista enojada y me quedo de piedra, finalmente entendiendo la familiaridad de la escena.

—¿Qué haces aquí? —chillo pegándome más a la pared. Y dándome un golpe mentar por soltar tan estúpida pregunta

—Es mí despedida de soltero y...

Nos quedamos mirándonos por un momento antes que estornude, el suspira y toma mi muñeca.

—¿Qué haces? —chillo intentando retorcerme, salir de su agarre.

—Ser un caballero

Soy arrastrada hasta la entrada del restaurant, Christopher completamente ignora a Stefanni e Ivanna quienes me ven sin saber si ayudarme o no, aunque la primera tiene una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Ruedo los ojos.

Veo a Christopher pedirle al recepcionista su saco, así que solo suspiro. Necesito tomar aire.

—Saldré por un momento —digo antes de soltarme y caminar fuera.

La noche no es tan fría, pero la humedad se cuela en mis huesos.

Por dios que estoy ha...

Clic.

Clic.

Clic.

Me giro a los flashes tapándome un poco el rostro.

—¡Ángel! —chilla un periodista.

—¿Estas embarazada? —grita otro.

—¿QUIEN ES EL PADRE? —grita el siguiente.

—¿Qué piensas de la boda de Cristopher Dawson?

—¿Conoces a Isabelle Furtwängler?

Asustada doy un paso atrás, retrocediendo hacia el restaurante, sin querer contestar y pero entonces todo se contesta por sí solo.

—Bates...  —veo a Christopher salir del restaurant con su abrigo en mano, luego sus ojos se chocan con los míos y por un momento todo se queda en silencio.

Un segundo.

Dos segundos.

Tres.

Entonces nos rodean, la seguridad del restaurant no puede controlarlos, están como una muralla en la entrada, parece que cada vez llegan más, si no podemos entrar solo queda huir Christopher toma mi mano, empujando a los periodistas, seguridad nos ayuda cubriéndome de los empujones de los camarógrafos, abriéndonos paso al vehículo que nos espera en la pista.

Príncipe 7 tonos de azul (Editando)Where stories live. Discover now