XIV.

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- ¡Yo te lo dije! -Frank dibuja una pequeña sonrisa en sus labios mientras lo mira. Matt está sentado a su lado en los asientos de atrás del auto de Claire y le está dando un sermón con el ceño fruncido y la voz más grave que siempre por el enojo- ¡¿Por qué no me hiciste caso?!

-Estas cosas pasan, Mattie. -le dice, con una sonrisa relajada que pone a Matt aún más a la defensiva.- A veces se gana, a veces se pierde. Tu padre era de los mejores boxeadores en Hell's Kitchen. Sabes como es esto.

-Te dije que si seguías peleando contra el gimnasio de Fisk ibas a salir herido, ¡pero nunca me escuchas!

-Mattie-

-No, nada, olvídalo. Haz lo que te venga en gana.

Matt se recuesta sobre el asiento y se muestra lejano cuando Frank trata de tocarlo. Claire le mira con desaprobación desde el espejo retrovisor pero se ve un astibo de sonrisa en sus labios.

A pesar de que Matt se ve enojado con él y, a pesar de los intentos de Frank de que lo hiciera, no le dedica palabra alguna; deja que Frank entrelace sus dedos sobre la tela de sus jeans. Eso es suficiente para Frank por ahora.

Jack había dejado que Matt le hiciera compañía a Frank después del fiasco de la pelea. Él no se veía especialmente calmado ante la idea pero Matt se veía tan alterado que simplemente lo dejó ir.

Y con Foggy y Karen diciendo que permenecerían toda la noche con él para limpiar todo este desastre para que su hijo pudiera irse, Jack simplemente tomó una bocanada de aire y les extendió una pala y una escoba a ambos jóvenes.

Y después Claire, su enfermera y vecina, se había ofrecido a llevarlos a ellos. Matt sostenía su cuerpo entre sus manos para que no se cayera y Claire se quejaba de cómo Frank había perdido esa pelea.

Y cuando finalmente Matt había salido de su estado de shock y secó algunas lágrimas traicioneras, le había pegado en el pecho y había pasado diez minutos seguidos quejándose de que Frank nunca le hacía caso.

Frank solamente le sonríe y se ríe de vez en cuando. Matt piensa que se está burlando de él, pero es puro cariño. Le recuerda un poco a María, cuando ambos eran jóvenes y Lisa tenía solo unos meses de nacida. Siempre era esta misma escena, ella reclamándole que tenía que dejar de boxear porqué un día iba a salir muerto; como si esto fuera una película de Rocky y él fuera Apollo Creed.

Pura preocupación se veía en la mirada de María y pura preocupación se lee en el lenguaje corporal de Matt. Frank se siente muy querido simplemente tomando su mano.

Claire vive el edificio de en frente de Frank. Ella estaciona el auto en la acera para dejarlos a ellos y después dar la vuelta y guardarlo en el estacionamiento de su edificio. Matt abre la puerta y ayuda a Frank a bajarse del auto.

-En este bolso -dice Claire, extiéndole un bolso a Matt a través de la ventana del auto.- hay todo lo que puedas necesitar si Frank llega a sentirse mal. Igualmente, si algo pasa y no puedes con ello, llámame. Estoy al frente a fin de cuentas.

-Muchas gracias, Claire. -Le sonríe con dulzura el pelirrojo. A la morena le parece adorable.

La mirada de Claire se va a Frank. Ya no hay tanta maternidad en su mirar, pero igualmente está ahí. También hay un poco de seriedad en sus rasgos.

-Por favor, no hagas nada estúpido.

-No lo haré, señora.

-Y cuida del niño... Me agrada.

Frank sonríe sin querer mientras Claire les da una última mirada para después arrancar el auto.

Hay un leve sonrojo en las mejillas de Matt que hace a Frank querer besarlo. Así que, mientras están entrando al edificio, lo hace. Sonoramente y tomando a Matt de sorpresa.

-No. -dice Matt, molesto. Otro beso en su mejilla le hace rechistar.- No, no, no. Déjame. Estoy molesto contigo.

-No puedes estar molesto conmigo.

Todo el viaje por las escaleras consiste en Frank besando desprevenidamente a Matt y sacándole una que otra risa. Frank vive en un segundo piso y en una oscura esquina.

La luz de la luna alumbra Hell's Kitchen y hay una alarma de auto que probablemente va a hacer ruido hasta la mañana. El ambiente no es exactamente romántico pero sosteniendo la mano de Frank por el pasillo, mientras él lo llena de besos efímeros, sonoros y dulces, Matt se siente tranquilo.

Frank abre la puerta y Matt trata de ubicarse en el nuevo ambiente. El mayor mira el lugar con desdén y casi agradece que Matt sea ciego, porqué el lugar es tan gris y triste. Lo único que trae color al lugar son los dibujos que Frankie deja por doquier y algunos libros de misterio y suspenso que Lisa le dice a su padre que lea.

Y ahora está Matt. Que tiene las mejillas sonrojadas por el frío y por sus mimos y lo sostiene con fuerza para que no se caiga. Frank trata de moverse lo que el dolor de costillas y espalda baja le deja, sabe que Matt no lo dejará caer hasta el camino a la habitación.

Cuando Frank finalmente llega a la habitación, se aleja del tacto de Matt y se acuesta sobre la cama. Absolutamente todo le duele. Un alarido grave como un gruñido sale de su garganta y Matt se ríe.

-Ya estás viejo para esto. -murmura el menor. Frank suelta una leve risa que después se vuelve un gemido adolorido. Matt se quita la chaqueta que lleva puesta y la deja caer a un lado al igual que la mochila que le dió Claire. Se mueve en el espacio desconocido con cuidado tratando de encontrar a Frank.- Debes acostarte a dormir.

Frank toma las manos de Matt y lo acerca con rapidez hacia él. Matt hace un sonido de sorpresa cuando cae encima de Frank y el otro vuelve a gemir por el dolor.

-Deberías tomar algo para el dolor.

-Yo no tomo analgésicos, Mattie.

-Pues los vas a tomar porqué te duele todo y así no vas a poder dormir. -Matt toma la mochila en el suelo después de ubicar donde la había tirado. Busca varias cajas dentro de la mochila que deja caer sobre la cama.- No sé cual quieras tomar... Claire dejó muchas opciones.

Frank, a regañadientes, termina tomando analgésicos y después permanece acostado en la cama, mirando al techo, con Matt acostado a su lado, abrazando su pecho.

Frank sabe que su rostro está hecho un desastre. No ha logrado verse bien en un espejo pero está seguro de que su labio está roto y quizá su nariz estuvo cerca de romperse una vez más. Y, aunque le cueste admitirlo, estaba asustado. Cuando cayó a la lona, con el corazón en la garganta y casi sin sentir el rostro, estaba asustado. Cuando los ojos se le cerraban sin que quisiera y la voz alterada de Jack Murdock se oía tan lejana, estaba jodidamente aterrado.

Cuando despertó, con absolutamente todo doliéndole, y con Matt sujetando su mano mientras oía las indicaciones de Claire, ya no estaba tan aterrado.

-Lamento haberte hecho pasar por eso, rojo. -murmura Frank, en la penumbra oscuridad, con la voz raposa pero dulce. Matt se acurruca más contra él cuando siente sus labios besar su frente.- Maldita sea... Lo lamento tanto...

-Está bien. -dice- Ya estoy acostumbrado a esto, mi padre también se metía en cada aprieto... Es solo que... Me asusté mucho, Frank- cuan-cuando caíste a la lona... Se escuchó tan fuerte, yo-

-Lo lamento. -Otro beso casto sobre su frente.- También lamento que esta no será la última vez que me den una paliza. Ni siquiera recuerdo la primera vez. A veces me patean el trasero.

-Yo puedo cuidar de ti.

- ¿En serio? ¿Te vestirás de enfermera y cuidarás de este vejestorio? -Matt se ríe contra su pecho.- Quisiera ver eso.

-No pasará.

-Ay, Mattie. -murmura Frank, cerrando los ojos, empezando a dormirse.- Deja a un anciano soñar.

Matt sonríe con cariño. Lo última cosa que Frank recuerda antes de dormirse es Matt besando su pecho.

Red hair, black sweater, blind eyes.Where stories live. Discover now