XVII.

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Cuando Billy Russo no le está preguntado cada cinco minutos ¿Qué toca hacer en la agenda? y le mira de esa manera insinuante que pone a Matt nervioso, el trabajo de Matt suele ser bastante agradable.

La primera asistente de Billy se llama Gwen Stacy. Tiene el cabello rubio sostenido en una coleta alta, utiliza siempre un cintillo negro y cuando Billy se pone increíblemente pesado con Matt, ella suele ser la que lo rescata de confrontaciones incómodas.

También se sienta a su lado en el comedor y habla hasta los codos de ciencia y de sus hermosos hijos que ella y su esposo Harry Osborne tienen juntos.

También, pero menos recurrente, suele sentarse a su lado Scott Summer. Igual de joven que Matt e igual de ciego, siempre usando unas gafas grandes que ocultan su mirada perdida. A veces, Sam Wilson, del área de Recursos Humanos, suele invitarles cafés calientes en las mañanas.

A Matt le gusta su trabajo, aunque no se ve a sí mismo en el por mucho tiempo. El bufete Russo es lo suficientemente reconocido en Hell's Kitchen como para ser un dato interesante que añadir a su currículum. Pero sigue sin ser, a pesar de la agradable compañía y los beneficios que vienen con el, su trabajo soñado.

Las interminables horas sentado en una silla reclinable hacen que sea un infierno poder dormirse por las noches por el dolor de espalda, se levanta demasiado temprano y se acuesta demasiado tarde. Y ni hablar de su insoportable jefe.

Además de todo eso, el hecho de casi no ver a Frank le está afectando cada vez un poco más.

Se ven solo de vez en cuando. Cuando Frank no está con sus hijos y con María o practicando en el gimnasio. Cuando Matt sale temprano y no decide cubrir horas otras entredientes. Valen la pena eso pequeños momentos, cuando Frank aprieta sus caderas contra las suyas y Matt se sonroja con picardía.

Matt solo desease que durarán más.

—Entonces —dice Gwen, mientras guarda algunas cosas con rapidez en su cartera. Matt la espera, con tranquilidad, a un lado de su cubículo. Ya ha terminado su turno, es momento de que se vayan.—, ¿hoy también te viene a buscar tu flamante y misterioso novio? ¿Será que esta vez si podremos hablar aunque sea unos segundos con él en vez de solo unos saluditos cordiales?

—Para mí que el tal Frank Castle ni existe. Nunca lo hemos visto. —murmura Scott, desde su cubículo, haciendo Dios-sabrá-qué con la mirada gacha.— O escuchado, en mi caso.

— ¿Fingir tener un novio para impresionar a tus compañeros de trabajo en pleno siglo veintiuno? —dice ahora Sam, que está llenando su quinta taza de café de la noche, que no está ni cerca de ser la última.— Patético. —canturrea el moreno.

Matt se ríe con suavidad, mientras escucha a Gwen salir en su defensa: — ¡Ustedes dos solo están celosos porqué Matt se va a ver con su hombre y ustedes estarán encerrados en una noche de viernes!

—Solo nos quedamos hasta las diez. Tenemos que hacer guardia. —dice Scott, pero no sé oye ni un poquito entusiasmado por ello. Matt sabe lo que se siente, las guardias son simplemente lo peor del trabajo.

—Mientras tú haces guardia, Matt y yo estaremos disfrutando. —Hay un tono pícaro en como Gwen lo dice que hace a Matt reírse con nerviosismo.

—Ay, míralo, ya se sonrojó otra vez. ¿Acaso no es adorable? —murmura Sam, mientras se ríe con suavidad.

—No te metas con el bebé de la oficina. Voy a hablar con el encargado de recursos humanos de esto. —Le sigue la broma Scott.

—No los soporto. —murmura Matt, riéndose— En serio que empiezo a creer que las únicas personas decentes de este lugar somos Gwen, Eddie y yo.

Red hair, black sweater, blind eyes.Where stories live. Discover now