XXXIV.

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Matt cree que la peor parte de todo es despertar la mañana siguiente por el sonido de su celular sonando, para después contestar la llamada y oír a Frank decir lo que Matt más temía que pasara. Pero esa no es la peor parte.

La peor parte son los niños. Frankie, que se levanta demasiado temprano para su gusto y que le pregunta a Matt a qué hora irán al hospital. Lisa, que huele a menta cuando abraza a Matt y le desea buenos días y le dice que preparará el desayuno para poder ir al hospital. La peor parte es decirle a ambos que se sienten y lo escuchen por un momento.

Frank le había dicho que no tenía que decirles si aquello le parecía muy difícil, que él podía encargarse. Pero Matt no quería irse de esta casa sin haberlos preparado, como si los hubiese llevado engañados a un túnel sin salida donde pronto van a chocar. Así que Matt decide hablar con ambos.

Matt lo dice, con mucha delicadeza, luchando con el nudo que se coloca en su garganta y con las ganas que tiene de esconderse y pretender que nada de esto está pasando. Sabe que no puede hacerlo; incluso si ellos no son sus hijos, Matt se preocupa mucho por ambos, y debe ser fuerte. Incluso cuando no son sus hijos, Matt se preocupa por ellos.

Frankie parece increíblemente confundido de todo, aún es demasiado pequeño; no parece terminar de entender lo que es la vida y la muerte, cómo su madre pudo haber estado aquí hace una semana y ahora ya no lo está. Lisa se coloca peor y Matt no puede hacer mucho cuando ella decide alejarse en su cuarto, asimilando la situación. Frankie toma de la mano de la mano de ella cuando empieza a alejarse, y le pide que no llore. Ella le sonríe, a punto de hacerse pedazos.

Frankie le dice, después de un rato, que ya no tiene hambre, Matt dice que puede comprarle algo de comer después si así lo desea. Cuando Lisa sale de su habitación, los tres deciden que es momento de marcharse. El viaje en auto es silencioso, no hay música para aligerar el ambiente y Matt siente que se está asfixiando. No quiere ni pensar en como Frank deben de sentirse.

Cuando llegan al hospital, Frank no está solo. Está hablando con un montón de personas y entre ellas, Matt puede distinguir la voz suave y maternal de Wanda e incluso puede oír a su padre gritándole a alguien. Lisa suspira con demasiada fuerza a su lado, y coloca su mano sobre su hombro, para decirle que irá con su padre.

Antes de que Matt pueda siquiera intentar seguirla, la manita de Frankie aprieta con suavidad su mano.

—Matt —dice Frankie, con la voz demasiado apagada.

— ¿Si?

—Tengo hambre, ¿me llevas a comer algo?

Matt le sonríe con delicadeza: —Claro que sí, vamos a la cafetería.

***

El velorio es increíblemente agotador para Frank —bueno, no de todo increíble, Matt no esperaba otra reacción a este punto—, y Matt trata de ayudar en lo más que puede en todo el proceso de luto.

Karen, Foggy y su padre también están muy presentes en todo. Su papá está tan afectado como Frank y Karen y Foggy simplemente tratan de hacer todo más fácil para Frank y Matt. Lo mismo hace Wanda, la cual se mueve alrededor de Frank como una especie de hada madrina que se encargó de todo los arreglos del velorio y el entierro cuando Frank parecía asfixiarse de repente con toda la situación.

Matt a veces siente que se asfixia igualmente, pero no son las mismas sensaciones. Frank está perdido, completamente destruido por la pérdida y Matt está ansioso y abrumado por las emociones que aniquilan tanto a su novio como a sus hijos. Matt empieza a obligar a los tres a comer y a relajarse, como si se les hubiera olvidado como respirar a este punto. Frank trata de mantenerse fuerte y firme, atiende llamadas y a veces empieza a llorar con demasiada fuerza contra el pecho de Matt. Lisa está agotada, no habla con nadie y se niega a atender las llamadas que constantemente hacen sus amigas para darle ánimos y su más sentido pésame. Frankie comienza a comprender que significa el hecho de que su madre ha muerto, el hecho de que nunca va a volver, y Matt solo puede sentarse y sentir a todos a su alrededor funcionando en piloto automático, todos tristes, apagadlmos y perdidos.

Red hair, black sweater, blind eyes.Where stories live. Discover now