XXXV.

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Matt no cree que las cosas van a ser sencillas después de que María muere, en lo más mínimo. Está seguro de que las cosas tomarán giros que harán todo más complicado. Sin embargo, no espera que todo llegue a un punto donde es agotador.

Frank está triste, también está abatido porque debe de cuidar de sus hijos solo, algo que nunca había experimentado. Matt sabe que puede ayudarlo en todo lo que él y los niños deseen, pero no puede hacer mucho, él sigue sin ser su padre y él mismo sigue siendo muy joven para tener aquella carga sobre los hombros. Incluso cuando trata de ayudar, su ayuda no suele ser suficiente.

Y Matt trata de no sentirse mal por eso, porque lo está intentando, porque al menos la poca ayuda que puede brindar es algo. Pero hay veces en las que desearía poder ser más.

Frank y él se separan. Y Matt quiere creer que es algo temporal, que Frank necesita adaptarse a su vida como padre soltero, que necesita un tiempo para entender como su vida funcionará de ahora en adelante. Y él mismo debe seguir en lo suyo, en su último semestre, en sus ganas inagotables de ser alguien en la vida. Matt cree que porque se aman, de alguna manera, se reunirán de vuelta.

Pero pasa un mes, y a pesar de que hay llamadas entre ellos varias veces a la semana, a pesar de que a veces Matt puede cenar con él y los niños y a pesar de que ambos tratan y tratan de volverse a juntar... Eso no pasa.

Están en la misma situación que antes de la muerte de María. Frank sigue tratando (porque Matt sabe que es así) de que ambos puedan verse lo más posible, y Matt lo sigue extrañando cada día. Pero ahora, es peor, es mucho peor. Frank está construyendo una nueva vida, Matt también lo hace, y a pesar de todos sus intentos, ninguno de ellos logra encajar en la vida del otro.

Matt quiere mantener las esperanzas en lo más alto, hace todo lo que hace por Frank. Pero no puedes ocultar el sol con un dedo por más tiempo.

***

Hey, tú.

Matt sonríe, porque no puede evitarlo, porque siempre lo hace cuando escucha su voz. Frank se oye cansado del otro lado de la línea, y Matt simplemente suspira contra el micrófono del celular, echándose con cuidado sobre el colchón.

Hay libros tirados alrededor de la cama que anteriormente Karen leía y discutía con él esta tarde, mientras Foggy cantaba alguna canción de Childish Gambino y cocinaba tacos siguiendo una receta de Instagram. Matt sabe que debería recogerlos; no lo va a hacer. Está demasiado ocupado justo ahora, sus manos sudando y su corazón latiendo con demasiada fuerza en su pecho.

—Hola, guapo. —saluda Matt, y su voz suena lo más normal que puede; no como si hubiese pasado las últimas semanas pensando y pensando que su relación está estancada y marchitándose— ¿Qué tal tu día?

Y Frank le habla de su día, de como ha conseguido un trabajo en un gimnasio cerca del apartamento, donde enseña a adolescentes a boxear. Le habla de que Lisa está empezando la tesis y la está volviendo loca, le habla de que Frankie ha perdido un diente y se lo ha tragado mientras desayunaba sin querer. Y Matt lo escucha atentamente y el corazón se le encoge, porque aunque sabe que hay problemas en su relación y que se siente inseguro, este es el hombre que ama y desea mas que nada pretender que todo está bien.

Pero Matt lo siente lejos. Desde hace meses siente que está lejos, demasiado para que lo logre alcanzar.

¿Qué tal tú? —dice Frank, después de un rato, oyendo como Matt respira pero no dice nada.— ¿Estás bien?

Red hair, black sweater, blind eyes.Where stories live. Discover now