—Fury, sabes más de von Doom que nosotros, así que, ¿qué significaría esa reunión? —preguntó Steve, quien se había liberado, por fin, de la travesura de su esposo.

Fury se encogió de hombros.

—Lo que sabemos de von Doom es que estuvo un tiempo aquí estudiando y desarrollando tecnología para Industrias Stark.

Steve frunció el ceño.

—¿Qué tipo de tecnología?

—No lo sabemos. Se marchó de la empresa por diferencias creativas con Stark, al menos, eso fue lo que dijo éste último en una conferencia de prensa. Sin embargo—Fury hizo una pausa dramática—, sabemos que Doom vende tecnología al mejor postor, Hydra, Vanko, terroristas... no tiene escrúpulos. Es, además, un dictador en su país y un militarista de primera mano. Las Naciones Unidas siempre le tienen un ojo encima, y es considerado peligroso. Como país no tenemos buenas relaciones con Latveria y hay tensiones políticas.

—Entonces, podemos suponer que la reunión entre él y Vanko, pueda estar relacionada con Tony... Stark—concluyó Steve.

—¿Te refieres a una venganza? —preguntó Rhodey, él conocía los detalles de la historia, pero en ese momento no eran tan relevantes, con lo que Fury había dicho era suficiente.

—Puede ser.

—¿Y Hydra, dónde entra en todo esto? —preguntó Carol— ¿Es, acaso, sólo un vehículo?

Steve asintió. — Un medio para Vanko. Sin embargo, no podemos descartar a Hydra; Vanko ya les ha diseñado armas, y aun cuando los traicione...

—No perderán del todo—dijo Sam.

Steve asintió.

—Eso está bien, pero, ¿cuándo atacamos? —dijo Thor y todos sonrieron.

—Muy pronto—contestó Carol y giró hacia su primo—, ¿nos ayudarás a coordinar desde aquí?

Steve asintió.

—Bien, empecemos a planear la misión.

***

******

Tony se estiró en el sofá de la oficina de Pepper. Estaba un poco molesto, sino es que mucho muy molesto. Por culpa de Thor y sus noticias, Steve se había quedado a trabajar en SHIELD durante la noche. Era un fastidio, odiaba dormir sin él en casa. Su consuelo era que, al menos, Steve no iría a la misión, se quedaría en casa, quizás en SHIELD, pero fuera del fuego cruzado. Pero eso no aliviaba ni remediaba su noche perdida.

—Qué cara de muerto tienes, Tony—le dijo Pepper desde su escritorio—. ¿No dormiste anoche o qué?

—Bien, no—contestó y suspiró al tiempo que ponía sus manos sobre su vientre—. Steve tuvo trabajo y se me han hinchado los pies. ¿Sabes? Esto del embarazo es una joda.

Pepper rió.

—¿Ah sí?

—Sí—Tony giró el rostro para verla—, no todo es miel sobre hojuelas. Te cansas más rápido; te da sueño; a veces, estás de mal humor; se te hinchan los pies; te dan ganas de ir al baño más seguido; y no hablemos de los gases.

—Basta, Tony, harás que no quiera tener hijos.

—Ah, eso no. Tienes que tenerlos, ya te lo dije.

Pepper meneó la cabeza sin apartar la sonrisa de su rostro, lamentablemente, no le duró mucho ese gesto, Sharon abrió la puerta de su oficina y entró.

El inesperado despertar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora