Venganza

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—Necesitamos hablar.

En cuanto escuchó eso, Carol suspiró y cerró los ojos. Estaba a nada de entrar una vez más a la sala de juntas; Thor había regresado y Fury parecía tener sus propias noticias. Por fin, parecía que podían avanzar en su misión y entrar en acción. Sin embargo, ahí, frente a la puerta de la sala de juntas, Rhodey la había detenido y obligado a voltear a verle.

—No es el momento, Rhodey.

—¿Cuándo lo será? —preguntó el coronel y se acercó un paso más, haciendo retroceder un paso, también, a Carol; y acorralándola, casi, entre él y la puerta—. ¿Estás saliendo con Sam? Porque hasta donde recuerdo, teníamos algo pendiente.

Carol se mordió el labio inferior. Se repitió que no era el momento para distraerse en esas cosas, se dijo que no podía perder el tiempo en ello, así que negó.

—Lo tratamos después—dijo e hizo amago de querer abrir la puerta, pero Rhodey le detuvo del brazo.

No le dijo nada, simplemente intercambiaron miradas y ambos supieron que lo que estaba pendiente, seguía pendiente y latiente. La distancia se acortó, pero antes de que fuera extinguida por completo, la puerta detrás de Carol se abrió y ambos se apartaron al primer chasquido de la cerradura.

Sam frunció el ceño, había sido él quien había abierto; había pensado que Carol ya se había retrasado demasiado, así que pretendía ir a buscarla... sorpresa.

—Los estamos esperando—dijo seriamente.

Carol y Rhodey asintieron. Entraron a la sala. Al sentarse, Carol intercambió otra mirada, ésta vez con Sam, y se dio cuenta que ahí también las mariposas hacían una revuelta en su estómago. Suspiró. Se dijo que tenía que concentrarse, que tenía que encontrar la manera de dejar de pensar en sus problemas personales. Y la encontró pronto, cortesía de Tony Stark.

—¿Qué tienes en el rostro, Steve? —preguntó al notar las líneas que cruzaban sus mejillas.

Steve frunció el ceño confundido, pero su mente hizo un rápido recuento. Con las prisas y la premura con la que habían hecho esa reunión, ni siquiera se le ocurrió mirarse en el espejo, ni  se fijó bien en el espejo retrovisor cuando conducía hasta ahí. Esos eran los bigotes de gato que, jugando, Tony le había pintado.

Sonrió, y con la palma de la mano intentó borrar las líneas, pero no fue tan fácil; la pintura ya había secado.

—Perdón—dijo al tiempo que alcanzaba su botella de agua y sacaba un pañuelo de su bolsillo—. Tony... estábamos hablando de la habitación de nuestros hijos y...Thor, ¿por qué no me dijiste nada?

Thor se encogió de hombros, simplemente, no se le había ocurrido. De hecho, ni siquiera se había percatado, pero eso no impidió que se riera ahora, junto con el resto, incluso, más estridentemente que los demás, quienes intentaron ocultar su sonrisa por respeto al capitán.

Carol sonrió y mientras su primo se quitaba la pintura del rostro, decidió comenzar a tocar el tema que los tenía ahí a todos. Comenzaron con Thor, quien confirmó la localización de la base, y dio datos sobre cuantos agentes había, así como de los accesos. Un trabajo muy completo que dejó impresionada a Carol. Cuando le preguntó cómo lo había hecho, Thor se había limitado a decir que se lo dijo un ave de su padre. Nadie entendió, pero no importaba, tenían que confiar en él. En seguida, Fury comunicó el reporte de Natasha y Bucky en Florida.

—Como lo habíamos imaginado, Víctor von Doom, gobernante de Latveria, asistió personalmente a la reunión con los agentes de Hydra; así que podemos decir que nuestra red de espionaje ha hecho su trabajo correctamente—eso último lo hizo con orgullo y mirando a Carol directamente, como diciéndole que SHIELD siempre podía arreglárselas sin que el ejército metiera sus narices—. También informaron sobre una posible reunión de éste con Iván Vanko.

El inesperado despertar a tu ladoWhere stories live. Discover now