Verdad

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Bucky arrastró los pies a través de su sala, tropezó con una botella y la escuchó rodar por el piso. Un gruñido se escuchó a su costado.

—Abre ya—era Sam, quien, desde el sofá, se cubría la cabeza con la manta.

Bucky refunfuñó, ¿por qué, carambas, siempre le tocaba abrir las puertas? Bostezó ampliamente, al tiempo que abría la puerta. Detrás de ésta estaba Steve con Doger sujeto de la correa.

—¿Estás listo?

—¿Para qué? —farfulló Bucky tallándose un ojo.

—¿Es hora de ir a correr?

Bucky lo miró como si estuviera loco.

—¿Estás loco? —decidió decírselo—Tengo resaca, Steve. ¿Qué tú no tienes sueño o algo?

—Nop—Steve sonrió—, tengo mucha energía.

—¿Por qué, carajos, tienes tanta energía?

—Porque estoy feliz.

Parecía que Steve quería llegar a algo, Bucky lo miró y bostezó de nuevo. ¿Por qué le hacían eso tan temprano?, cuando la mitad de su cerebro seguía inconsciente.

—¿Por qué estás feliz?

Sin embargo, a pesar de su entumecimiento, hizo la pregunta correcta.

—¡Porque voy a ser padre!

Bucky frunció el ceño.

—Steve, ya acordamos que no es lo mismo tener un perro que un bebé.

—No estoy hablando de Doger, Buck. Estoy hablando de un hijo, ¡voy a ser papá!

—¿Qué? ¿Con quién?

—¿Cómo qué con quién? ¡Con Tony!

—Pero no que...

—Steve, ¡ya lo sabes, ¿verdad?!—Natasha había escuchado el nombre de Steve, y bajó las escaleras casi corriendo. Bucky la miró desconcertado.

—¿Lo sabías? —Steve entró en la casa y recibió un abrazo de su amiga.

Doger aprovechó, se soltó de su agarre y corrió hacia la sala, sin dudarlo siquiera, se echó encima de Sam. La queja de éste se escuchó a lo lejos.

—Claro que lo sabía—le dijo Nat arrastrándolo a la sala— ¿quién crees que le acompañó al médico?

Sam se desperezaba cuando entraron, o más bien, intentaba quitarse de encima a Doger, que se empeñaba en cubrirlo de besos. También escucharon los pasos de Carol bajando las escaleras, ella se había quedado en el cuarto de huéspedes, y el alboroto la había despertado. Pronto, todos los presentes estuvieron enterados de la noticia.

—Esto hay que celebrarlo—dijo Carol, cuando abrazó a su primo—, creo que se te cumplió un deseo de cumpleaños.

Steve sonrió, simplemente no podía dejar de hacerlo.

—¿Y dónde dejaste a Tony?

—Durmiendo, no quise despertarle.

—Ah, pero a mí sí—refunfuño Bucky, aunque, en realidad, no era una queja en forma.

Nat rió.

—Te traeré café. ¿Alguien más quiere? —Sam y Carol levantaron las manos—Ven, futuro papá, ayúdame.

Steve le siguió hasta la cocina. Natasha puso la cafetera a funcionar, mientras Steve sacaba las tazas de la alacena.

—¿Estás contento?

El inesperado despertar a tu ladoМесто, где живут истории. Откройте их для себя