Strawberry Milk.

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Ganador 1er lugar; @SeveralMind ❤️
por favor mándame mensaje de la ship que quieras para el mini fic de 5 caps y para discutir ideas para dicho mini fic c: ¡felicidades!

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「 2018」

Hansol.

Aún queda en mi memoria como me llamabas forastero y vendías mandarinas.

Luego de haber visto como su hijo se iba con su enamorado a diferentes lugares, sintió que hacía lo correcto.

Haber vuelto a Jeju le recordaba en la época que hizo lo mismo que su hijo mayor Noah. Escapar de aquello que lo abrumaba, los trajes, calles llenas de gente, sonrisas falsas y amores que son obligatorios. Sinceramente estaba harto y recordaba eso suspirando profundamente.

El ver a Seungkwan parecido a cuando era joven era doloroso, porque sabia que era responsable de aquel dolor. Sabía que era responsable de aquel dolor que hoy en día lo atormentaba.

Simplemente lo que hacia ahí, sentado en la playa de el hermoso Jeju era recordar y apenarse por aquello que había hecho.

Vio recuerdos de cuando ambos jugaban como tontos en la playa, dando vueltas en la arena y salpicandose agua. Cuando jugaron aquel partido de béisbol y su Seungkwan tuvo que jugar porque faltaban personas.

Le dio igual los resultados, justos ahora ni se acuerda como fue, lo único que recuerda era como sus labios los formaba en un puchero, refunfuñando y diciendo que solo fue a ver a sus amigos, que realmente no quería y que no era bueno.

Era cierto.

Todavia recuerda las noches que esperaba a que Seungkwan entrara a la habitación y se ponían hablar horas por la ventanas, cada noche de su visita.

Recuerda todo eso, y encima recuerda las palabras que le escupió el padre de Seungkwan, diciendole que era un asco, por corromper a su hijo.

Se levantó de la arena y limpió sus pantalones del mismo. Camino con tranquilidad bajo la noche de de Jeju. Grabando todo nuevamente en su cabeza. Llegó a la casa de su tía, entrando directamente a la cocina, saludandola con un beso en la cabeza, abriendo el refrigerador y tomando un vaso para beber jugo de Mandarina.

Especificamente aquella mandarina que compró de Kwan. Suelta una risa algo triste, melancoholica y nostalgica, acordandose nuevamente de su juventud, como ayudaba a Kwan, rogandole que lo deje vender con él, sabiendo que su mejor amigo, Seokmin, estaba ocupado haciendo inventos y con un chico extranjero igual que él.

Sube a aquella habitación que le da nostalgia y recuerdos, como unos 20 años atrás, tenía un romance de película, riéndose como un bebé cuando le hacen muecas.

Recuerda esas mejillas sonrojadas y recuerda el sentir de aquellos abultados y esponjosos labios.

Abre la ventana, buscando aire, deja el vaso en el alféizar, toca todo lo que encuenta, cualquier textura, copiando los mismos movimientos cuando llegó, recordando el Coreano que había aprendido con su Abuelo materno.

Y ahí estaba.

Otra vez, aquella figura. Un pelo algo alborotado, arreglando aquel cuarto, sacando y limpiando cosas. Su corazón hizo un revuelo, golpeando con algo de fuerza. Ese sentimiento que no se alejó de él, aún cuando él si lo hizo.

Seungkwan entre tanto arrelgar, alzó su rostro, viendo como alguien lo observaba, con tristeza.

"Forastero" musitó.

"hola, Mandarina." Respondieron devuelta.

Hizo un puchero, lo mismo que hacía siempre. Lo ignoró. Dio una bocanada de aire y trató de hablar otra vez, pero se fijó que el Americano no estaba en la ventana, tampoco el vaso. Estaba cerrado. Oyó la puerta de su hogar ser tocada.

summer days • verkwanWhere stories live. Discover now