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Cuando luces así simplemente no puedo resistirlo. Y sé que a veces lo oculto, pero esta vez no puedo. Porque esto va a vencerme. Pero tú no me creerás. Créeme. Porque soy un tonto por ti. Y por las cosas que haces. Soy un tonto por ti 》

Fool for you - ZAYN.

Sentía cada tramo de piel en mi rostro tirante y reseco. Las lágrimas habían hecho su trabajo. Ahora a penas y podía mover mi cara. Mi cabeza estaba recostada en una de las almohadas de la cama del Tomy y mi cuerpo cubierto por sus sábanas. Él estaba recostado a mi lado, mirándome preocupado y tapándome a cada rato, como si temiese que muriera de hipotermia.

—Estoy bien... deja de mirarme como si me fuese a salir otra teta o algo
—susurré con dificultad, mi garganta estaba seca y me dolía mucho la cabeza.

—No te hagai la chistosita conmigo. Casi me dio un infarto al pene cuando te vi mal —comentó, pasándome una mano por la cara. Palpando mi temperatura. Llevaba horas así. Atento a cualquier cambio en mi rostro, desde que en la clínica me habían dejado salir. Una clínica de la que aparentemente se hizo cargo... el Alejandro.

Por lo que pude entender, me había dado casi una intoxicación etílica. Los chiquillos habían exagerado con eso, pero sí había llegado al centro de salud pa la caga. Me pusieron líquidos a la vena y me recomendaron medidas para eliminar todo rastro de alcohol en mi organismo. Tras unas horas de reposo, dejaron que me fuera. La cuestión es que en la clínica insistieron en llamar a mis papás, pero no se como chucha lo hicieron los chiquillos y se inventaron una historia para que me dejaran salir sin problemas. Además, de que el doctor que antes había conocido -cuando el papá del Ale estuvo hospitalizado- intervino diciendo que solo me había puesto mal porque mi cuerpo había rechazado el alcohol de forma brusca y que con reposo y una resaca feroz, se me pasaría. El ser mayor de edad ayudo bastante. Estaba sumamente avergonzada, hueón. Estaba hasta la mierda de vivir con las constantes mentiras hacia mis viejos. Eso no estaba bien.

—Dime que paso —pedí, volteándome para mirar a mi amigo.

La resaca estaba haciendo todos sus efectos. Tenía mucha sed. Me dolía la cabeza, en realidad, todo el puto cuerpo me dolía. Había logrado dormir algunas horas. Al parecer, ahora eran como las once de la mañana. Cuando le pregunté al Tomás por mi mamá (porque yo le había dicho que llegaría tarde a la casa), me respondió que le había mandado un WhatsApp desde mi celular pidiéndole permiso para quedarme con él.

—Solo... me acuerdo de haberme ido arriba porque había tomado mucho. Y antes de que me digas que fue culpa del Joaquín, no lo fue. Yo le quité los vasos con esa huea fuerte y después comencé a sentirme como el pico —continué. Recordé al Joaquín intentado de quitarme los vasos, de llevarme a la pieza y luego del Tomás pegándole mientras el Carlos me sujetaba el pelo. No tenía intenciones de defender al hueón, pero tampoco merecía ser culpado de algo que no hizo. Abrí mis ojos como platos —¿Le sacaste la chucha al rusio, hueón? ¿El Carlos me estaba animando a guitriar? Conchetumare.

El Tomás suspiro, poniéndose el antebrazo sobre sus ojos.

Seguramente estaba cagado de sueño... me estuvo cuidando toda la noche. Sobándome la espalda, mientras yo lloraba por todo lo del... Ale. Ni siquiera quería recordar todo lo sucedido. No quería que eso se colara en mi cerebro, o me rompería otra vez.

—El Carlos fue a buscarme porque los vio irse a las piezas. Me dijo que te había visto bastante cura y que quizás necesitabas mi ayuda. Fuimos y pillamos al culiao del Joaquín sosteniéndote en la cama —explicó, buscando mis ojos. Yo asentí, escuchándolo atenta —Y puta hueón, pensé lo peor. No se de donde chucha saqué las fuerzas, pero le saqué la conchetumare. En eso, tú empezaste a vomitar y al final te llevamos al hospital. Estabas como ida, hueón. No reaccionabas. Cuando te estábamos llevando al auto del Rigo... —tragó saliva y cerró los ojos —... apareció el Alejandro. Tú ibas inconsciente y bueno... digamos que se volvió loco. Te tomo en brazos y te saco casi corriendo mientras pedía explicaciones. La culia de la Jazmín le dijo que estabas con el Joaquín. ¿Cómo mierda sabía eso ella? Si se supone que venía llegando... —se tocó la pera, pensativo —La huea es que la Karen le mando un aletazo bien mandao y la hueona se calló. El Ale no sé... pero venía como mal. La cosa es que, aun así, te saco en su auto y lo seguimos hasta acá. No se despego en todo el rato hasta que tú lo echaste. Ni siquiera nos escuchaba a nosotros. No sabe lo que paso en realidad, hueón. Cree que estabai con el rusio culiao. Y no, no me arrepiento de haberle sacado la chucha. Se lo merecía por tanta huea que ha hecho.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora