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El Joaquín me chanto un beso. Sus labios estaban presionados contra los míos, sus ojos cerrados y el calor emanando de su cuerpo. Me quede estática, sintiendo como su boca trabajaba contra la mía. Siendo testigo de cómo él parecía disfrutar del contacto.

—¿Qué chucha, Joaco? —pronuncie, apartándome apenas reaccione. No me esperaba esta huea.

El rubio pareció confundido. Sus cejas se fruncieron y me soltó.

—Parecías quererlo también —dijo, con seguridad. Haciéndose el ofendido.

¿Qué? ¿Qué yo quería? ¿Qué mierda?

Exhale con fuerza. Me pare de la banca, alzando mis manos al cielo.

—¿Qué? ¿Estai loco? Yo no esperaba que me chantarai un beso, hueón. Pensé que éramos amigos —reclame, con mis ojos abiertos como platos. El Joaquín aún seguía sentado, viéndose ajeno a mis nervios —Tú dijiste que yo no te gustaba.

Su ceño se profundizo, levantándose para quedar a mi frente. Di un paso atrás.

—Yo nunca dije que no me gustabai, hueón. Dije que le dijeras al Alejandro que no se preocupara. Pero ya pico.
—encogió sus hombros —Me gustai. ¿Qué queri que le haga? —soltó, entre dientes y mirándome con enojo.

Hice una mueca.

¿Ahora como mierda le iba a explicar esto al Ale? Se iba a enfurecer, diciéndome que él ya me había dicho que le gustaba al Joaquín. Por la chucha.

No le digas, ahueona -dijo, mi subconsciente.

Tengo que ser honesta, conchetumare. Lo mío no son las mentiras. Ah.

—Pero hueón... —me toqué la frente, observando a una pareja de casados que trajo a sus hijos a jugar, viéndonos con diversión —No puedo gustarte. Erai mi amigo, po. Yo estoy con el Ale. Yo te veo como...

—¿Cómo un amigo? —me interrumpió, riéndose secamente. Dio un paso hacia mí —No seai mentirosa, Tamara. Si yo no te buscara no me pescarías porque mi amistad no la querías —continuo, con la voz teñida de reproche. ¿Qué versión del hueón simpático era esta, loco? Inhale, viendo como sus facciones parecían más toscas —Cuando tú me buscaste, fue porque no estabas con el Alejandro. Porque yo te gustaba. Porque estabai dispuesta a cagarlo conmigo. Tú no lo queri, hueón —sus manos me tomaron con fuerza de las caderas. Llena de rabia, traté de apartarlo, pero sus dedos me presionaron con fuerza —Tú solo eres la mina que por ser bonita cree que puede tener a todos los culiaos del liceo. Y el Ale era uno de ellos ¿cierto? El culiao más encachao del cuarto A
—sonrío con rabia. Mis ojos estaban abiertos como platos soperos, hueón
—Date cuenta quién vale la pena, cabrita. No seai ciega.

Mis mejillas ardieron. ¿Qué mierda se creía este hueón? La desilusión se coló por mi organismo. De verdad, pensaba que este mino era una buena persona. Que podía ser mi amigo. Al menos que lo fue, bajo una máscara de amabilidad.

—¡Suéltame, hueón! —grité, empujándolo con fuerza. Él dio unos pasos hacia atrás, casi perdiendo el equilibrio —Eri un culiao doble cara. Pensé que de verdad éramos amigos. Y estai muy equivocado al pensar que me gustabas, hueón. El único que me gusta, el único del que estoy enamorada es ese culiao encachao del cuarto A —cité sus palabras, lanzándole una mirada llena de desagrado —No te quiero ver ni en pintura, culiao. Quédate con tu caga de disco —le tiré la bolsa, dándole la espalda llena de furia y adrenalina.

Ni siquiera lo miré, cuando me gritó:

—¡Algún día te vai a dar cuenta de lo ahueona que estai siendo!

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Where stories live. Discover now