32

6.9K 322 54
                                    


Alejandro

El pelo ondulado de la Tamy se desparramaba por la almohada azul del colchón inflable. Sus labios mullidos estaban separados y sus largas pestañas oscuras parecían rozarle los cachetitos.

Mi cachetitos… verla dormir me daba una paz que nunca antes había sentido, hueón.

Hace menos de media hora que yo había despertado y desde ese momento no he podido dejar de mirarla. Me sentía como un hueón psicópata y a la vez uno de esos minos enamorados que aparecían solo en películas románticas. Ella me hacía ponerme como un hueón romántico… y la verdad es que, no me quejaría.

—Sé que estas mirándome…

Mi corazón se aceleró un momento. Ella estaba sonriendo. Había despertado. La pegue más a mí, intentando de disimular ciertas partes en mi cuerpo que también habían despertado al verla solo en calzones por la mañana -ella decía que eran shores, pero para mí eran calzones-. La Tamy se pegó a mi cuerpo sin importarle nada. O quizás no cacho…

Yo sonreí, pasándole mis manos por la cintura. Ella se acurruco aún más, extendiendo sus manos en mi pecho.

—¿Cómo dormiste, cachetitos? —le pregunté.

Sus ojos seguían cerrados, cuando mis dedos se pasearon por su pelo. Puta, que me encantaba, hueón. Suspire.

—La raja —respondió.

Su pierna se enganchó en mi cadera. Como era un pervertido culiao y ella era mi droga, deje que mi pelvis se pegara a ella, no más. Sus ojos se abrieron con sorpresa. Me reí.

—¿Tú como dormiste?

—Maravillosamente —dije, estirándome.

La sabana se bajó, dejando al descubierto mi estómago. La vi enfocar sus ojos allí. Antes de darme cuenta sus dedos estaban paseándose por mi tatuaje. Quise maldecirla por hacer esa huea… o comérmela a besos. Su contacto me ponía mal, conchetumare.

—Me encanta tu tatuaje…
—comento, analizando fijamente el recorrido de sus dedos.
Yo miraba, también.

—Ven… dame un beso —la empuje hacia mí.

Ella negó, riéndose. Me dio la espalda intentando ser juguetona, pero su error fue que al darse vuelta su culito quedo a mi vista. Y ella solo tenía su short y mi camisa…

Toda una revolución se apodero de mí.

—No me des la espalda —envolví su cintura, desde atrás.

La Tamy se río, le comencé a dar besos en la mejilla hasta que su boca colisiono con la mía. Separé sus labios, recorriendo su piel con mi lengua. Instantáneamente todo se puso caliente, no procese el segundo en que se sentó sobre mis muslos. Pasee mis manos por sus piernas mientras ella me acariciaba la espalda.

—¡Tamara ven a tomar desayuno, hueona que…! ¡No, conchetumare!

La carpa se abrió y el Tomy estaba ahí. Nosotros nos separamos más rápido que la chucha. Él se tapó la boca, sin embargo, se reía y nos miraba con ojos inmensos. Me recordó a esas caricaturas culias que sacaban todos los ojos cuando se asustaban. Ni siquiera cerró la carpa. Sino que se quedó ahí mirándonos.

—¡Basta, hueón! ¡Quiero sacarles mil fotos y subirlas a una página caliente de Tumblr lo juro! —dijo. —Oh, conchetumare. Esta huea no la supero ni en mil años.

—¡Tomás culiao, cierra la carpa!
—grito la Tamy, indignada.

Su amigo no aguantaba la risa, pero finalmente cerro lo carpa. No sin antes meter su cabeza por una rendija y decir:

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Where stories live. Discover now