🌟|•Capítulo final•|🌟

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Suspiro con cansancio apoyando mi cabeza del reconfortante hombro de Alexander, mientras estamos sentados alrededor de su ataúd..., del ataúd de Joshua.

Aquella horrible noticia nos había devastado por completo, nos había destruido por pedazos..., ni siquiera hay palabras para poder describir de forma acertada lo que estoy sintiendo en este momento y fue un escenario tan brutal que cambió nuestras vidas para siempre..., en especial, la vida de Axel, que no solo había perdido a su mejor amigo; Axel había perdido a un hermano..., a la única persona leal sin vínculos sanguíneos que tenía en su vida.

Los tramites funerarios fueron realizados por Chantal y la ceremonia había estado «bien», podría utilizar otras mil palabras para referirme a dicho suceso, pero es imposible que lo califique de otro modo o que lo adorne con adjetivos «agradables» cuando lo cierto es que me siento rota en este momento..., tan rota como Alexander, que había tenido varias crisis nerviosas luego de su muerte.

«Dos horas antes del incidente»:

—Alex —susurré su nombre dentro de la comisaría.

—¿Uhm? —Me respondió con los ojos fijos en el muro color beige que había frente a los dos con innumerables fichas de las personas desaparecidas en los últimos meses—. ¿Qué pasa?

—Tú... —dije nerviosa, retorciéndome los dedos frente a la acosadora mirada de uno de los oficiales, que tecleaba porquerías en su monitor—. ¿Crees que Josh esté muy mal...? —Mordí mi labio inferior, temiendo por su repuesta.

Axel solo suspiró..., y luego bajó un poco la cabeza, observando mis manos temblorosas, y luego las suyas..., demasiado tensas. Al notarlo se acercó y tomó las mías, tratando de reducir los temblores. Eso me hizo sentir más tranquila.

—No —respondió sin mirarme a los ojos, entonces supe que me estaba mintiendo.

Habían pasado horas desde que salimos de mi casa y no habían dicho nada sobre el estado de Josh..., y tampoco nos dejaban abandonar la comisaría. El simple hecho de que todo el mundo estuviera guardando silencio era una clara respuesta para mi angustiante pregunta.

—Él va a estar bien... —decía tratando de convencernos a los dos. Tratando de amortiguar nuestro dolor—. ¿Cierto? —Pero ni siquiera era capaz de convencerme a mí misma. Él solo asintió, luciendo temeroso e igual de desconfiado.

—Sí —Me dijo.

—¿Lo prometes...?

Él me miró de reojo, apretando mis manos con más fuerza, pero no tanta como para lastimarme. Era la primera vez que le pedía que me prometiera algo..., y vi cómo la duda atravesó sus ojos de manera fugaz.

Entonces susurró:

Estrellita... —Sé que fingió ser fuerte para mí—, por más que queramos, habrá muchas cosas en la vida que no podremos decidir. Vivimos en un mundo de constante caos y movimiento; el caos y el movimiento atraen los cambios..., y los cambios..., el dolor. No puedo prometerte que todo estará bien, porque ciertamente no lo sé, pero sí puedo prometerte que pase lo que pase no voy a dejarte sola. Yo siempre estaré contigo.

—Lo sé, Alex..., yo también...

—Ya lo sé. ¿También puedo pedirte algo?

—¿Qué cosa?

—Si a Josh le pasa algo..., voy a estar muy mal; supongo que ya lo sabes. ¿Podrías, por favor, no abandonarme...?

—Bien sabes que no lo haré...

—Es decir..., eres libre, pero no te vayas.

—Entonces no soy libre... —Me mofé, a pesar de los nervios.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora