🌟|•Capítulo 20•|🌟

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Justo ahora estaba en uno de los momentos más molestos de mi vida, y eso que mi vida se había basado en momentos de molestia

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Justo ahora estaba en uno de los momentos más molestos de mi vida, y eso que mi vida se había basado en momentos de molestia.

La sonrisa torcida de Felipe y su mirada burlona, hicieron que la sangre hirviera dentro de mis venas, así que lo fulminé con la mirada y me puse de cuclillas apunto de limpiar el desastre que había hecho cuando algo paso por mi mente.

Miré a Emily sonreír con malicia antes de salir de la cocina y bufé.

—¿Sabes qué, Felipe? ¡Límpialo tú! No tienes vergüenza —lo miré nuevamente y le lancé el trapo a sus manos para que lo hiciera.

Hace más o menos cinco minutos está sentado en los taburetes de la cocina de mi casa, sin importar cuantas veces lo eché. Y no porque soy maleducada o grosera, sino porque él es insoportable y aparte estaba aquí porque no quería formar parte de la conversación que tomaba lugar en la sala, pero justo ahora preferiría eso a estar a solas con este idiota.

Felipe volvió a sonreír de costado.

Se agachó y comenzó a limpiar el jugo de naranja que derramó mientras yo recogía los cristales.

—¿Qué tanto me ves? —preguntó burlón y me giré ignorándolo, para llevar los cristales a la basura.

Cuando me di la vuelta estaba mirando bajo la mesa como si se le hubiera perdido algo. Fruncí el ceño.

—¿Qué buscas?

—Mi vergüenza —dijo indignado—. Gracias a ti me di cuenta que hace años la perdí. ¿Acaso no puedo?

Me quise reír, pero solo rodé los ojos.

—No tengo tanto tiempo conociéndote, y ya declaro que eres un idiota.

Él se río. Linda risa; por cierto.

—¿Gracias? —elevé una ceja—. Lo siento estoy muy nervioso.

—Fue todo menos un cumplido —me apoyé contra la puerta esperando que termine—. Muévete, no tengo todo el día.

Ahora fue su turno de rodar los ojos.

—Eres tan aburrida...

—Sí, gracias.

—Fue todo menos un cumplido —me regresó mis palabras y enarqué una ceja.

—No te hagas el gracioso y termina con eso, nos están esperando.

—No le faltes al respeto a tú tío —comentó con burla mientras lanzaba el paño a la meseta y se lavaba las manos en el fregadero.

—Si... Que miedo me das Felipe.

Salí de la cocina seguida por él y cuando llegamos a la sala de estar donde se encontraban mi mamá, mi papá, Jazmín, mi abuela y mi abuelo, todos nos miraron expectantes a ambos. Elevé ambas cejas confundida, mi tía Elianna, Emily y Lowly acababan de salir y estaban sentadas en la terraza mirando la lluvia, pues ambas sentían que no debían estar presentes, y realmente así era.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Where stories live. Discover now