🌟|•Capítulo 47•|🌟

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Lamentablemente, para muchos, la vida continúa luego de una perdida tan definitiva

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Lamentablemente, para muchos, la vida continúa luego de una perdida tan definitiva.

Nos adaptamos a vivir entre el montón, pretendiendo que todo está bien, aunque nos estemos resquebrajando de forma pausada y tortuosa.

Nadie lo nota.

Nadie es capaz de comentarlo y es probable que muchos no quieran aceptarlo, pero la realidad es que nadie se preocupa por nadie y todos debemos fingir y continuar.

Todos están tan preocupados por sí mismos que no se fijan en lo que ocurre a su alrededor, se olvidan de lo importante que es lo que los demás están sintiendo y aquí es cuando se pierde la empatía.

La escuela ya no era ese lugar despreciable al que estaba obligada a ir, digo, sí estaba obligada, pero ya no era tan despreciable.

Yo había cambiado demasiado, ya no era esa niña que se escondía durante el almuerzo en la biblioteca para no tener contacto con sus compañeros, ni esa que estaba vergonzosamente enamorada del capitán del equipo de baloncesto, que era novio de su hermana y que justo ahora está sentado detrás de mí.

Yo ya no era esa persona.

Luego de aquella noche que estuvo en mi casa no dio más señales de vida, lo cual fue exquisitamente delicioso y no me malinterpreten, no quiero que se muera ni nada, pero compartir aire con él era algo demasiado incómodo y extraño.

Que la persona que fingió quererte durante meses llegue de repente a tu casa, te abrace y te diga cosas que son —aunque me duela admitirlo—, manipulables, es algo que no había experimentado antes, así que no sabía cómo actuar.

Después de ese día mi visión sobre él quiso cambiar, pero cada vez que recordaba lo que me hizo mis sentimientos retrocedían. No quería verlo.

A ver si me doy a entender: El chico lindo del colegio, el que te gusta, el primer día de clases se acerca a ti, haciéndose pasar por buen chico —de esos que no rompen ni un plato—, tú a pesar de estar completamente sorprendida le sigues la conversación y mientras más pasa el rato más te gusta, pasa el tiempo y ese chico se convierte en tu persona favorita y poco después en tú novio, y de repente está sentado en el comedor de tu casa presentándose como el novio de tú hermana rompiéndote el corazón. Comienza a hacer cosas desagradables para hacerte sentir mal contigo misma —consiguiéndolo—, y cuando menos te lo esperas se para en la puerta de tu casa abrazándote y casi llorando en tu hombro.

Parecería una broma, ¿No? Casi fantasía.

Ese es el principal motivo por el que no quiero verle, no quiero sentirle cerca y no quiero escucharle. Aunque, por otro lado, sí quiero hacerlo, porque después de todo lo que había pasado aun quería tener fe en él.

—Biangelis, ¿Podrías explicar lo que acabo de decir? —las palabras del profesor Wallace hacen que salga de mis pensamientos y que pose mi mirada en él, sólo para darme cuenta de que no tenía la menor idea de lo que hablaba.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Where stories live. Discover now