🌟|•Capítulo 23•|🌟

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La vida después de Josh continuaba, y di fe de ello cuando en la escuela el martes en la mañana me designaron un trabajo grupal de biología; y mis compañeras no eran nada más y nada menos que Joeannie Davis, Emily Blaire y gracias al cielo, Priscilla

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La vida después de Josh continuaba, y di fe de ello cuando en la escuela el martes en la mañana me designaron un trabajo grupal de biología; y mis compañeras no eran nada más y nada menos que Joeannie Davis, Emily Blaire y gracias al cielo, Priscilla.

Y de las mencionadas solo con una me llevaba bien.

Joeannie era una prepotente orgullosa amiga de Jazmín y Emily, ni siquiera sabía cómo describirla, tenía la apariencia de una persona sensible, pero cualquiera que la conociera bien sabía que no era el caso.

Aquella mañana el cielo volvía a ser azul y mientras designaban los temas yo solo pensaba en el extraño sujeto con el que me había encontrado el día anterior en el centro de rehabilitación, mi madre había dicho que no trabajaba nadie con el nombre de Chantal en el edificio, pero el hombre parecía convencido de que así era.

Mordí mi labio al tiempo que escuchaba la voz de Joeannie.

—Nos juntaremos hoy en mi casa.

Esa clase también la compartía con Felipe, pero él se sentaba en al final del salón ignorando a todos con unos audífonos, Felipe era un muchacho inteligentísimo, solo que nunca hacía nada.

—Está bien, ¿Nos vemos a la salida? —cuestioné a la pelinegra que estaba en el asiento del frente, últimamente la había visto relacionarse mucho con Nicole, quien no había tenido más opción que socializar luego de que Axel y Josh dejaran de venir a la escuela.

Tenía la suerte de que mi mamá me había levantado el castigo el día anterior, asegurando que solo había ido a dormir, lo cual era lógico, pues no tenía más nada que hacer allí.

Yo ni siquiera había comido el día anterior, inmediatamente llegué centro de rehabilitación, me quedé dormida.

—Por mi está bien —aseguró Emily y Priscilla simplemente asintió, al tiempo que alguien tocaba la puerta del salón.

Mi corazón latió con fuerza cuando vi a un chico rubio con ojos verdes parado en el umbral.

Eidan.

—Biangelis Collings, te llaman en dirección —dijo él entregándole la ficha color verde a la profesora, que luego de designar los grupos se había dedicado a utilizar su celular.

—Es para ahora —me comentó la castaña mirándome detrás de sus lentes con marco cuadrado en color rojo.

Resoplé comenzando a recoger mis pertenencias mientras era observada por todos en el salón, mis días de invisibilidad oficialmente habían terminado.

Mis ojos se fueron hacia Felipe quien curiosamente se había sacado los audífonos y me miraba confundido, me encogí de hombros.

—¿Qué sucede? —pregunté al muchacho cuando estuvimos solos en el pasillo, evitando mirarlo.

—Tal vez... Estemos en problemas, Bian.

—Debe ser una broma —lo miré horrorizada—. ¿Esto te incluye?

Los ojos también mienten © #1 [✔]Where stories live. Discover now