🌟|•Capítulo 16•|🌟

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—Te estoy esperando con Alex en el parque —la voz de Josh sonaba con intensidad del otro lado del celular mientras yo caminaba por la acera en dirección a verlos

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—Te estoy esperando con Alex en el parque —la voz de Josh sonaba con intensidad del otro lado del celular mientras yo caminaba por la acera en dirección a verlos.

Iba más rápido de lo que habría ido en otro momento de no haber estado siendo atacada por cierto castaño.

—Josh, ya deja de llamarme, estoy a solo una calle de allí, ¿Por qué eres tan impulsivo? —farfullé—. Deberías ser más paciente.

—Solo ven, no me gusta esperar.

—Si... Eso ya lo noté.

—A ver, Lis... Ya tengo aquí 5 minutos, ¿No he esperado demasiado? Si no fuera tan importante me habría ido hace diez.

—Pero solo llevas allí cinco minutos.

—¡Exacto! Date prisa.

Y colgó.

Suspirando cruce la calle para subir corriendo las escaleras del pequeño parque.

Cuando llegué me di cuenta de que ambos iban vestidos en su totalidad de negro, dándoles un aire de chicos problemáticos. Josh me estaba esperando sentado en el borde del respaldo de la silla con sus pies en el asiento, mientras que Alex estaba a su lado sentado junto a sus pies con un cigarrillo entre sus labios, su mano en el brazo del asiento y una caja negra en una de sus piernas.

—Eso va a matarte —le dije a Axel llegando hasta ellos.

—Si no me mató ese accidente menos me va a matar este palito —relamió sus labios y volvió a llevarse el cigarro a ellos.

—Ese palito con cada chupada te quita media vida —diferí y él sonrió volviéndolo a sacar de sus labios.

—Esto no se chupa —vi como alzó sus cejas por debajo de sus gafas de sol con diversión—. Así que, mientras no sepas como se usa un cigarrillo no voy a tomar tu opinión en cuenta.

Rodé los ojos.

—No comiencen, por favor —suplicó Josh cogiendo sus manos apoyadas en sus rodillas—. No la estuvimos esperando por ocho minutos solo para que al llegar comiencen a discutir sin siquiera haberse saludado.

—Hola, Lis... —saludó Axel con una sonrisa burlona. Me quedé callada poniendo los ojos en blanco—. ¿Ves? Ella es que comienza, yo la saludo y se queda callada.

—Ustedes dos no tienen remedio —farfulló el muchacho y la forma en que se removió en aquel instante el árbol sobre nuestras cabezas me hizo darme cuenta de que llovería; y mucho.

—Ven aquí —me llamó Axel apagando el cigarrillo lanzándolo lejos.

—No me llames como si fuera tu mascota, ¿No tienes nada que decirme? —me crucé de brazos parada frente a él.

—De hecho, tengo mucho que decir, pero encuentro pocas las maneras de hacerlo.

—¡A ver! Iré al auto mientras le dices eso que no quieres que sepa, pero que igual terminaré sabiendo porque soy tu mejor amigo y el único amigo de ella.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant