🌟|•Capítulo 49•|🌟

146 15 5
                                    

Lo primero que sentí, fue rabia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo primero que sentí, fue rabia.

Ella había escrito cosas que no sólo me incluían a mí, sino también a Felipe, a Jazmín y a mis abuelos:

Los Collings-Andruel
ocultan cosas.

¿No es así Jazmín?

¿No es así Felipe?

Sabemos su secreto.

Ya sabemos que son primos, que tu abuelo es un infiel y tu abuela una cornuda.

Mi segunda reacción fue unas intensas ganas de llorar.

Una cosa era que se burlara de mi o que me amenazara, otra que divulgara las cosas de mi familia como si fueran un espectáculo público.

Primero había sido mi relación con Eidan, lo cual no había sido culpa suya, pero era igualmente una humillación.

Ahora la intimidad de Felipe y de mi familia.

Un poco frustrada comencé a buscar su cabellera rubia y sedosa por el comedor, intentando encontrarla para deshacerme de esas ganas tan extremas que de pronto tenía de pegarle, pero a pesar de la minuciosidad con la que escruté la sala no la encontré por ningún rincón. Todos me observaban expectantes, como si fuera una bomba de tiempo a la que sólo le quedad diez segundos.

No di con ella, no obstante, sí encontré otro volante.

¿Alguna vez han escrito un diario, o algo sumamente privado que hubieran deseado que nunca nadie leyere?

No era mi caso, pero se le acercaba.

Cuando tenía quince años me di cuenta de que no tenía ningún plan para la vida, que mi mundo se resumía a la simple existencia y ahí fue el momento justo en que comenzaron mis problemas con el universo y el caos.

No conforme con saber que, si bien somos efímeros no debemos culminar con nuestra verdad, me decidí a adquirir un propósito que me satisficiera tanto a mí como a la humanidad.

Así que hice una larga lista de cosas que quería hacer.

Cosas estúpidas que demostraban qué tan cegada estaba, o mejor dicho qué tan tonta era.

O soy.

Como dicen por ahí, si quieres conocer a tu enemigo busca debajo de su cama, en mi caso, debajo del colchón.

Ahí, justo en ese estúpido lugar se encontraba la lista de aspiraciones:

#1: Encontrar el amor.

Con esto la encabezaba... Seguida de ser dueña de un museo en el que pueda mostrar al mundo mis esculturas de cartón, barro o arcilla, aquella pasión que tenía descuidada.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora