🌟|•Capítulo 52•|🌟

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Llegar a mi casa con un nudo en la garganta tal vez fue mi castigo por quererlo tanto y por darle la oportunidad de ser el dueño de la comprensión de mi caos interno

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Llegar a mi casa con un nudo en la garganta tal vez fue mi castigo por quererlo tanto y por darle la oportunidad de ser el dueño de la comprensión de mi caos interno.

No obstante, a pesar del dolor, continuaba sin arrepentimientos y ese quizás es el defecto de nosotros los enamorados. Amamos con todo el corazón aun cuando hemos sido agrietados.

—Iré a mi habitación —dice Jazmín cuando ambas estamos en el pasillo—. Preferirás leerlo sola.

No digo nada y abro la puerta de mi cuarto. No había nadie más en la casa, mis padres habían salido. Eran las nueve de la noche de un jueves cualquiera, pero nada dentro de mí parecía estar bien. Había visto a quien consideraba, como poco, el dueño de mis anhelos besarse con su ex novia justo a una semana de una pérdida tan dolorosa. Todo estaba mal.

Me siento en la cama y miro el cuaderno sobre el colchón. Temerosa.

Vuelvo y lo tomo.

Con inseguridad lo abro en la primera página, donde siguen estando los mismos nombres que la primera vez que lo observé.

Chantal, Leticia, Manuel, Jazmín y Josh.

Entonces lo abro en la mitad.

¿Por qué alguien comenzaría a escribir en medio de un cuaderno teniendo todas las hojas disponibles?

Quizás porque la mayoría sólo nos fijamos en el principio y el final de las cosas, nunca en el interior, quizás alguien que no quería ser descubierto.

Enfoqué mis ojos en la hoja en la que comenzaban las palabras y fue cuestión de un segundo para que me diera cuenta de que se trataba de nada más y nada menos que un diario de hace 19 años.

Enfoqué mis ojos en la hoja en la que comenzaban las palabras y fue cuestión de un segundo para que me diera cuenta de que se trataba de nada más y nada menos que un diario de hace 19 años

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Chantal A.

15 de noviembre de 1983.

Todo pudo comenzar aquel día en que nacimos, noviembre del 66, pero la realidad es que no es así. Comenzó por un chico. Un chico que a pesar de ser el más encantador separó una familia y dividió a dos hermanas.

En algún momento nos amamos profundamente; diría sus nombres, el de los dos y el de todos los que forman parte de esta trágica historia, pero me da miedo que estas palabras caigan en las manos equivocadas, porque van dirigidas específicamente a una persona, alguien que está en mi vientre justo ahora, porque me enamoré. Mi alegría y también la de su padre.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Where stories live. Discover now