🌟|•Capítulo 48•|🌟

153 14 0
                                    

—Josh, no creo que sea una buena idea

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Josh, no creo que sea una buena idea.

Eso es obvio, si alguien como Josh te da una sugerencia tú no la tomas, tú dices "no" y corres lo más rápido de él que la vida te lo permita.

—Relájate —murmura Alex a mi lado, pero sabía que él simplemente lo decía para no burlarse de mí, podía sentir la risa escondida tras esas palabras.

Tomo una fuerte respiración ignorándolos a ambos.

—¿Nunca lo habías hecho? —pregunta Josh con cara de sorpresa sacándome de mi área de confort.

—Pues... Sí, pero nunca en un lugar tan elevado.

—¿Entonces? Sí sabes. Tú cálmate. Es una tontería, además... Dijiste que querías aire, ¿Cuál mejor que el de una bicicleta?

—El del carro... —le sugiero.

Su mano se impacta contra mi cabeza con suavidad, pero igual consigue dolerme.

—No me contradigas.

—Josh, si no quiere déjala tranquila —le reclama Alex con voz autoritaria y cuando veo que está apunto de enojarse tomo otro respiro, asintiendo.

—Bien, lo haré —digo empuñando bien las manos—. A las 1...

Miro la gran colina por la que pensábamos bajar, hace más o menos ocho años que no utilizo una bicicleta y que el lugar sea tan elevado, que esté con Josh y que todo esté rodeado por montones de hojas secas entre tonos rojos, marrones y anaranjados no me ayuda en lo absoluto.

—A las 2... —continúa Josh incitándome a avanzar.

—No, no, no... Esperen —los detengo mirándolos preocupadas y Josh suelta un suspiro poniendo los ojos en blanco—. ¿Y si me caigo?

Él parecía estar harto de mí.

—¿Vas a empezar otra vez? —cuestiona cruzado de brazos aun sentando en la bici de color negra, parecía un niño rata con esa camiseta blanca de virus con gafas—. Si te caes, te levantas... O sea, no vas a pasar del suelo.

Alex soltó una risa sosteniéndose del manubrio de la bicicleta y los miré de mala manera a los dos.

—Ignóralo —puso su mano en mi timón—. ¿Bien? Escucha... —exigió mi atención—. ¿Ves ese señor de allá? —señaló hacia debajo de la colina al hombre que nos había alquilado las bicicletas y le asentí—. Ya nos está mirando raro y probablemente es porque tenemos quince minutos intentando bajar por una barranquita. ¿Vas a despreciar la oportunidad de caerte de una bicicleta?

—¿Puedo...?

—Ya me tienes inquieto —suelta Josh mirando al cielo azul—. Si no baja la tiro —desvía sus ojos a Alexander.

—De acuerdo, ya lo haré, no te enfades —lo miro mal.

—¿Y qué estas esperando? —pregunta soltando los brazos y estirándose para coger el timón de su bicicleta—. Bajaré primero. Así si te caes no te veré y no me podré reír de ti.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora