—Claro, si quieres pasar tus vacaciones trabajando—dijo éste encogiéndose de hombros.

—Steve—Tony frunció el ceño y se giró para mirarle con reproche.

Steve le devolvió la mirada extrañado, pero era tarde parta cualquier reclamo, Wanda ya rodeaba la cerca para entrar al jardín.

Tony se encasquetó la gorra y recogió del pasto, ahora salpicado de pintura, la brocha, dispuesto a medias a seguir con su trabajo. Habría preferido pasar la tarde con Steve a solas, por supuesto. Se había dicho que no haría caso a las palabras de Bucky, que aquella niña era sólo eso, una niña; y que él no tenía que ponerse celoso porque, después de todo, Steve era algo así como un amigo... con ciertas concesiones. Porque Tony Stark no estaba enamorado, no, Steve le gustaba, pero de ahí a estar enamorado...

—Steve, ¿cómo se enciende?

Tony volteó. Steve había ido por una gorra nueva, y también había sacado la podadora de la cochera; y ahora le daba instrucciones a Wanda para usarla. Tony apretó los labios. Esa era una podadora estándar, era muy sencilla de usar, bastaba con encenderla, pero claro que la idea de aquella niña no era aprender a usarla, era retener lo más posible a Steve junto a ella.

—¡Steve!—gritó y llamó así su atención— Creo que quiero mejor esa gorra.

—¿Qué dices, Tony?—Steve rió, y caminó unos pasos hacía él.

—Steve—Wanda le sujetó del brazo—, ¿sólo tengo que empujarla?

—Steve—Tony dejó caer la brocha dentro del bote de pintura y avanzó hacia ellos—, cámbiamela, anda. Te doy un beso.

Una vez más, Steve sonrió e hizo por terminar de cerrar la distancia entre ellos, pero la mano de Wanda le apretó el brazo.

—Steve, enséñame como la conduzco.

Tony suspiró exasperado.

—Creí que sabías cortar el césped—le dijo—; esa es una podadora de lo más fácil de usar. Yo te puedo enseñar.

—No quiero que tú...

—Steve está arreglando la cerca—para cuando dijo eso, ya había alcanzado a Steve, o para ser más exactos, el torso de éste, en el cual había apoyado las manos—¿ Verdad?—eso último lo dijo, levantando la vista hacia éste, sonriéndole coqueta y dulcemente.

Steve, como un bobo, le sonrió de vuelta, completamente embelesado.

—¿Prefieres esta gorra?—le dijo al tiempo que amagaba el quitarsela.

—Viéndolo mejor, se te ve mejor a ti, quédatela—Tony sintió los dedos de Steve en su mejilla. Ya estaba sonriendo con anticipación, sintiendo el triunfo en sus manos o mejor dicho, en sus labios, cuando Wanda abrió la boca de nuevo.

—Steve, creo que no funciona.

—¿Eh?

—La podadora, ya la encendí pero no quiere...mira—para demostrar su punto Wanda presionó el botón de encendido.

—Tal vez, no la conecté bien—dijo Steve, y fue a revisar la extensión y las conexiones.

Tony puso las manos en jarras.

—Sé lo que haces—dijo.

Wanda apartó la mirada de la espalda de Steve y volteó a verle con esa cara de fastidio que sólo un adolescente puede poner.

—Pues yo no sé a qué te refieres.

—No sabes, claro— Tony arqueó una ceja—. Has estado queriendo llamar su atención todo el rato.

El inesperado despertar a tu ladoWhere stories live. Discover now