2da TEMPORADA. capitulo 2

1K 69 7
                                    

5:10 am.

La hora normal para levantarse eran las 4:40, pero Ronaldo me dejaba dormir 20 minutos más.
— vamos Jeff, tienes que meterte a bañar.— escuche su voz mientras me movía suavemente. Me queje y me giré para quedar boca abajo.
— no, quiero dormir más.— empecé a sentir la camisa de fuerza aflojarse y poco a poco mientras bostezaba me senté en la orilla de la cama incomoda que me habían dado.
— hoy es día de visita y entrega de correspondencia, ¿no quieres ver si hay algo?— hablo animado, hace mucho no lo escuchaba así de animado, así que mis ánimos subieron y mis ganas de bañarme subieron al cielo. Di media sonrisa y una vez que termino de quitarme la camisa estire mis brazos y observe a detalle las marcas que habían quedado en mi piel, por la fuerza con la que las correas estaban amarradas.
— estas marcas no se irán nunca, ¿verdad?— pregunte abriendo y cerrando mis manos.
— no, son un tipo moretón permanente, quedará de ese color rojo morado, tal vez te pueda conseguir algo para disminuirlas.— me levante y Ronaldo bajo a quitarme las cadenas de los pies mientras yo me quitaba el bozal.
Tome mi toalla y pertenencias de aseo personal, salí de la habitación con Ronaldo detrás de mí y caminamos unas cinco habitaciones a la derecha hasta llegar a los baños.
Cada enfermo tenía a su enfermero o enfermera, a estos les pagaban dependiendo de cuantos pacientes cuidaban, Ronaldo cuidaba de 7 y ganaba solo una parte de lo que gana conmigo solo.
Estar en los baños era una tortura visual, ya que todos eran unos pedazos de mierda con los pacientes, muchos los amarraban de manos y cuello, otros traían cualquier artefacto doloroso para golpearlos y otros simplemente usaban sus manos.
La violencia fue una gran etapa de mi vida antes de entrar aquí, los primeros tres meses, antes de que Ronaldo estuviera a mi cuidado, se me sometió a tres hombres que diariamente arremetían contra mi, palos, látigos, descargas, agujas, cubetas de agua fría, toda cosa que me hiciera un dolor físico, más dolor psicológico, cada día recordándome mi miserable vida y el hecho de arruinar muchas más. Pensé que no tenía ningún sentido y que solo me trataban mal por tenerme miedo o rencor; Ronaldo me explicó después que mi tratamiento fue planeado con hacerme sentir el dolor que hice y después algo de buenos cuidados para aprender que debo apreciarlos y crearía un odio a la violencia o algo así, la verdad no entendí del todo, pero creo que ha funcionado.
Después de bañarme, regrese al cuarto y me cambie, solo playera y pantalones blancos delgados y aburridos era lo que vestía mi nuevamente descuidado cuerpo.
— vayamos a la sala.— nuevamente me amarro de los pies a la cabeza y nos encaminamos a la sala, donde entregaban la correspondencia, un pase para los que podían salir del edificio por un día, que era pagado por las familias, y una pulsera donde podías salir al patio y estar con tus parientes.
Mire a todos lados, viendo como de tener caras depresivas pasaban a caras felices, como si nunca hubieran sido maltratados aquí adentro.
Alguien choco con mi hombro y cae al suelo.
— ¡Max!, ¿qué estás...— giro mi rostro y veo a la enfermera que se supone que cuidaba a ese paciente, un chico de 15 años con síndrome de down que fue metido aquí injustamente. — u-u-una disculpa.— se acerca al chico y le levanta la mano con intención de golpearlo — te dije que...— me pongo en medio dándole la espalda y recibo el golpe, no doloroso. La mujer aparta rápidamente su mano y retrocede asustada y con ganas de llorar.
Me agacho a la altura de Max y él me sonríe.
—¿estás bien?, ¿te puedes levantar?— asiente y se levanta sacudiendo se la ropa.
— gracias Jeff, hoy viene mi hermana, me va a llevar por helado, ¿lo ves?— saca de su bolsillo su pase y sonríe más mientras comienza a saltar y bailar. Me río y miro detalladamente el pase.
— eso es cool, pásatela muy bien.— me dio unas pequeñas y rápidas palmaditas en la cabeza.
— voy a comer uno de chocolate y te traeré un poco, si me sobra, por qué quiero comer mucho, pero si me queda a mí o mi hermana te traeré, aún que se va a derretir, pero lo puedes meter al refrigerador. ¿Tú irás con tu hermana?— nuevamente reí un poco y negué.
— tal vez solo sea otra carta.— a mí me había sido prohibido el salir de aquí.
— las cartas son bonitas. — Se dio media vuelta y siguió su camino con la enfermera detrás suya.
Suspiré mientras lo miraba irse, tan feliz por qué al fin vería a su hermana.
Ronaldo puso su mano en mi hombro, lo mire y me sonrió.
— iré a preguntar si llego algo para ti.— se alejó de mí y caminó hasta la recepción, yo me quedé ahí parado, observándolo, pero nuevamente alguien toca mi hombro y me giro a ver quién es.
— ah, hola Lili.— dije sin muchos ánimos.
— hola Jeff, buenos días...— baje un poco mi mirada y observe que tenía un muñeco de trapo entre sus manos — dile hola a Jeff, Morgan.— dijo mientras lo acariciaba.
— ¿alguien viene a visitarte?— pregunte
— mi esposo llamó anteayer y dijo que vendría, mi enfermera fue a asomarse y vendrá por mí cuando el llegue.— sonrío y siguió arrullando a su bebé.
Busque nuevamente a Ronaldo quien se acercaba con un rostro triste, ya me había dado una idea de que nada había llegado para mí, ni una maldita llamada. Sentí tanto coraje, tanta tristeza. Irremediablemente le di la espalda y comencé a alejarme para regresar a mi habitación.
Otro día más teniendo esperanzas, otro día más esperando por personas que ya se han olvidado de mí.
—¡Jeff, Jeff!— lo escuche gritarme desde atrás, pero yo seguí alejándome cada vez más rápido, abriéndome paso entre todos.
Al llegar al pasillo alcanzó tomarme de la correa del bozal y me jaló de modo que me logró detener y me estampó en la pared para tomar mi rostro.
—¿a dónde mierda crees que vas?— me pregunto molesto.
El nudo en la garganta no me dejaba hablar, cerré mis ojos y comencé a llorar mientras me mordía los labios negando con la cabeza, el comenzó a reírse y froto mis hombros para reconfortarme. — ¿crees que no llego nada verdad?— asentí. — abre tus ojos campeón.— los abro lentamente y en frente de mí en sus manos tenía una pulsera. Comencé a reír por alguna razón, tal vez felicidad o de lo idiota que me veía llorando. El agito mi cabello para dar unas palmadas y sonrío.

-TRUST ISSUES- [+15]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora