Capitulo 17.

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Llegamos a casa y entramos con el cuidado de no hacer tanto ruido, ya que el auto de Liu se encontraba afuera y lo más seguro es que estaban dormidos el y Lane.
         — iré a revisar a Lane...— mencione estática al lado de las escaleras, esperando alguna palabra de el. Se giró, me miró directamente y frunció el ceño. — ¿qué pasa?— me había mirado feo, como si le hubiera dado asco.
         — no pensé que fueras de esas...— se quitó su sudadera quedando en su playera negra e igualmente los zapatos.
         — ¿esas?— pregunte confundida.
        — las que se van con el primer hombre que les habla lindo, me dan asco.— comencé a enojarme, en pocas palabras me estaba diciendo fácil.
         — tú no estarías lloriqueando y quejándote si te hubieras quedado conmigo en primer lugar.— reclame acercándome poco a poco a el, que ya se había sentado en el sofá respirando profundo.
— me dijiste que no me causarías problemas y mira, casi mato al imbecil hijo de mi jefe, todo por tu calentura.— me miraba con ojos llenos de rabia, yo igualmente lo veía así, la bebida no me ayudaba a entrar en razón y solo alejarme sin armar alboroto, quería armarlo.
        — jamás me hubiera acostado con el, y si si, ¿a ti qué te hubiera importado?, no tenía nada que ver contigo idiota.— se levanto de golpe y se colocó frente a mi, no retrocedí.
         —¡cómo mierda te atreves a decir eso!, ¡me das asco, eres una maldita zorra!— no me lo pensé ni un segundo más y me tire encima de él haciéndolo caer al suelo conmigo encima, dando puñetazos imprecisos, pero con tanta rabia que podría destrozarle el rostro.
         —¡eres un imbecil, imbecil, imbecil, te odio, te odio, muérete!— me quito de encima suyo y cambiamos de pocision, sostuvo mis muñecas y comenzó a gritarme en la cara con un odio que hasta se podía oler.
—¡ ya cállate!, ¡me tienes harto de tus lloriqueos, tus juegos de ser siempre la buena y santa! ¡Tu estupido jueguito de la familia!... ¡Vamos, si tanto me odias mátame y hazme un favor!— me soltó e hizo que tomará su cuchillo y lo colocará en su pecho, pare de forcejear y lo mire directamente, lagrimas comenzaron a recorrer mis mejillas y él se sorprendió confundido.
— no te mataré...— susurré — jamás te mataría.— inclinó un poco su rostro y comenzó a mover sus labios.
—¿pero qué estás diciendo?— estaba confundido, y lo entendía perfectamente.
Ahora lo comprendía, el tan simple hecho de imaginármelo muerto me dolía, era una daga en mi corazón, el que él me insultara y me tratara mal era algo como arder en llamas, por el enojo y por dolor de que yo no quería ser tratada así, quería cariño y amor, no sólo en modo de familia, si no en forma romántica, quería ser atendida y protegida como cualquier mujer desearía serlo, ya que solo soy alguien débil en este mundo. Comencé a llorar más, Jeff soltó mis manos y el cuchillo lo tiro a un lado, yo solo cubrí mi rostro, qué vergüenza.
— oye, ¿por qué lloras?— pregunto tratando de verme el rostro pero no se lo permití.
— no quiero que mueras, ¿es que acaso no te das cuenta?.— pregunte dejando caer mis brazos a los costados y mirándolo seriamente mientras dejaban de caer lagrimas.
— no te entie...— lo interrumpí molesta.
— ¡joder Jeff!, ¡eres especial!, desearía ser especial también, nadie desea que la persona que amas muera.— se quedó callado y quieto por unos segundos, tratando de descubrir mis palabras, solté un suspiro con media sonrisa — vaya que eres tonto.—
Se cubrió el rostro con la palma de su mano, al parecer había descifrado mi mensaje en codigo, comenzó a hablar, por alguna razón, con un tono en que quebraría a llorar.
— soy desagradable— se levanto y corrió escaleras arriba, trate de correr detrás de él, pero al casi alcanzarlo cerro de golpe la puerta de su habitación en mis narices. Toque la puerta varías veces y trate de abrirla.
— ¿Jeff?, jeff no quise decir nada que te ofendiera, solo... solo salió lo que tuve que decir y listo, lo siento si no querías oír nada así.— di un beso en la madera fría de la puerta y me dirige a mi habitación, me metí debajo de las sabanas mientras me quitaba los tacones y abrace una de las cuatro almohadas.
¿Por qué se había ofendido tanto?, ¿de dónde saco lo "desagradable"?, ¿qué pasaba por su mente en estos momentos?, no entendía nada, me sentía destrozada, tal vez no debí haber dicho ninguna palabra y debí callar, como siempre lo hago, guardar mis sentimientos y oprimirlos en mi interior.
  A la mañana siguiente me despierta un ligero peso encima mío, abro mis ojos lentamente y me encuentro con Liu y Lane.
        — ¡mama!— grita mientras me abraza por el cuello y le respondo sonriendo.
        — hola pequeño, ¿has dormido bien?— nos quedamos así y miro a Liu quien se ve tan fresco como una lechuga. — te ves bien Liu, ¿por qué será?— pregunte mientras me sentaba en la orilla de la cama y un mareo me invadía.
         — me siento bien, al parecer no como tú, Lane y yo jugamos tanto que ni siquiera cenamos y caímos muertos, ¿cómo la pasaron anoche?— sobo mi espalda y le di a Lane, ya que sentía que vomitaría.
         — horrible.— salí corriendo al baño cayendo en el intento, cerré la puerta de un golpe y comencé a vomitar como si no hubiera un mañana.
Mientras me deshidrataba comencé a pensar, que al parecer no habían escuchado la discusión de anoche, que tal vez fue una de las causantes de que este así hoy.
         —¿Jane?, ¿quieres que vayamos a comprarte algo?— asentí con la cabeza, pero era inútil, no me podían ver y no quería que lo hicieran, menos Lane.
         — ¡si!...— grite con dificultad — ¡por favor!— se escucharon sus pasos alejarse y salir de la habitación, respire profundo y de alivio.
Me levante lentamente evitando otro mareo y me dirige de igual manera fuera de la habitación, con intención de ir a buscar algo que beber, pero alguien ya se me había adelantado.
         — Jeff...—

-TRUST ISSUES- [+15]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora