38 EL VIAJE DE VUELTA

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El camino a casa fue de lo más tenso. Todo el mundo podía saber qué era lo que pasaba por la mente de ambos Dragneel. Y es que, todos habían pensado en ello en algún momento del recorrido. Repasaban mentalmente la escena de hacía ya unas horas. Una y otra vez. Como si intentasen descifrar que era realmente lo que había pasado...

Vale, Lisanna había caído en manos del mago más temido de toda la historia. En los ojos de la joven Strauss no pudieron ver brillo, no había alma. Sin duda, era porque estaba bajo algún tipo de magia. Sometida. Manipulada. Pero cómo había podido Zeref hacer aquello. Segun lo que sabían, dicho mago no poseía habilidad semejante...

Gajeel, Wendy y Laxus, junto a los demás dragones, hablaban, intentando entender que era lo que había pasado. Lucy los miró y fue entonces cuando una idea le vino a la cabeza.

Aquello era culpa suya.

Si no hubiesen vuelto, si no hubiesen llevado a Luna a Fairy Tail, Lisanna no habría sido capturada, jamás hubiesen atacado Fairy Tail, y nunca habría tenido que ver las caras de dolor de los hermanos Strauss al imaginarse perdiendo a su hermana pequeña una segunda vez.

Pero una vez más, Natsu miró a través de ella. De sus pensamientos, de sus inseguridades. Este, se sentó a su lado y le cogió la mano, posando en el dorso de esta un muy discreto beso.

- Esto habría pasado de todas maneras, Lucy... Lo sabes, nos ha pasado miles de veces...

- Nunca ha sido facil... ¿Recuerdas a Natalie?

- Como no hacerlo... -Susurró el pelirrosa, recostandose en el asiento.- Ella fue la primera...

- Y todo porque la contratamos como niñera...

- No fue culpa nuestra, Lucy. Si hubiesemos sabido como acabaría todo la hubiesemos protegido.

- Ese es el problema, Natsu. No lo supimos... No lo supimos ni con ella, ni con los demás, ni con Lisanna...

Fue entonces cuando Igneel se sentó frente al matrimonio. Los dragones tienen un oído muy fino, no hay que ser un genio para suponer que todos en aquel vagón habían escuchado que era de lo que hablaban.

- Solo podemos hacer una cosa chicos... Pararlo. Detener a Zeref y todo acabará...

Aquellas palabras lograron calmar a la rubia. Al menos un poco. Y es que era un hecho. Una vez Zeref fuese detenido, podrían respirar en paz por primera vez en mucho tiempo.

El camino a casa fue de lo más largo. Al ver que Lucy no podía llevarlos a todos de vuelta al igual que los había traído, tuvieron que coger el tren... Muchos allí agradecieron la presencia de la dragona con magia curativa, pues adiós a los mareos... Pero para su mala suerte, aquello no fue lo peor. Ni siquiera la situación vivida hacia un rato podía compararse a lo que vivirían en el momento en el que tras bajar del tren y caminar un poco, abrieron la puerta de casa...

UNA PEQUEÑA DRAGNEEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora