34 -¿LISTOS? +LISTOS

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El verde pasto sobre el que los dragones aterrizaron, se movió con fiereza a causa del viento que causaban las fuertes y enormes alas de esas criaturas. Aterrizaron en medio de un bosque. En un claro lo suficientemente grande como para que siete gigantes mitológicos aterrizasen.  El ruido que hicieron aquellas colosales criaturas al aterrizar, fue tal, que jurarían que se había escuchado desde magnolia, casi al otro lado del reino.

El primero en hacer que sus pies tocasen el suelo fue el Dragneel. Hombre de familia, buen soldado y mejor destructor. Siguiéndole, su mujer, precisa y reconocida estratega, y madre de una pequeña y escandalosa aprendiz de dragón. El matrimonio conocía bien la zona. La habían estudiado mil veces. Era el único punto de acesso libre a la guarida de aquel temido y legendario mago oscuro.

Zeref no había cambiado de base desde que empezó  a tratar de llevarse a Luna. No había cambiado de centro de operaciones. Era como un alumno con el mapa desplegado en medio de un examen de geografia. Quería ser pillado. Quería ser visto. El era el cebo y los Dragneel los peces gordos. Y eso ya lo sabían. Por eso llevaban mas refuerzos esta vez. Salvarían a Lisanna. La devolverían viva, sana, en buen estado, a Fairy Tail. El gremio donde debería estar.

Tras observar como Natsu y Lucy hablaban sobre como entrar esta vez todos los demás que acompañaban a estos dos, bajaron de los lomos de los dragones. Haciendo que los siete alados recobrasen su imagen humana.

Era evidente que los espiritus de Lucy estaban preparados para lo que seria una batalla que habia que presenciar. Al contrario que los espiritus celestiales de la rubia, tanto los dragones como los espiritus del zodiaco chino no tenian la habilidad de salir cuando ellos quisieran, asi como para proteger a su usuaria, por lo que las siete criaturas mitologicas con forma humana tenian ganas de partirle la cara a Zeref, por lo que le habia hecho tanto a Lucy como a Natsu.

Igneel, se transformó el primero. Llevaba los antebrazos cubiertos con una pequeña armadura especial para esa zona de color escarlata. La bufanda, similar a la de Natsu, la llevaba atada a la cintura y su chaleco habia desaparecido totalmente. En su mano derecha, una katana con la empuñadura rojo fuego y filo brillante y afilado. Grandeeney fue la segunda. Su largo pelo blanco estaba recogido en una firme coleta. El vestido que antes llevaba se habia vuelto un traje tipico de una sacerdotisa del templo del viento, y a la espalda llevaba un estuche lleno de flecas, para complementar con el blanco y elegante arco que portaba. Fue seguida por metalicana, el hombre de ojos rojos como la sangre. Su aspecto no habia cambiado mucho. Llevaba las piernas cubiertas por unos protectores forjados por el mismo del color gris del hierro. En las manos en cambio, dos dagas, cortas, afiladas y realmente letales. Este, fue seguido por los gemelos Skiadrum y Weisslogia, de apariencia casi adolescente. El primero, Skiadrum, llevaba el largo pelo negro similar del de su hijastro Rogue. Sus ojos eran completamente cubiertos por el manto de pelo azabache que le llegaba hasta la nariz. Sus ropajes, similares a los de su hermano, no eran mas que un simple traje negro con corbata blanca. En la mano, una espada mas corta que la de Igneel, de aspecto parecido a una medieval, pero completamente blanca, rodeada de una sombra incesante. Su hermano gemelo, Weisslogia, de melena dorada, llevaba un traje exactamente igual al de su compañero, salvo en que el suyo era blanco con corbata negra. En las manos, una espada, forjada como hermana de la de Skiadrum, su negra espada atemorizaba a todo aquel que osase enfrentarse a ella, ya que un haz de luz la rodeaba incesantemente. Seguido bajó Kirame. La mujer de morada melena larga hasta la espalda. Su vestido gotico usual había cambiado por una autentica armadura de guerrera escandinava, en un tono oscuro y morado. Su arma, nada mas y nada menos que la pequeña serpiente de veneno letal que siempre la acompañaba estaba colgando de su cuello. Y la ultima fue Kaminako, la rubia llevaba una camiseta que dejaba visible gran parte de su abdomen por lo que también la enorme cicatriz que durante años le habia recordado a la ultima batalla en la que participó como un dragón vivo. Sus pantalones, cortados justo donde empezaban las rodillas y de un cuero viejo, eran los que hacian juego con el accesorio del pelo, el que recogia el largo pelo rubio del lado derecho y lo pasaba todo al lado izquierdo. En sus manos, un arma, al igual que sus compañeras. Ella no se habia complicado para encontrar lo mas cómodo para ella. Una ballesta era lo que habia escogido. Un arma que sin duda, incrementaria el poder y alcance de los rayos mas potentes jamas vistos.

Los magos de Fairy Tail, atónitos por la expresión de mala leche de los dragones, no lograban articular palabra. Fue Natsu el que empezó a hablar con un tono serio, grave, maduro, nada que ver con el Natsu Dragneel que en su gremio conocian. Ahí estaba por primera vez frente a sus compañeros. El mago que habia logrado vencer al mago oscuro mas temido de la historia, el que aun teniendole persiguiendo a su familia, la habia llevado adelante. El mago de fuego que se habia hecho capitan de uno de los escuadrones mas importantes del consejo magico.

-¿Listos? -preguntó.

-Listos -Afirmaron todos.

UNA PEQUEÑA DRAGNEEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora