19 ¡NO TE ATREVES A DECIRMELO EN LA CALLE, NEVERA CON PATAS!

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Los Dragneel apenas tardaron en llegar a lo que días antes había sido su hogar. Aprovecharon sin duda para recoger todo lo que necesitarían para vivir en Magnolia, pero lo primero era lo primero. Era primordial el darle las pastillas a Luna. La pequeña Dragneel cada vez estaba peor, estaba pálida, notoriamente débil y aunque usase la misma magia de Dragon Slayer que su padre, la joven estaba helada.

Lucy la posó en el sofá, mientras Natsu buscaba las pastillas por toda la casa. El Dragneel era siempre tan despistado que nunca se acordaba donde su mujer dejaba el pequeño bote de pastillas. Tras buscar unos segundos, cosa que para el fueron horas, encontró las pastillas donde jamás se le había ocurrido buscar. En aquel pequeño armarito que tenían en el cuarto de baño, lleno de vendas, pastillas, gasas, etc. es decir, lo que de toda la vida se ha denominado como "botiquín".

El pelirrosa se sentó al lado de su hija, sacó una de las pastillas, y se la dio a la pequeña. Por muy joven que fuese, Luna ya sabia tragarse una pastilla perfectamente, como dicen, la practica hace al maestro. En cuanto la pequeña se tragó la pastilla hubo unos momentos de silencio en la casa. El matrimonio miraba con preocupación a su hija, mientras ella poco a poco caía en los brazos de Morfeo. Después de todo, esa era una clara señal de que la pastilla empezaba a hacer efecto. En cuanto se aseguraron de que la pequeña pelirrosa estuviese dormida, Natsu la cogió en brazos y la llevó a su dormitorio, dejando a Lucy recostada en aquel negro sofá.

Apenas habían pasado tres minutos desde que Natsu había tumbado a Luna en su cama, pero alguien interrumpió aquel silencio que lograba liberar tensiones, por pequeñas que fuesen, a ambos padres, alguien llamó a la puerta. Fue la rubia quien se levantó a abrir. Sabia quienes estaban tras la puerta de madera, se les oía, notaba su poder, por lo que ni se molestó en preguntar quién era y sin más demora, abrió la puerta.

-Lunaaaaa~ -Un escandaloso y dramático Happy entró volando a gran velocidad. Gran error. Luna estaba durmiendo, Lucy no permitiría que la despertase, por lo que en cuanto vio al felino de aquel color tan singular pasar, le agarro de la cola y tiró hacia el suelo, haciendo que aquel gato se estrellase contra el suelo, bajo la atenta mirada de Gray y Erza.-

-Está durmiendo, Happy -Habló Lucy en un susurro- Como la despiertes hoy cenamos gato.

-A-Aye...

-Lucy... -Erza miraba preocupada a su amiga- ¿Esta mejor..? -La rubia abrió la puerta para dejar pasar a sus amigos a la vez que Natsu salía de uno de los dormitorios, cerrando una puerta en la que con letras de colores estaba escrito el nombre de su hija.-

-Si.. -Fue Natsu quien respondió- Las pastillas provocan somnolencia, dormirá por unas horas y luego estará bien de nuevo.

-Menos mal... -Gray se acercó a su amigo y le dio una palmadita en la espalda.- ¡Nunca te había visto tan responsable, cerilla con barba!

-¿Cómo me has llamado? -Natsu se alejó de la puerta del dormitorio de Luna para no despertarla, y en cuanto tuvo un angulo perfecto, le dio tal puñetazo a Gray que este salió por la ventana de la cocina, directo al jardín. -¡No te atreves a decírmelo en la calle, nevera con patas!

Erza, y Lucy no tuvieron otra que salir al jardín, detrás de Natsu. Ambas hablaban de lo ocurrido estos años, de la relación entre Natsu y Lucy, de Luna, de como era toda esa vida... Hablaban de todo mientras los chicos peleaban sin descanso. Era evidente que Natsu había cambiado también a la hora de combatir contra su amigo, aunque intentara disimular, era evidente que no usaba todo su poder, y eso mosqueaba mas a Gray.

Asi pasaron la mañana, y casi toda la tarde. El sol se ocultaba, y los magos decidieron quedarse en aquella acogedora casa a pasar la noche, al dio siguiente seria Lucy quien los teletransportaría, una vez que hubiese recuperado toda la magia del viaje anterior.

UNA PEQUEÑA DRAGNEEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora