4. Guardaespaldas - L.S (Primera Parte)-Terminada

Veinticinco.

-¿Cómo qué su padrastro?, yo llevo más de dos años en esa casa y nadie me había dicho nada de eso, ¿Cómo demonios lo has sabido tú? -preguntó el morocho molesto.

-Louis me lo dijo, al parecer lo descubrió por casualidad y no ha dicho nada... Sus padres ni sospechan que lo sabe y por eso creo que tampoco piensan que ese tipo esté detrás de todo.

De repente la señal del localizador de Louis se hizo más fuerte.

—Tiene que ser ahí.

El ojiverde detuvo el coche y entonces miraron los alrededores con seguridad pues ese era un lugar muy apartado, donde a lo lejos se intuía una especie de cabaña en medio de la maleza.

-Liam, llama a la agencia y a la policía y diles donde estamos- habló el morocho, mientras se bajaba junto a Harry.

-Si, ahora mismo.

El ojiverde y Zayn pistola en mano se acercaron despacio entre los árboles y matorrales, entonces se separaron para encontrar una posible entrada sin ser vistos y así poder rescatar a Louis, antes de que llegase la policía y alertase a los secuestradores.

Mientras, en el interior.

-¡Harrison!, sal y coge leña para la chimenea, está oscureciendo y este jodido agujero es una nevera-ordenó Cowell.

-Si jefe.

-¿Cuánto tiempo más vamos a estar en esta pocilga, amigo?-preguntó entonces Jackson cansado de esperar.

-Austin no me lo ha dicho, supongo que estará esperando a que las cosas se calmen-dijo Simón.

-Ya tiene al mocoso, ¿por qué no le pides nuestro dinero y nos desaparecemos?-cuestionó el compinche algo nervioso.

-Tranquilo amigo, relájate, nadie vendrá por ese chico...no saben que estamos aquí-rió Cowell muy seguro.

Troy volvió del sótano furioso, había vuelto a pegar a Louis pues este no había dejado de insultarlo y de rebelarse contra la idea de irse con él del país y desaparecer.

-Maldito chico, es tan terco como su madre.

Tras unos minutos, Cowell se extrañó pues su otro ayudante no regresaba.

-¿Dónde coño habrá ido ese imbécil a buscar la maldita leña?.

-Iré a ver-dijo Jackson.

El hombre salió buscando a este, por lo que caminó hasta la leñera, dónde se suponía que estaría cogiendo las maderas pero no lo encontró.

Caminó entonces un poco más, encontrándolo tendido en el suelo inconsciente.

-Harrison, Harris....

Éste no pudo seguir llamándolo pues recibió también un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente y tendido sobre su cómplice.

-Dos menos- susurró Zayn haciéndole una señal a sus compañeros.

Harry siguió revisando alrededor de la cabaña y detrás de esta encontró una pequeña y sucia ventana, que parecía dar a un sótano, entonces se agachó y la limpió un poco para así poder conseguir ver en el interior.

Con alegría y preocupación, consiguió ver al ojiazul, el cual permanecía inmóvil sobre el sucio y roído colchón, luego rápidamente regresó junto con Liam y Zayn.

-A Louis lo tienen en el sótano...entramos, nos cargamos a esos cabrones y lo rescatamos.

-Harry, es muy arriesgado, no sabemos cuántos más hay en el interior-dijo Liam negándose-... debemos esperar a los refuerzos.

-Tenemos que hacerlo ya, Louis no se mueve -susurró preocupado el ojiverde- ...A saber lo que le han hecho esos hijos de puta, no voy a esperar más.

Zayn y el ojimiel resoplaron con preocupación pero finalmente asintieron.

-Está bien, Harry-Habló el morocho-...pero los haremos salir uno a uno y luego cogeremos al chico.

El guardaespaldas ojiverde asintió conforme, entonces miraron a Liam y acto seguido corrieron a tomar posiciones.

Desde su lugar, Harry tiró una pequeña piedra contra la puerta y esperaron pacientes.

-¿Qué demonios ha sido eso?, ¿Dónde coño están tus hombres?-preguntó Troy mirando a Cowell-... Sal y mira a ver que pasa.

—Habrá sido un coyote o cualquier otro asqueroso bicho.

El convicto le apuntó con el arma que sacó de su cinturón.

—¡Mueve el maldito culo!, ¡joder!

Este cogió su arma y tras chasquear la lengua con fastidio, continuó limpiandola sin mayor preocupación.

Conwell ni siquiera podía pensar en que alguien pudiera saber donde estaban y tampoco que sus cómplices no regresaban por estar inconscientes, estaba demasiado confiado en sus dotes de experto delincuente.

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