Eso que no puede negar

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Al regresar a mi mundo sentimos una presión en nuestros cuerpos, era sofocante para ambas hasta el grado de ponernos de rodilla, sin embargo logramos adaptarnos al ambiente poco a poco. La noche inundaba la region por completo, las estrellas brillaban intensamente, como si estuviesen esperando por nuestro regreso. Se sentía bien y sabía de maravilla su luz. La hora era avanzada para regresar en trenes por lo que ambas batimos nuestras alas para regresar a casa.

—La ultima es un huevo podrido —amenazó Ace sacando su lengua—.

—Cuidado con lo que deseas —advertí batiendo mis alas—.

Ambas usamos magia para incrementar la velocidad de nuestro vuelo. Logramos acostumbrarnos a ello, debido a que era la única forma de seguir a los grandes dragones. No se cuento tiempo estuvimos aleteando, sin embargo se volvió parte de mi, como si necesitase volar para sentirme viva. Solo éramos ella y yo en el aire hasta ver los primero rayos del alba, sin embargo logramos llegar nuestro destino, abrí la ventana del apartamento para entrar. Por un momento olvidé que debía contraer mis alas. Ace se rió de mi, pero a ella le sucedió lo mismo. Dejamos nuestras pertenencias para tomar un pequeña siesta. Tuvimos un banqueta por nuestra despedida, eso nos dejó un poco agotadas sumado al viaje.

Escuché un estruendo por lo que me desperté. Miré el reloj que marcaba el medio día, moví a Ace para desperrla e ir al gremio. El camino me dio una sensación de nostalgía, al fin y al cabo estuvimos más de un año en el reino de los dragones. Me tomé mi tiempo para disfrutar de la brisa, escuché música y sentí muchos deseos de bailar. A Uni, le gustaba verme danzar y girar, por lo que se volvió algo que me gustaba hacer. Por alguna razón el aire se sintió más ligero y la sensación de mi cuerpo era igual que al estar volando, sin embargo no saqué mis alas. Entre risas y aplausos fuimos al gremio, estaba emocionada, después de todo hace mucho tiempo no los veía. Al entrar, recibí un mar de miradas acompañadas de silencio —¿Acaso pasó más tiempo aquí? ¿Tengo algo en el rostro? —, me interrogue en mis adentros.

—¿Sucedió algo? ¿Por qué tan serios? —interrogué acercándome a Yukino en la barra— Hola Yukino —saludé un poco incomoda por las miradas—.

—Lucy, toma —Me entregó un pequeño espejo de mano—. Tu cabello acaba de cambiar.

La miré extrañada. Efectivamente mi cabello tenía mechones morados y negros que aún se teñían en mi melena rubia, incluso creció hasta mi trasero. Noté gracias a mi top blanco con escote de corazón, que tenía una especie de tatuaje de un dragon negro rugiendo sobre mi pecho derecho, el mismo tenía puntos blancos y destellos morados al igual que mis alas.

—¿¡Pero que demonios es eso!?

Entre misiones y aventuras, el tiempo pasó increíblemente rapido. Debido a la cantidad de misiones difíciles que acumulé con el  tiempo, pude participar  para el torneo interno de Magos S. Indudablemente, me converte en una por el incremento de poder que tuve anteriormente. Sting y Roge me acompañaban en la travesía como parte de los magos más fuertes del gremio. Cambié mi estilo a uno más cómodo conformado por pantalones holagados al estilo militar, tops y botas para facilitar el movimiento. Tras notar la magia de cazadora de dragones en el torneo, todos se sintieron tan curiosos que me impulsaron a contarles la historia, claramente la version extendida la compartí con quienes eran cercanos a mi. Fue incluso más impactante cuando se enteraron que era la reina de los cazadores. La temporada de juegos mágicos se acercaba, los chicos y yo ganamos un pase como uno de los equipos más fuertes.

—¡Lulu! —llamó una voz aguda en un pequeño grito. Giré mi cuerpo en la barra y me recosté en ella, vi acercándose una adolescente de baja estatura con cabello violeta vestida con ropa victoriana de falda de vuelo corta llena de encaje y medias largas.

Un  nuevo comienzo -Stinglu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora