Una misión exitosa

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Rogue vestía un traje negro con un corbatín de igual color, Sting llevaba una camisa blanca con un chalequito unos pantalones negros al igual que los zapatos. Era ropa simple, pero los trajes tenían ese "algo" que los hacía ver mucho más guapos.

—Se ven muy bien —confesé—, vámonos.

Como estaba acordado llegamos a las dos horas, el jefe se encontraba disfrazado de portero. Al pasar junto a él me dio un rollo que tenía un supuesto documento de intercambio, rápidamente los escondí y disimule abanicarme tras abrir un abanico de plumas. A diferencia de mí, los chicos entraron por la puerta trasera para hacerse pasar por camareros, yo caminaba con el abanico en mano. Debíamos esperar hasta que el sujeto llegase estuve viendo los juegos y participando en algunos. Terminé con un señor enganchado, como no tenía nada mejor que hacer y no se estaba pasando del límite, estuve haciéndole compañía. Vi al sujeto llegar acompañados de varios hombres. Esperé un poco antes de levantarme, a pesar a de las insistencias del señor logré zafarme. Dirigí mi camino al fondo del casino, justo en donde estaba el chico que haría el trato conmigo, pero antes debía pasar la puesta

—El dragón vuela al horizonte —murmure—.

—A paso veloz —corroboró el portero—.

—Pero no se imaginó —añadí—.

—Que su tiempo se acabó —dijimos en sincronía—.

Me acompaño al segundo piso. Debía admitir que el lugar más que tétrico, se vía sumamente lujoso. Subí las escaleras adornadas con una alfombra roja, una vez arriba lo vi. Era difícil no reconocer esos azules ojos con destellos morados, era el sujeto. Su cabello negro peinado hacía atrás le daban un aire de misterio. Nos acercamos a él y fuimos guiados a una habitación en donde solo nosotros estaríamos.

—Habla mama pájaro, el pichón está en el nido —informé telepáticamente—.

—Entendido mama pájaro, vamos en camino —confirmó Sting—.

—Te veo allá Lucecita.

La habitación era lo suficientemente grande, con unos sofás y mesas repletas de botellas. Él se sentó cruzando las piernas y encendió un cigarrillo. Sus dedos estaban adornados con anillos y algunos tatuajes. Me miró fijamente, con un gesto me pidió sentarme.

—Tienes algo para mí —anticipó. La media sonrisa que esbocé lo confirmó—. ¿No piensas mostrarme el paquete? —cuestiono con su profunda voz. La penetrante mirada me hicieron dudar por un momento de lo que hablaba, incluso parecía que podría ver mis intenciones a través de mis ojos. Saqué el royo y lo puse en la meso, pero rápidamente lo tome de vuelta al ver que iba a tomarlo.

—No tan rápido —advertí recostándome en el sofá y cruzando las piernas— ¿En dónde está el collar? —cuestioné. Soltó una pequeña risilla.

—Chica astuta, me gusta —confesó—. Tráeme la bolsa —ordenó. Seguido de esto entró una chica vestida con traje negro, con su cabello de igual color trensado y tez oscura. Dejó la bolsa abierta dejando ver un collar con incrustaciones de diamantes rojos—.

Agarré rapidamente el collar tras entregarle el rollo. Estaba encantado con un hechizo de simulación efímero, debía salir antes que se diese cuenta sobre el engaño. El tiempo corría y solo quedaban 10 minutos. A simple vista parecía satisfecho, por lo que, salí de ahí con aparente tranquilidad. Justo llegando a las escaleras escuché su maldición, corrí y salté sobre el guardia interno de la puerta, para caerle con una patada que lo dejó noqueado. Abrí rápidamente la puerta, mientras escuchaba los gritos del mafioso exigiendo que me trajesen de vuelta. Mi corazón empezó a bombear a mil por hora.

Lo primero que vieron mis ojos fue a Roger luchando contra unos magos. No pensé que los encargados de la seguridad se enterarían tan rápido. Cerré rápidamente la puerta e intenté romper la cerradura para paginar tiempo, a la vez escuché a Sting llamarme, lo siguiente que vi fue como derriba a a dos hombres que venían hacía mi y los arrojaba del barandal al primer piso. Me pidió tener cuidado y se fue a abrir paso junto a Roge. Esuché un fuerte golpe atrás de mi, vi a la chica de cabello negro y por impulso salté por el varandal, pero rápidamente me siguió. Logró alcanzarme, era lo suficientemente rápida para tomar mi brazo e intentar hacerme una llame. Logré zafarme antes y llamé a piscis para que se llevase el collar, por su capacidad de cambiar de forma.

—¿Qué pasa gatita? ¿Te vas tan pronto? La fiesta solo está empezando—advirtió una grave voz desde lo alto. Era el jefe del casino, mirándome con sus azul mirada—.

—Es un poco aburrido, me iré antes —anuncié mientras esquivaba los golpe de la morena—. Debería relajarte —sugerí—.

Debía admitir que era increíblemente fuerte. Cada golpe era lanzado con presición y se me hacía cada vez más difícil esquivarlos ¿En donde aprendió a luchar así? Era un desperdició que se quedase aquí. Sin embargo, cambié la defensa por ataque. Después de un rato pude vez algunos de sus puntos débiles, parecía no ver muy bien por su ojo derecho por lo que sobreprotegía ese lado. Empecé a lanzar golpes rápidos, uno tras otro para cansar su lado izquierdo y rematarla con una patada circular que la mandó a volar.

A pesar de su impresionante trabajo, Sting y Roge no paraban de luchar parara abrirse paso. Cada vez eran más los atacantes. Me quité los zapatos y los arrojé a las lamparas de luces principáles, debido a que el ambiente no era muy luminoso, todo quedó en silencio. Llamé a Virgo para que llenase el local de espuma rosa. Salí rápidamente del embrujo, corrí bastante tiempo para llegar a nuestro punto de encuentro como se había planeado en caso de emergencia. Mi corazón aún estaba a mil, me sentía extrañamente emocionada. Era muy similar a mi primera misión.

Escuché la llamada telepática de los chico para comprobar que estuviese. Luego de nuestro encuentro, fuimos directo con el contratante. Al parecer el collar le pertenecía a su hija pero fue robado depsués de su muerte. Fue realmente conmovedor ver su desepseración por aferrarse a un recuerdo a su hija. Complacido decidió aumentar la paga a 400.000 jewells.

El camino de regreso estaba lleno de risas. Fro y Lector volaban de un lado a otro mientas se jactaban de la misión cumplida. Era sumamente adorables. No podía dejar de sonreír, hace mucho que no me divertía tanto en una misión e incluso me sentía más confiada y poderosa. Aunque no estaba sola, no me snetía acomplejada por ser la sombre de Rogue e Sting, al contrario podía pelear mano a mano con gran confianza.

Me pareció sentir la mirada de alguien, pensé que fue Sting, sin embargo, no parecía esta prestando mucha atención. Un vez llagada a la aestación de trenes esperé de IFEs tras la línea de seguridad. La luna brillaba hermosamente y la gelida brisa nocturna jugaba con mi cabello. Se sentía demasiado mágico. Vi a lo lejos el tren y me volté para avisar a los chicos. Rogue estaba comprando los boletos, por otro lado, Sting pareció congelarse en el momento que nuestro ojos se encontraro. Rápidamente, miró a otro lado dejándome intrigada.

En el momento que, el tren se puso en marcha ambos chicos se marearon hasta los huesos. Tenía medicina fuerte para dormir, así que, rápidamente se durmieron. En mis brazos estaban los pequeños duermiendo igualmente. Me dediqué a mirar por la ventana a la enorme luna.

Esta vez no nada ni nadie iba a frenarme.

Un  nuevo comienzo -Stinglu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora