Capítulo 40: Olvida lo que está bien y lo que está mal

34.9K 1.2K 137
                                    

Apreté los dientes al ver su cara de asombro y voltee con la idea de irme, pero él sostuvo firmemente mi cintura y como si se tratara de tomar una pluma para él, me movió junto a su cuerpo, acorralándome contra la pared.

-Joder Emma ¿tanto te importa ese cabrón?-se quejó viéndose extremadamente enojado y mirándome con su ceño fruncido.

Me encogí, pero no me permití ser intimidada por él como siempre.

-¡Si! ¡maldita sea, si!-grité, más fuerte de lo que quería-él no es solo un chico que dice ser mi novio, es un gran amigo y no entiendo el objeto de tu amenaza-escupí

Él pareció no entender en un principio, pero después se alejó un poco de mi y puso una expresión de indignación.

-Oh, no fue una amenaza, que niñato más exagerado-dijo rodando los ojos.

Su actitud tan estupida e infantil me provocó reír, pero me contuve.

-No tienes ningun derecho de meterte en mi vida, Justin-lo señalé con mi dedo índice, aprovechando que se encontraba a un paso de distancia para tomar valentía.

Él clavo sus impresionantes ojos en mi, desnudándome aún más con la mirada. Su expresión volviéndose seria y firme otra vez.

-¿Acaso yo no formo parte de tu vida?

Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi pecho, y me dejaron confundida.

¿Que significaba eso? Por supuesto que era parte de mi vida, pero de una manera completamente diferente.

-Sólo eres el padre de mi mejor amiga-susurré, y mientras lo decía sentía querer convencerme más a mi misma, que a él.

Él gruñó grave y me tomó en sus brazos, haciéndome enroscar mis piernas en su cintura para no caerme.

-¿Que no te dije ya que tú eres mía?-preguntó, sus ojos clavados en los míos y su aliento caliente y sensual escapando fuera de sus labios y acariciando mis labios.

Parecía decirlo en un sentido sexual, pero aquellas palabras hacían vibrar mi cuerpo, y me azotaba la incómoda idea de que me encantaría pertenecerle, de la forma que fuera.

-Pero no lo soy-me quejé, un golpe de realidad, parecía ser mi subconsciente hablándome a mi misma, y despertándome de mis fantasías.

Él jaló de mi cabello, ni suave ni brusco, de una forma puramente carnal. Me besó, sosteniendome con la otra mano contra su cuerpo.

-Sí lo eres-murmuró contra mi boca y caminó conmigo en sus brazos-mía-repitió, como si estuviera retándome a contradecirlo.

Me sentó sobre su escritorio y separándose de mí un segundo, arrojó al suelo todo lo que había sobre él con una mano. Su boca volvió a la mía y comenzó a empujarme hacia atrás, haciéndome caer lentamente de espaldas en la superficie de madera.

-Esto esta mal y lo sabes, yo no soy tuya y nunca lo seré-susurré sobre sus labios, mientras él se acomodaba sobre mi cuerpo.

-Olvida lo que está bien y lo que está mal ¿si? olvida a ese imbécil, sólo por un rato-pidió en mi oído-por favor

Suspiré y dios sabe por qué, asentí con la cabeza.

Intenté acallar la voz de mi conciencia que intentaba reprenderme por lo que estaba haciendo, y los besos de Justin parecían ser la distracción suficiente para mis pensamientos.

Él suspiró, oyéndose tranquilo.

-Gracias-susurró aún sobre mi oído, y volvió a encender mi cuerpo que aún no se calmaba por completo, pasando su lengua caliente por el lóbulo de mi oreja y haciendo que me arquee.

El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora