Capítulo 7: Sexo, todo en él gritaba sexo

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Me quedé completamente estática al tener a ese hombre tan cerca y no saber que mierda hacer, solo esperaba que fuera una maldita broma y que ese fuera algun hermano perdido de Amber al que definitivamente me tiraría.

-Ey, supongo que Emma ¿no?-él finalmente habló y me perdí totalmente cuando lo vi bajar los escalones que quedaban y acercarse a mi con una sonrisa, trata puesto un traje negro con camisa blanca y una corbata, completamente negra.

Mierda

Sexo, todo en el gritaba sexo, no había otra forma de describirlo, su cabello color trigo peinado hacia arriba con ese estilo despreocupado y sus ojos intensamente mieles.

Jesús, si yo tuviera un padre así me pongo un arma en el trasero y aprieto el gatillo sin dudarlo ni una vez.

-Si-murmuré casi sin aliento, el aire atascado en mi garganta.

Él se puso frente a mi, mirandome con una ceja arqueada.

-Amber me hablo mucho de ti-sonrió de lado poniendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón en un gesto despreocupado.

Sexo sexo sexo

Su sonrisa parecía estar jodiendo con mi poca cordura, era la imagen más hipnotizante que mis ojos hubieran apreciado alguna vez.

Le sonreí de vuelta, incapaz de formular una palabra

-Usted debe ser...-

Mierda, me maldije mentalmente al notar que había olvidado su nombre.

Él sonrió aún más divertido al ver mi expresión.

-Justin, Justin Bieber-dijo.

Y mis oídos atraparon ese nombre, sabiendo por seguro que no lo volvería a olvidar.

Extendió su mano grande de dedos largos, sus venas marcándose a lo largo de ellas de una forma demasiado atractiva para mi sanidad.

-Oh, entonces, es un placer señor Bieber-dije, y tome su mano estrechándola también.

Choques de adrenalina golpeando mi pecho al sentir su tacto, su mano doblaba el tamaño de la mía y me hacía sentir más pequeña que nunca.

Él frunció el ceño, pero no menciono la causa de su molestia, al instante volvió a su expresion despreocupada sonriendome abiertamente.

-¿Vamos a la cocina?-preguntó en el silencio que nos rodeaba, que por alguna razón hacía sentir que esa conversación tan banal se sintiera extrañamente íntima.

Asentí unas cuarenta veces haciendolo reír.
Demonios estaba malditamente nerviosa y él claramente podía notarlo.

Él me dejo pasar primero y puso una mano en mi espalda guiandome, como si no conociera esa casa como la palma de mi mano, su mano quemaba ahí, ya que el vestido era algo descubierto en la espalda y mi piel estaba desnuda ante su tacto.

Él pareció notar lo tensa y temblorosa que estaba porque casi tan rápido como puso su mano, la quitó con un gesto gentil, deshaciéndose de toda incomodidad

Dios, que verguenza, el se había dado cuenta de cuan estúpidamente vergonzosa y nerviosa me encontraba.

Llegamos a la cocina, y juro que no miento cuando digo que vi a los ojos de mi madre ampliarse e iluminarse exageradamente cuando llegamos y no creo que haya sido por mi.

Justin caminó por mi lado y se presentó con mi madre para luego darle un casto y muy rápido beso en los labios a Martah.

Mi estómago se revolvio y esas ganas de vomitar que habia tenido antes, volvieron a mi como un golpe de una pelota de basketball en la cabeza. Fue el deseo enorme e innegable de encontrarme en su lugar.

El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora