Capítulo 39: Eres hermosa

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Maratón 3/3

Sonreí tímida y asustada hasta los huesos, intentando aparentar una seguridad que era parte de mi, pero que parecía desvanecerse cuando se trataba de Justin.

-Te traje la cena-dije enseñándole el plato enérgicamente.

Él no decía una palabra, sus ojos oscurecidos me estudiaban detenidamente bajo ese semblante serio y aterrador.

Rocé mis dientes sobre mi labio inferior nerviosa y caminé mas cerca, tomando cada porción de valentía que podía obtener y caminando a paso tranquilo, dejé el vaso y el plato en una pequeña mesa de cristal que había junto a su escritorio, inclinándome algo mas de lo necesario e intentando ser valiente.

Cuando me volteé a mirarlo, él cerraba su laptop sin dejar de mirarme.

-Ahí esta-sonreí y sin decir más y algo decepcionada por su silencio, caminé a paso calmado a la puerta. Antes de que llegara a mitad de camino, la mano de Justin tironeó de mi brazo empujándome con el junto a su escritorio.

-¿Por qué haces esto?-murmuró con voz ronca cerca de mis labios.

Mi estómago comenzó a cosquillear de manera violenta e incesante como sucedía siempre que él estaba cerca.

-No estoy haciendo nada-susurré bajando la mirada, no podía mirarlo directamente a los ojos a esa cercanía, me intimidaba demasiado.

-Si, y sabes muy bien lo que estas haciendo-dijo y me tomó de los muslos sin dejar de mirarme directo a los ojos, sentándome en su escritorio y colocándose entre mis piernas.

Su boca fue directo a mi cuello y me sentí en el cielo, era increíble para mi como su toque y su cercanía podían ser tan adictivos.

Desde la primera vez que me había besado hacía algunos días, sentía que no podía obtener suficiente de él sin importar que hiciera.

Enredé mis manos en su cabello y me pegué a él, mi cuerpo entero temblando bajo su tacto.

Bajé mis manos, acariciando su cuello y luego su pecho por sobre la tela de su camisa blanca

-Dios mío, me vuelves loco-gimió y tomó mis caderas, pegándome mas a él y chupando la piel de mi cuello.

Gemí al sentir cuan duro estaba y apreté los dientes tratando de calmarme, estaba fuera de control siempre que me encontraba en sus brazos.

Tiré de su cabello hacia atrás y lo besé, acaricié su lengua con la mía y dirigí mis manos a los botones de su camisa, necesitaba tocarlo mas allá de la ropa.

Él por su parte, levantaba lentamente mi negligé, a medida que acariciaba mis piernas.

Sus manos en mi piel desnuda eran electrizantes, parecía enviar choques de calor a todo mi cuerpo que finalizaban en mi feminidad.

Logré desabrochar su camisa a duras penas y con mis manos torpes y temblorosas, y la quité sin despegarme de su boca, él me ayudo con las mangas, bajó sus pantalones hasta las rodillas y luego volvió a su actividad anterior.

Mierda, su cuerpo era realmente increíble. Su pecho era de infarto y lo único que deseaba en ese momento era tocarlo y comprobar si era tan fuerte y duro como parecía.

Chillé y prácticamente salté en mi lugar cuando sus dedos rosaron mi feminidad.

Mierda, la cosa se estaba yendo de mi control.

Mordí su labio inferior agitada y acaricié sus abdominales, descubriendo para mi razón y mi pobre salud mental que eran tan duros o incluso más de lo que parecían.

Ignoré la voz de Amber en mi cabeza, que me repetía una y otra vez que solo tenia que enseñarle el pastel.

Justin se separó de mi un segundo para quitar el negligé del camino, y se quedó quieto observándome en ropa interior. Sus ojos oscuros inspeccionándome sin ningún vacilamiento.

Joder

-¡Ya deja de mirarme!-me quejé, por que me sentía extremadamente intimidada por sus ojos que no paraban de recorrer todo mi cuerpo.

-¿Por qué? Eres hermosa-murmuró con su voz ronca mientras apoyaba sus puños sobre el escritorio y hacía que sus enormes bíceps se marcaran más de lo normal.

El aliento se quedó atascado en mi garganta.

Inhalé con dificultad, sintiendome en las nubes y lo atraje de nuevo a mi boca.

Acaricié sus hombros, su cuello, su abdomen y luego volví a su rostro, separandome un segundo para apreciar su belleza.

-Eres tan jodidamente perfecto-susurré más para mi que para él, y él sonrió, con esa sonrisa perfecta y hermosa de Justin Bieber que me paralizaba.

Volví a besarlo acariciando sus mejillas y él tomo mi mano derecha bajo la suya y la deslizó por su cuerpo lentamente sin dejar de besarme.

Me quedé a cuadros cuando apoyó mi mano sobre su erección, cubierta sólo por una tela de boxer negra.

No me dio tiempo a siquiera pensarlo, movió su mano sobre la mía, haciendo que lo acaricie y gimió sobre mi boca, arrastró sus dientes a lo largo de mi labio inferior y quitó su mano.

Cristo, aquella imagen frente a mis ojos era lo más erótico que había visto alguna vez, su rostro marcado con una mandíbula apretada y sus ojos cerrados en una expresión de placer.

Deseaba ver esa imagen tantas veces como fuera posible.

-Sigue tú, nena-susurró al ver que me quede paralizada ante él.

Gemí también sin poder evitarlo, jamás había vivido una situación tan intima con nadie y se sentía increíble que fuera con él.

Lo acaricié, sin poder creerme lo que estaba haciendo, él gimió una y otra vez sobre mi boca, haciendo que me excitara cada vez mas.

Su voz ronca y gemidos eran la perdición.

-Cristo Emma, vas a matarme-dijo a lo bajo, pareciendo más un gruñido que llegó hasta lo más profundo de mi ser.

Lo ví allí, pareciendo disfrutar de mi toque, y me observé a mi misma por unos segundos, completamente entregada ante él y disfrutando tanto de su compañía. Recordé cómo él me había hecho una escena por verme con Brad, cómo me había besado y luego me había dejado confundida, como me había besado por primera vez y luego había dicho que había sido un error, su amenaza hacia Brad.

De un segundo al otro, me sentí la persona más estúpida del planeta entregándole mis momentos más íntimos a un hombre que parecía estar burlándose de mi.

Mentiría si dijera que me importaba que él deseara utilizarme sexualmente, porque realmente yo tenía las mismas intenciones.

Si había sexo sin compromiso, nunca importaría si la intención fuera la misma de ambas partes.

Pero me cabreaba dejar que él se burlara de mi sin obtener ninguna consecuencia.

Sin pensar muy bien lo que hacía, mordí el labio inferior de Justin con todas mis fuerzas y apreté su pene con mi mano al mismo tiempo.

Él gimió de dolor, soltó una maldición y se alejó de mi, me bajé de su escritorio de un salto y me acerqué a su boca.

-No vuelvas a meterte con Brad-susurre






Mierda rayita ¡solo tenias que enseñarle el pastel! jajaja

Besos Xx

El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora