Capítulo 75: Quítate la ropa

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Advertencia ⚠️: Este capítulo contiene narraciones que pueden afectar la sensibilidad de algunos lectores, tales como violencia física o verbal, así como referencias y/o situaciones de abuso.








Me senté en el sofá con la mirada perdida...vaya, sentía que estaba en cero y que tendría que reconstruir toda mi vida desde allí.

Tenía un novio golpeador, el hombre que amaba me odiaba, y mi madre y mi mejor amiga no tenían idea de qué estaba pasando en mi vida.

Pensé en decirle a Amber y automáticamente deseché la idea. Ella no sabía lo que estaba sucediendo entre Justin y yo, si se lo mencionara estaría muy ocupada odiándome como para ayudarme.

Y no la culpaba.

Además ¿que solucionaría con eso? Brad tenía las fotografías, de todos modos debía buscar una forma de deshacerme de ellas y entrometer a Amber en aquello no traería ningún tipo de solución.

Estaba atrapada, no había manera de que dejará que un maldito psicópata le dijera a mi madre y a todos mis ex compañeros de clase que yo estaba tirandome al padre de Amber, podía imaginarlo esparciendo el rumor y temblaba de odio.

Aquello no estaba bien.

Nada estaba bien.

Por algunos días actué como un verdadero zombie, a excepción de los momentos en que me encontraba con mi mejor amiga, donde encontraba pequeños momentos de tranquilidad. Ella no paraba de insistir en ir a la playa, o al parque, o incluso a su casa.

Me negaba a cada posibilidad que implicara salir de mi casa, y ella parecía fastidiarse cada vez más.

Era imposible que hiciera cualquier cosa que implicara llevar poca ropa, o incluso hallarme ante los rayos del sol, donde se haría evidente que llevaba kilos de base de maquillaje.

Además las marcas en mi cuerpo parecían no querer colaborar con mi silencio, pues muy pocas habían desaparecido.

Por supuesto, que de ningún modo quería ir a la casa de Amber, y no porque Brad me hubiera prohibido ver a Justin, sino porque personalmente no creía tener la valentía suficiente aún.

Luego de tres días de insistir, Amber finalmente se había cabreado, había pasado por mi para intentar arrastrarme a la playa, y desistió cuando mentí y dije que tenía mi periodo, ella había rodado los ojos y se había marchado diciendo que no terminaría su verano viéndose como un puto papel en blanco por mi culpa.

Así que allí estaba, sola en casa y aprovechando el momento conmigo misma para poner mi cabeza a funcionar finalmente y decidir qué mierda haría con todo ese desastre, y como solucionaría las cosas.

El timbre de mi casa sonó quitándome de mis pensamientos, y suspiré cansada, no queria ver a nadie más en lo que quedaba del día.

Observé por el visor y vi a Brad parado del otro lado de la puerta.

Oh por favor.

¿No es suficiente ya?

En cuanto él no se había comunicado conmigo en esos días, había tenido la pequeña esperanza de que había recapacitado y me dejaría en paz, pero claramente estaba equivocada.

Cerré los ojos con fuerza y me transporté a otro lugar, imaginé que estaba en una playa de Hawaii y que no tenía ningún problema, evité hacer algún ruido, pero luego de unos segundos, dos fuertes golpes azotaron la puerta.

-¡Emma! abre la jodida puerta, ¡se que estás ahi!

Cristo, el hombre cargaba esa energía negativa y me parecía increíble que meses atrás me sorprendía tremendamente oírlo elevar el tono de voz, y de pronto los gritos parecían ser su única manera de comunicarse.

El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora