Capítulo 19: Flor de cerezo

4.3K 255 82
                                    

Clarke POV

Me removí entre las sábanas, aún con los ojos cerrados, queriendo intentar despertarme de a poco y a la vez, darle sentido al hecho de estar escuchando en medio del silencio, el sonido de las teclas de una computadora. No sabía si era propio de un sueño o si era realmente alguien en la habitación estaba tecleando asiduamente. Unos pocos segundos después, me di la vuelta, y vi a Lexa muy concentrada con sus lentes y su laptop, sentada cómodamente en la cama, haciendo no sé qué cosa. Trabajando tal vez. Pero, ¿a esta hora? En realidad, no tenía idea de qué hora sería, pero, por los débiles rayos del sol que apenas se colaban por la ventana, deduje que aún,  era demasiado temprano. 

―Hey. ― Solté con voz ronca, queriendo llamar su atención, acomodándome boca abajo, pero con la mirada puesta en ella.

― ¡Hey! ¡Buen día! ― Respondió sonriente, en seguida que oyó a mi voz, a la par que hizo a un lado la computadora y unos cuantos papeles que tenía a su alrededor. Se acomodó a centímetros mio, descansando su cabeza sobre la palma de su mano, mientras su codo reposaba sobre la almohada. Su mirada sólo estaba puesta en mí, y una enorme sonrisa se apreciaba en sus labios como si disfrutara de aquello.

― Buen día. ―Susurré muy cerca de su rostro, devolviéndole la sonrisa, e intentando abrir mis ojos del todo.

― No sabes lo adorable que eres, en este estado.Exclamó, mordiendo su labio.

― ¿Cuál? ― Pregunté dudosa, con un solo ojo abierto, porque aún ponían resistencia para abrirse por completo. 

―Así... Intentando despertarte, eres adorable. Y dormida, eres más adorable todavía. Arrugó su nariz, y se rió entre dientes disfrutando del momento.

―No es cierto.Me quejé, tapando mi cara con las sábanas. 

―Sí lo es. Hace más de una hora que te observo dormir y pude comprobarlo.Quitó aquella tela que le impedía disfrutar de mi rostro y se sintió la más afortunada del mundo por algo tan simple como verme dormir.

―Eso no es justo. ­― Me volví a quejar, haciendo un pequeño berrinche, siguiendo su juego.

― Eres como una niña pequeña. Negó con la cabeza ante mis reacciones, sonriente y satisfecha.  ― ¿Cómo has dormido? ―  Terminó por preguntar, mientras acarició mi rostro, para quitar un mechón de cabello, que estorbaba.

― Estupendamente. ¿Tú?

― Perfecto. Dormir abrazada a ti, causa esos efectos. ­― Me dejó un pequeño beso en los labios, haciéndome desear sentirlos una vez más. ― ¿Te he despertado? ­  Agregó dudosa. 

―No. Tranquila. No suelo poder dormir mucho. es la costumbre. Y, tú ¿qué haces despierta? ― Intenté averiguar, todavía un tanto confundida, pero era más por mi estado de somnolencia que por otra cosa.

―Tengo trabajo que entregar. E intento adelantar lo más que puedo. ― Acabó con mis dudas, en un tono un tanto frustrado.

― Estás en tus días de descanso. No deberías trabajar. ― Me quejé por ella.

― Díselo a mi jefa. ― Resopló con pesadez.

Tu jefa no está aquí ahora mismo, así que ven. ― Abrí las sábanas e hice que se metiera dentro, y luego la abracé, quedando cara a cara a ella, pudiendo sentir su respiración muy de cerca.

¿Casualidad o destino? [CLEXA AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora