Capítulo 45: Dos rayitas significan mucho más que sí.

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Clarke POV

1 año después

A medida que los meses fueron pasando, el deseo de formar una familia fue creciendo, y cuando nos sentimos preparadas para dar aquel paso en nuestras vidas, decidimos ponernos en contacto con una clínica de fertilización asistida con el propósito de asesorarnos y comenzar el tratamiento.

Nos tomamos días enteros para charlar sobre quién sería la primera, no por cuestiones de imposición, sino, que, si bien mis ganas eran inmensas por serlo, el miedo a no ser fértil me aterraba, provocando dudas además de miedo; fue aquello lo que llevó a dichas charlas previas.

Ante la situación, me hicieron estudios genéticos relacionados, nuevamente, para quedarnos tranquilas, pero lamentablemente no eran muy alentadores, ya que sufría el mismo problema que mi madre: endometriosis; con la diferencia de que no tenía el mismo daño, aún, que ella. La sola idea de intentar quedar embarazada me provocaba muchísima angustia y miedo y no deseaba acrecentarlos pasando por todo un proceso que no sabía si funcionaría, ahí radicaba el temor, por lo que insistí bastante que lo mejor por el momento, sería que Lexa fuera la primera. No estaba preparada para enfrentarme con una frustración de aquella magnitud.

Pese a todo, Lexa me alentó todo el tiempo diciéndome que no perdiera las esperanzas y que intentando no perderíamos nada, pero entonces, comprendió lo que significaba para mí el "perder" en una situación como tal. Crecí viendo a mi madre sufrir luego de intentos fallidos y abortos espontáneos, sintiendo y siendo parte de ese sufrimiento, y no es algo agradable. Mi deseo era tan grande que temía fallar, no sólo a mí sino a Lexa también. No toleraría hacerle pasar por todo eso a ella.

Pensamos también la posibilidad, propuesta por Lexa, de que podrían realizar el tratamiento en ella, pero con mis óvulos y de esa forma fuera parte de las dos. El cariño que veía en su mirada, en cada detalle, en cada palabra, en cada intento para alentarme buscando otras posibilidades, eran una muestra de amor que mi alma conservaba como un tesoro valioso. Sin embargo, aquello, más allá de ser una idea hermosa, tampoco sería sencillo y fiable, debido a la misma causa. Así que, luego de días de charlarlo y de atravesar un proceso duro y difícil, de altibajos y lágrimas a montones, decidimos al fin, que el tratamiento completo lo haría Lexa.

En nuestra primera consulta, la obstetra a cargo no comentó, más allá de que yo conocía el procedimiento, acerca de todo el tratamiento, de cómo se realizaba, cómo funcionaba, los pasos a seguir. Explicó detalladamente todo y de manera muy profesional; ayudó a esclarecer dudas en Lexa, a pesar de que yo misma había intentado aclararlas, pero, que no la habían dejado muy conforme, argumentando que solo podrían ser mis miedos. Estaba en todo su derecho a desestimarme con sus dudas. Porque era cierto que no estaba siendo muy objetiva con el tema, obviamente.

Debo admitir que sus interrogatorios fueron excelentes y relevadores ante mi negación y miedos, porque escuchar de la obstetra decir que no era algo imposible el que pudiera quedar embarazada, me animó. Además de que conseguí una mirada triunfadora por parte de Lexa en donde expresaba que ella también tenía razón, había que mantener la esperanza. Pese a eso, por el momento seguiríamos lo acordado.

En las consultas siguientes comenzamos con el tratamiento. En un principio indujeron la ovulación de Lexa, para luego poder extraerle óvulos. Como fue bajo anestesia, no pude estar con ella dentro; fue un tanto torturante soportar los nervios consumiéndome los 20 minutos que duró el procedimiento. Pasado aquello nos tocó esperar alrededor de 18 horas para saber si se había producido correctamente la fertilización in vitro. Ese día nuestra mente no pudo concentrarse en absolutamente nada, por lo que ambas nos tomamos el día de trabajo para sólo estar pendientes de lo único que nos importaba.

¿Casualidad o destino? [CLEXA AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora