Capítulo 47: Mi mayor triunfo

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Clarke POV

Un golpe del otro lado de la habitación hizo que despertara del sueño que estaba teniendo, y brincara en la cama del susto; fueron segundos antes de que me diera cuenta de que Lexa no estaba acostada al lado mío. A zancadas me levanté y aún dormida corrí hasta la cocina, en donde la luz estaba encendida. Con las palpitaciones a mil por hora aún por el susto, la vi parada con un pote vacío de Nutella en la mano.

—Lo siento. Te he despertado. — se lamentó.

—¿Estás bien? — Pregunté, sin permitir que los bostezos opacaran mi preocupación.

—Sí. Solo, que Olivia no para de moverse y siento que su piernita me perforará el estómago si no le doy algo de chocolate. — reí entre dientes ante su berrinche lleno de indignación.

— Tenemos a una pequeña inquieta. — susurré, acariciando su barriga.

—Lo que no tenemos es chocolate. Sabía que debía pasar por la tienda cuando regresaba a casa. — se quejó reposando el cuerpo sobre la silla.

—Deja que me cambió e iré por él.

—¿Acaso estás loca? Este helando fuera. No lo harás. — quiso detenerme.

—Sí lo haré. — no permití que siguiera contradiciéndome, y le dejé un cálido beso en los labios.

Me coloqué una chaqueta arriba del pijama, me calcé y tomé las llaves del coche. Había una tienda abierta 24 hrs, así que allí me dirigí.

Al rato, estábamos sentadas en el sillón comiendo chocolates, con Nasha dormida acurrucada sobre la barriga de Lexa, y nosotras desveladas.

Varias noches resultaron iguales, nuestra pequeña inquieta le gustaba el horario nocturno para hacerse notar y como consecuencia las horas de sueño se modificaron en cuestión de días. El tiempo que podíamos, nos permitíamos tomar pequeñas siestas, siempre buscando que Lexa descansara lo necesario, motivo por el cual muchas de las responsabilidades de la casa quedaban a mi cargo. Más allá del agotamiento que llevaba encima, no podía darme el gusto de exigirle más de lo que hacía.

—¡Mírate esas ojeras! Y eso que aún no han nacido. —Se burló Raven, mientras me alcanzaba un café doble.

—¿Adivina quién será la madrina que los cuidará cuando necesite dormir? — me reí y su rostro ya mostró indignación.

— Me halagas, pero me quedó con el menos intenso. —Ambas reímos, y me recosté sobre la camilla de mi consultorio.

—Tomate un descanso, que me encargo de que no te molesten por un rato.

—Ojalá pudiera, pero tengo varios turnos que no puedo posponer. — resoplé pensando en todo el trabajo que tenía por delante. — Y luego debo hacer varias cosas para la casa, entre consulta y consulta.

—Que linda es la maternidad... — usó el sarcasmo como chiste.

—Solo necesito 8 horas de sueño seguido y con eso estaría para reponerme. — suspiré con los ojos cerrados, disfrutando de cada segundo que podía mantenerme recostada.

—Lo que necesites, sabes que cuentas conmigo.

—Usaré ese ofrecimiento luego del parto. — Bromeé, levantándome con pocas ganas.

—Tiene vencimiento, así que es ahora o nunca.

Aproveché la predisposición y la buena acción del día de Raven, y le encargué un par de tareas que debía realizar con unos historiales clínicos, para de esa forma ganar tiempo y conseguir mi siesta tan anhelada.

¿Casualidad o destino? [CLEXA AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora