18. El día de campo.

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—Sólo digo que, sería muy buena opción ir, Camila; si te sientes cómoda, obviamente. —Dijo la psicóloga, suspiré.

Cole me había propuesto ir de día de campo hace un par de días, lo pude evitar con éxito por un tiempo pero me pidió una respuesta ya. Sé que no dejará de insistir hasta que le de un si o un rotundo no.

Era complicado algunas veces entenderme a mi misma. Siempre estaba ahí ese sentimiento de incertidumbre, incluso cuando reía; como si fuera un recordatorio de que alguien ya me había destrozado.

Yo no quería vivir con ese sentimiento.
No quería hundirme en el agujero de la depresión, no quería...

Observé el jardín del hospital a través del enorme ventanal del consultorio. Vi las hermosas flores que lo adornaban: las rosas frescas, los girasoles, los tulipanes y otras flores más pequeñas. Los pacientes regaban las plantas mientras platicaban entre sí, o simplemente olían el dulce aroma de estas mientras tomaban el sol.

Pensé en lo felices que se veían, en como a pesar de todas las complicaciones estaban con una sonrisa. Desee, anhele por un segundo volver a recuperar la seguridad y eso solo dependía de mi.

{...}

Después de una hora, mi madre pasó por mi, besé su mejilla y abroché mi cinturón de seguridad.

—¿Quieres algo de comer?—Preguntó mientras aceleraba.

—Unas donas, estarían bien.

Mi madre asintió, yo busqué una buena estación de radio hasta que llegamos a la panadería, elegimos unas cuantas donas y partimos a casa.

Al llegar, me eche en el sillón, prendí el television y mi madre se me unió. Comenzamos a ver una película mientras comíamos donas, mi madre decía que la película era una basura pero yo la defendía.

—¡Los efectos se ven muchísimo!—dijo.

—Mamá, si la grabaron en 1987 es imposible que no se vean mal.

El timbre sonó, interrumpiendo nuestra pequeña pelea, mi madre se paró a abrir mientras yo buscaba otra película.

Sentí que algo golpeó mi cabeza, miré desconcertada a todos lados buscando al responsable. Cole me miro con una sonrisa burlona.

—Que malos reflejos tienes, Cam—dijo riendo, lo fulmine.

—¡No vuelvas a lanzarme cosas mientras busco una película!—Le chille, tomando a Borlitas, mi pequeño oso de felpa.

Cole todo los ojos, riendo. Me empujó un poco y se sentó a mi lado, me miro fijamente y yo le lance el oso—Deja de mirarme como un anciano miraría a su bacinica—dije riendo, Cole río.

—Pues, yo no te compararía con una bacinica, pero si tú te sientes como una—se encogió de hombros sonriendo—no puedo hacer nada. En fin, estoy aquí porque nos vamos.

Se paró, lo miré desconcertada.

—¿A dónde?—Pregunte, mientras me sentaba como indio, Colé me miro obvio.

—De día de campo. Camila ¿no revisas tu celular? Te dije que iríamos de día de campo a las 5—fingió ver su reloj—son las 5:10, vámonos.

No without you, Cole.Where stories live. Discover now