6. Cariño especial.

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El sonido de mi alarma lleno mi obscura habitación.
Un tanto irritada, la apague con un manotazo y me dispuse a dejar mi cómoda cama de una vez por todas; lentamente abrí mis ojos y estos ardían levemente.

Me dirigí al baño y me encontré con mis ojos levemente hinchados y un poco de ojeras debajo de ellos adornando mi look de chica estúpidamente ridícula que llora toda la noche porque no tiene el amor de su mejor amigo.

Solo un poquito de amor, Cole. Pero no ese tipo de amor que ya me tienes. Pienso, bufo y me obligo a entrar a la ducha.

Treinta minutos después ya estoy rumbo a la escuela, no estaba de humor para lidiar con mis padres y sus preguntas y por eso también fue un poco rápida (además de que Cole me dijo que quería que nos fuéramos juntos para hablar)

Analicemos la situación un par de segundos: Yo, Camila quien está perdidamente enamorada de Cole lo estoy evitando para no tener una plática ridículamente ridícula acerca de que él está enamorado de alguien que claramente no soy yo.

Patética. Solo así me puedo describir ahora mismo: patética.

Llegue a la escuela y rápidamente me dirigí a mi casillero, tomé los libros que necesitaría y observé los apuntes que he hecho para no estar tan perdida cuando la clase comience.

Mi casillero se cerró bruscamente y yo me sobresalté, topándome con la persona más molesta del mundo: Brooklyn. Rodé los ojos y me decidí a ignorarlo por enésima vez. Comencé a caminar por los pasillos tratando de perderlo.

—Camilita, ¿es cierto lo que andan murmuraron todos en la escuela?—dijo al mismo tiempo que caminaba detrás de mi.

—No sé lo que digan y tampoco me interesa.

—¿Ah, no? Pues todos andan murmurando que para Cole ya eres historia, que ahora, como era de esperarse a él le encanta Astrid.—Dijo con una media sonrisa en su rostro, mi corazón se partió solo un poquito más.

Nada de esto es cierto, todo entre Cole y yo esta bien y aunque no lo estuviera tampoco debe de importarte mucho.—Espeté, deteniéndome y mirándolo fijamente. Brooklyn Sonrió.

—Claro que debe de importarme, pues ahora que Cole ya está por fin fuera de tu vida puedes venir hacia a mi y lo entiendo. Yo soy mejor que él y tarde o temprano, te darías cuenta.

Quiero reír amargamente pero me contengo, sin embargo una sonrisa burlona sale de mis labios y aprieto mis libretas a mi pecho.

—Ni aunque Cole me dejara de hablar, lo cual nunca va a pasar, me fijaría en alguien tan miserable como tú. Adiós, Brooklyn.

Y me perdí entre los pasillos escuchando sus maldiciones hacia mi.

{...}

El recreo llego y yo me encontraba sola mirando el colegio desde el último piso del edificio, el cual por lo general siempre estaba vacío o lleno de muy pocos estudiantes debido a que es la biblioteca.

Observaba a través de los enormes ventanales la cancha y lo pequeñas que lucían las personas desde aquí.
Suspiré, en la soledad de la biblioteca decidí sumergirme en apuntes y tareas que aún no había terminado, puse mis audífonos para después escuchar la relajante melodía que había puesto. Comencé a leer tranquilamente y a sumergirme en la Segunda Guerra Mundial.
Me sentía tranquila, como si por fin mi mente estuviera lejos de Cole y de Astrid y de todas las preocupaciones en general.

—¡Hey!—Chillé, al sentir como alguien quitaba mis audífonos, volteé molesta encontrándome con esa típica sonrisa torcida. —Cole.

Mis labios apenas lo dijeron en un susurro leve, se veía cansado y eso me destrozaba el alma. Sé que no ha dormido, sus pequeños ojos están levemente rojos pero eso no le quita la sonrisa de la boca.

—Así me llamo—Susurra, recorre la silla y se sienta al lado de mi, suspira cansado y me mira con una sonrisa—No me esperaste—me encogí de hombros, ¿era un reproche? Porque no sonaba como uno.

Tenía un poco de prisa.—Digo tranquilamente, él niega sonriendo.

—¿Estamos bien?

—¿Por qué habíamos de estar mal?—Digo tratando de sonar casual, Cole suspira.

—Camila...

—Cole...—repito.

—No quiero que nada de lo que te dije cambie nuestra amistad, Cam. Yo-Yo no sé si aún tú sientes ese cariño especial por mi. Espero que no porque tú te mereces a un buen chico. A un chico grandioso para ser honesto; te amo, Camila. Eres mi mejor amiga y a la persona que más aprecio y la única que realmente me conoce, la única en la que puedo confiar. Tú lo sabes, todo el mundo lo sabe y Astrid nunca ocupará tu lugar—me mira fijamente y yo solo siento mi corazón latir rápidamente y mi labio temblar. Las lágrimas traicioneras invaden mis ojos y Cole toma mi mano, besa mis nudillos y la acaricia un buen rato.

¿Cómo alguien puede no quererlo?

»No quiero alejarme de ti, no voy a permitir que me alejes—toma mi rostro y su pulgar recorre mis mejillas, las cuales ahora están empapadas de lágrimas, gimo levemente cuando seca mis lágrimas—No llores por mi, Camila, ni siquiera lo merezco. Te quiero, no sé cómo expresar lo que siento y no lo hago usualmente, realmente quiero volver a la normalidad. Quiero que de nuevo seamos Camila y Cole lo invencibles.

Debo de admitir que ahora tengo una especie de sonrisa en el rostro, mi alma se siente segura pero sé que no debería. Mi corazón grita que lo perdone, que lo quiero y que de igual forma alejarme de él no hará que Cole deje de querer a Astrid.

Pero si te evitarás un gran dolor.

Suspiro y veo fijamente a Cole, tomó mi mochila y me levanto del lugar para después comenzar a andar sin decir ni una palabra me marcho de ahí, cuando estoy a pocos pasos de salir me volteó y visualizo a Cole mirándome tristemente y con los ojos cristalinos, acomodó mi mochila y susurró:

—¿Qué no piensas acompañarme a la cafetería?

Una sonrisa llega a su rostro y se aproxima a mi corriendo, al llegar a mi lado enrolla su brazo en mis hombros y me besa la frente.

—Vamos por unas hamburguesas—susurra.  Como quiero a este tipo.

No without you, Cole.Where stories live. Discover now