19. Mirna Samuels

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La voz de mi madre me saca de los brazos de Morfeo, la miro aturdida y ella se ve borrosa. Tallo mis ojos mientras la escucho hablar:

—Cariño... Hay una chica en la puerta, una tal Mirna. Dice que es amiga tuya y que desea verte, no lo sé... luce muy desesperada; únicamente por esta razón te lo digo, porque sé que no quieres ver a nadie más que a los de confianza. ¿Quieres que la pase?

Cuando mi cerebro logra procesar toda la información, recaigo en quien es Mirna Samuels.

Pálida, rubia y ojos celestes al igual que Brooklyn. ¿Cómo no iba a lucir como él? Es su hermana, es hermana del hombre que más me ha dañado y ahora está aquí, no logro distinguir si siento enojo o indignación pero casi estoy a punto de decirle a mi madre que le lance un sillón en la cara.
Sin embargo las palabras que salen de mi boca son:

—Pásala a la sala, en seguida bajo.

Mientras cepillo mi cabello admito que estoy llena de intriga del porqué Mirna Samuels esta en mi hogar. ¿Una persona como ella? Seguramente para burlarse de mi, o pedirme que retire los cargos contra la bestia de su hermano.

Bajo las escaleras con toda la paciencia del mundo, tomándome mi tiempo y planeando algo que decir. Mi campo visual se topa con Mirna: una chica pálida, delgada y rubia completamente vestida de negro está sentada en mi sillón de cuero.

Samuels toma un trago del café que mi madre le ofreció y mi papá al verme se levanta de su lado.

—Gracias por el consejo, señor Luke. Lo tomaré en cuenta.

Mis padres nos dejan solas y me siento en el sillón frente al que está sentada Mirna, observo su precioso rostro que hoy luce demacrado. Mirna siempre ha sido una chica bella, por eso ha estado en el equipo de porristas y ha sido reina de diversos bailes. Pero hoy sus celestes ojos no brillan, hoy su pálido rostro no luce pulcro si no enfermo y unas enormes ojeras adornan sus hinchados ojos. Su cabello dorado, no luce lleno de vida si no quebradizo.

Me mira por unos instantes antes de hablar.

—Muchas gracias por aceptar verme, Camila. Tú estás en todo el derecho de rechazarme y odiarme, no te culparía. Muchas gracias.

»Iré directamente al grano, porque no hay mucho que decir en realidad; no te diré la típica condolencia que seguramente te han dicho porque sé claramente que eso no te hará sentir mejor y entiendo si incluso crees que mi presencia aquí es una burla. N lo es. Y desde el fondo de mi corazón te quiero decir cuánto lo siento—sus ojos se llenan de lágrimas, sin embargo ella no permite que ninguna caiga—y-y te suplico que perdones todo el daño que está familia te ha hecho a través de Brooklyn. Yo sé que él destrozó gran parte de tu alma...

—O toda—murmuré inconscientemente.

—No te pediré que retires los cargos—dijo ignorando lo que había dicho yo—Pero si te pido, te suplico que perdones a Brooklyn. Aunque perfectamente sé que lo que hizo es algo imperdonable. Camila, me siento furiosa con la persona con la que crecí, con la persona con la que jugué Monopoly, no logro reconocer o entender incluso como la misma persona que te hizo esto llegaba a casa sonriente, tranquilo y abrazaba a mamá y le besaba la frente—su voz se quebró y miro al vacío, recordando, sus ojos azules se perdieron en el suelo, Mirna estaba destrozada— pudo ser la misma persona que te torturó por días, ¡¿cómo demonios?! ¡¿Cuándo se convirtió en ese monstruo?!

Su llanto se intensificó, pero no era un llanto llamativo, lloraba en silencio, como si su pena fuese tan grande que incluso no pudiera emitir sonido alguno, le calaba los huesos y lo sabía. Mirna siempre había sido apegada a Brooklyn, desde preescolar; no era secreto para nadie que cuando cumplieron un año los dos dijeron su primera palabra al mismo tiempo (porque eran mellizos) o que Brooklyn fue la primera pareja de baile en primaria. Mirna siempre había visto a Brooklyn como su héroe, a pesar de que ella fuese una plástica que hablaba mierdas de todo mundo, si alguien atacaba a su queridísimo hermano Mirna sacaba las uñas para defenderlo contra todo.

Porque para ella, él siempre fue su héroe. Él siempre estuvo ahí, incluso cuando no ganó Miss Primavera y Mirna lloró en el escenario, Brooklyn subió a abrazarla.

Y la abracé, porque en cierto modo, Mirna y yo sufríamos de la decepción y amargura. Lloró en mi hombro e incluso yo también lloré. ¿Cómo no? Si era algo que nos había destrozado la vida a todos, algo que marcó el fin de cierta inocencia e ignorancia.

Porque ya nada nunca sería lo mismo, llevábamos la huella de un acontecimiento terrible.

[...]

Por la noche, me sorprendí de recibir un mensaje de texto de Cole, pues desde el día de campo que no lo veía, temerosa, tomé el teléfono y abrí el mensaje.

"¿Necesitas una charla en el techo? Porque yo si.
Cole, x"

Sonreí, porque siempre que lo necesitaba Cole estaba ahí, como  si una extraña conexión le avisara que lo necesito. Abrí mi ventana, encontrándome con un Cole en mi techo, sonreí y me acerqué cuidadosamente a él, me senté a su lado y Cole me abrazo.

—Que día de mierda—murmuró. Asentí.

—De los más extraños también—admití.

El silencio dominó, observé la luna, hermosa y blanca; sentí la mirada de Cole y voltee a verlo. Me miraba fijamente, de una manera incomprensible, sus profundos ojos me estremecieron.

—Cam, realmente lamentó lo que hice el día de campo... yo-yo no sé porque lo hice, Dios, simplemente quise hacerlo. Quise hacerlo desde hace mucho tiempo, a decir verdad—mis mejillas se sonrojaron un poco y Cole las acarició—Yo te adoro, Camila, joder, nunca creo haber querido a alguien como te quiero a ti...

—Cole... no, por favor—dije, el sigo acariciando mi rostro y su semblante era sereno.

—Lamento muchísimo haberte mentido, ¡Dios! Quizás si hubiéramos ido juntos a la escuela ese día—sus ojos se llenaron de pequeñas lagrima y yo negué.

—Cole, no; no es tú culpa, no es la culpa de nadie. ¡Dios! Solo es culpa de él y ni siquiera estoy segura de  que la sea. No quiero te quiero ver llorar ¿de acuerdo? Cole, tranquilo—dije mientras él me miraba con los ojos cristalinos y algunas lágrimas en sus mejillas.

Lo miré ahí, en el techo en esta fría noche Cole se veía tan indefenso y frágil, mi corazón latió rápidamente y lo acerque a mi.

Tomé sus brazos, los cuales estaban tibios y mis manos frías lo estremecieron, los apreté un poco y junté mi pecho con el suyo en un cálido abrazo.

—Te quiero, Cole, como nunca he querido a nadie—susurré en su oído, inclinando un poco mi cabeza para depositar un beso pequeño en sus mejillas, saboree el sabor de sus lágrimas.

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HOLAAAAA
¿Cómo están? Espero disfruten este fin de semana, les dejo este pequeño regalito❤️

Voten, comenten y chismeen.
Cole y Cam team ahrr

No without you, Cole.Where stories live. Discover now