11. ¡Oh, princesa!

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ATENCIÓN, LA ESCENA QUE SE MOSTRARÁ A CONTINUACION NO ES APTA PARA TODOS. CONTIENE MATERIAL DELICADO. SÉ QUE ES ALGO TERRIBLEMENTE MALO LAS PARTES QUE CONTENDRÁ Y ESTOY EN CONTRA DE TODAS ESTAS CONDUCTAS, SIN EMBARGO SON NECESARIAS POR SER PARTE DE LA TRAMA DE LA HISTORIA. 

Camila.

Mi vista es negra debido al pañuelo que han puesto en mis ojos, pero sé perfectamente que me encuentro en ropa interior únicamente y que estoy amarrada a una silla fría de metal.

El hipo que sale de mi boca es incontrolable, ¿cómo fue que llegue a todo esto?
Las lágrimas salen de mis ojos incontrolablemente, no soy capaz de dejar de llorar ni deseo hacerlo porque solo así me siento un poco mejor, un poco libre, un poco pura. Pero toda la pureza que tenia me ha sido arrebatada. Me la arrebato. Se la llevo.

Él se me destrozado. Me ha herido, me ha matado en vida.
Se ha llevado todo de mi.
Me  ha arrancado el alma como si le perteneciera, como si fuera una parte de él y me ha usado como si fuera un maldito juguete, como si fuera un maldito robot sin sentimientos.

Mi corazón duele y me siento destrozada, me siento como una terrible basura ¿Qué he hecho para merecer esto? Me permito soltar un jadeo porque es lo único que me queda, todo mi cuerpo arde y mi corazón llora, estoy llorando por dentro, siento un remolino de tristeza en mi interior. Tiemblo en la silla cuando escucho el rechinar de esa horrible puerta, mi estomago se revuelve y siento que devolveré el estómago.

—Camila—Dice y se acerca, su asquerosa voz me repugna y siento unas terribles ganas de abofetearlo cuando acaricia mi mejilla—no llores princesa, por favor, no más. Creí que ya habíamos dejado el llanto semanas atrás.

No digo nada. El miedo se apodera de mi cuando su mano comienza a hacer círculo en mi muslo; mi corazón se acelera, no. Por favor no más. Una lágrima se me escapa y sé que le cayó en la palma porque mi muslo se siente húmedo.

—¡Oh, princesa! Eres tan hermosa—su voz llena mis oídos y la cabeza comienza a punzarme. Siento que la cabeza me explotara cuando sus labios reclaman los míos.

Son rasposos y me obligan a mantenerme quita, muerde mis labios exigiendo una respuesta que nunca le daré. Su aliento es de alcohol que me hace dar arcadas lo cual hace que al instante él se aleje.

—Cariño ¿estas bien?—me acaricia la mejilla, escucho un ruido y después algo frío en mis piernas, una bandeja de metal—debes de comer, cariño. Para que estés bien y podamos seguir teniendo diversión.

Siento como la venda de mis ojos cae y mi vista se llena de un rostro sonriente que me tiende una cuchara llena de algo que parece ser sopa, pero de tan solo olerla, siento el ácido vomito en mi garganta.

—Mierda.

Comienzo a vomitar en una cubeta que me ha puesto, siento el ardor en mi garganta, mis ojos continúan expulsando lágrimas, mi cabeza punza cada vez más y cuando por fin dejo de vomitar, él me ayuda a limpiarme, me enjuaga la boca y seca el poco sudor qué hay en mi frente.

{...}

La noche cae, yo me limito a ver la luna que se asoma en la pequeña ventana, estoy desamarrada y en un colchón sucio con un par de mantas y poca ropa que me ha dado. Mi respiración es tranquila, mis ojos pesan al igual que todo mi cuerpo.

Lo único que deseo es morirme. Digo, cuando una estrella fugaz (o avión, no soy capaz de distinguir bien ya las cosas) pasa. Mi pecho duele, me recuesto en el colchón.

Pienso, pienso en la primera vez que me toco. Fue asqueroso, los recuerdos llegan a mi mente fugazmente, me invaden y siento mi piel arder, recordándome que ya nunca podré ser como antes porque él arranco algo de mi. Porque él acabó con mi dignidad después de que me obligo a satisfacerlo, él acabó conmigo como un huracán acaba con todo. Se llevó todo.

Escucho el rechinillo de la puerta y rápidamente cierro los ojos fingiendo estar dormida, pero sé que es inútil pues mi respiración es acelerada al igual que mi pulso.
Siento el colchón hundirse y un jadeo se escapa de mi boca.

Estúpida, estúpida.

—Cami...—Balbucea, huele a marihuana. —No sabes como te extrañé ¡creo que ya me acostumbre de más a ti!—besa mi hombro, yo solo me alejo y sé que es tonto pues él me sigue.

Besa mi hombro, besa mi cuello, besa mis labios y finalmente besa mi clavícula. Yo lo aparto con mis manos, tratando de poner distancia pero él toma mis manos.

—Basta—dice. Sigue besando mi cuello y baja a mis pechos, siento su asquerosa masculinidad restregarse en mi abdomen y suelto un grito. Las lágrimas no tardan en salir, mi corazón sigue acelerado.

¡Aléjalo! ¡Aléjalo! ¡Haz algo, Camila! Me retuerzo bajo de él, tratando inútilmente de librarme. Trato de liberar mis muñecas pero él las aprieta y yo lanzo un chillido, toma mis muñecas en una sola mano y la otra baja al inicio de mi pijama. ¡Haz algo ahora!

¡No! ¡No! ¡No!—gritó, comienzo a gritar más fuertemente y siento que las lágrimas me queman, siento que el oxigeno me falta y que me estoy ahogando—¡Quítate! ¡Quítate! —mi voz suena como un eco, siento que me hundo en mis propias lágrimas.

»¡No lo hagas, Brooklyn! ¡Ya no, por favor!—siento que mi garganta se desgarra y mi vista se nubla cuando comienzo a temblar.

No without you, Cole.Where stories live. Discover now