2. Salirse con la suya.

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Debo de admitir que no comprendía el por qué Cole se había molestado conmigo después de lo ocurrido en la fiesta. Retomemos los hechos: Cole se peleó con Brooklyn, intente separarlos, Cole alzó su puño y casi me golpea pero se detuvo, Cole salió de la fiesta hecho una furia.

Flashback.

"—¿Que demonios te sucede Cole?—le grité, él me ignoro y continuó caminando hacia su auto, el frío viento golpeó mi cuerpo—¡Joder, Cole! Respóndeme, carajo.

—Cállate de una maldita vez, Camila. —Gritó, me miro a los ojos por unos segundos y mis ojos se humedecieron.

—Lárgate. Ya sé que ahora todo resultará ser mi culpa—dije amargamente. Ni siquiera sé por qué se está desquitando conmigo.

—¿Y no la es? ¿Sabes? No me interesa, no me interesas y ya me voy, esta fiesta es una basura. Ni siquiera sé porque te hice caso, si siempre todo lo qué haces resulta ser estúpido.

Golpe bajo, lo miré firmemente—Pues entonces no sé por qué demonios sigues aquí, púdrete  Cole—susurré, me adentré a la fiesta y escuché como daba un portazo a su auto.
Me fui al patio trasero y comencé a llorar. Joder, me dolía, me dolía cada maldita palabra que salía de su boca como un puñetazo.

Después de unos minutos, Anahí, una buena amiga me llevo a casa gentilmente, me pregunto si estaba bien y me abrazo aunque no le comenté de la pelea con Cole. "

Fin del flashback.

Suspiré, me senté en el campo y observé al equipo de animadoras practicar al igual que el equipo de fútbol, me sentía sola. Me hacía falta Cole y me odie por eso. Seguí mirándolos y sentí como alguien se sentaba a mi lado, el humo de cigarrillo invadió mis fosas nasales, volteé y observé a Cole con desdén.

—Perdóname, Camila. Sé que actúe como un estúpido pero demonios, sabes que no pienso cuando estoy molesto—susurro, miré al frente. Siempre era lo mismo.

—Lo sé.

—¿Me perdonas?—no respondí, sentí sus brazos rodearme—Anda, bonita. Perdóname—susurró, me miro con ojitos de cachorro y reí.

—Idiota.

—Me amas—susurró.

Continuamos abrazados observando todo, me gustaba estar así, de alguna u otra forma me sentía segura, me sentía completa..., después decidimos ir por una pizza. Caminamos hasta el pequeño local que estaba cerca de la escuela, nos sentamos en una mesa del rincón.

—¿Qué desean ordenar?—dijo amablemente el mesero.

—Una pizza grande de pepperoni, por favor—respondí, el mesero me sonrió.

—Con gusto, hermosa.

Me sonrojé y Cole se echó a reír en cuanto el mesero se fue.

—No coquetees enfrente de mi, es extraño ver a mi mejor amiga así de fiera—murmuro riendo, lo golpeé con la carta.

—Es un don, hermoso—le guiñé el ojo y comenzamos a reír.

El mesero volvió con la pizza y Cole me miraba pícaro. Comimos tranquilamente y seguimos conversando, Cole me llevo hasta mi casa cuando terminamos.

—¿Y Brooklyn no te ha molestado más?—Preguntó, mientras encendía otro cigarrillo. Negué con la cabeza.

—Parece que unos golpes era lo que le faltaban—bromeé, Cole río.

—No me arrepiento de nada—sonrió.

Nos despedimos y entre a mi hogar, comencé a hacer mis deberes ya que pronto vendría la época de exámenes e iba un poco retrasada con algunas tareas.

La noche se dio rápidamente, miré a la luna y suspiré.

—¡Camila, amor, baja a cenar!—gritó mi madre.

—Ya voy—grite de vuelta, me levante de mi escritorio y me acerqué a mi mochila para recoger todas mis cosas.

Un mensaje llego a mi celular y lo tomé, abrí el mensaje y me extrañé que fuera de un número desconocido.

Cuídate, Camila y dile a tu amiguito que también lo haga. Nadie se mete conmigo sin atenerse a las consecuencias.

Aunque no había nombre, sabia perfectamente de quién era y es que Brooklyn nunca deja de salirse con la suya.

No without you, Cole.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant