Capítulo 15: Cena familiar

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-Vámonos, que tus padres nos esperan.-Le dejé un pequeño beso en la punta de su nariz, y mordí mi labio intentando controlar el volcán de sentimientos que estaba asentado en mi pecho. Era imposible que me generara tantas emociones con tan solo un beso, o palabras como esas.

-No hagamos esperar al señor y la señora Griffin.- Dijo chistosamente, guiñando un ojo.
Me bajé y la esperé pegada al auto, mientras ella bajaba y cerraba todo.
Se acomodó un poco la camisa y el pantalón, me dedicó una sonrisa, y tomándome de la mano, me guío hasta la entrada de la casa de su infancia.
Debo mencionar, que su gesto me descolocó, pero lo amé. Sentía que a través de él, intentaba mostrarme que siempre me sostendría y me acompañaría. Sostenerme la mano, firme, pero delicadamente, era un gesto de amor y amistad, algo que entre nosotras se había convertido en un lazo muy fuerte. Y como bien lo había dicho Clarke, seguíamos siendo amigas, era nuestra base, y lo que permitía que ese lazo se volviera irrompible.

Frente la puerta, tomé aire, y lo solté despacio después de que Clarke tocará timbre. Creo que no estaba nerviosa, sino ansiosa. Abby y Jake, fueron siempre como unos segundos padres para mí, y la contención de este tipo me hacía falta. Mi madre llevaba meses sin hablarme, y a mi padre, últimamente, sólo le interesaban sus viajes de negocios y ya casi no pasaba tiempo en casa. Mamá había cambiado tanto que creo que no toleraba mucho su histeria.
Echaba muchísimo de menos la familia que solíamos ser. No era perfecta, pero al menos mis padres, en ese tiempo, no me hacían sentir un bicho raro que no encajaba en su "perfecta" vida social. Los extrañaba, sobre todo a mi padre. De niña estaba muy apegada y unida a él; compartíamos tantas cosas... Recuerdo que solía llamarme "pequeña comandante" y yo me sentía poderosa bajo su complicidad. Siempre fue mi compañero, y ver en sus ojos decepción cuando les conté que me gustaban las chicas, dolió, y muchísimo, porque sentí que había defraudado a la persona más importante de mi vida. No me animé a llamarlo o a escribirle luego de eso. Temía que me rechazara y que aquello me desbastara aún más. Por su parte, tampoco lo había intentado, por lo que daba por seguro que me odiaba.
Costia solía repetirme todo el tiempo, que si no podían aceptarme por lo que era, no valían la pena... Sin embargo, creo que jamás les di una oportunidad. O bien, jamás nos dimos una oportunidad.

La puerta se abrió, y la sonrisa de Abby pareció agrandarse cada vez más, cuando nos vió a ambas paradas en la entrada de su casa. No demoró en lanzarse y abrazarnos a las dos a la vez con fuerza y cariño.

-¡Mis niñas!- Sentí ese amor real de madre y mi mente voló años atrás.

-¡Ya mamá! Nos ahogarás.- Dijo Clarke tratando de separarse del abrazo fraternal de su madre y yo queriendo que no acabara. Se sentía tan bien.
Cuando se logró despegar de sus brazos, Abby posó su mirada en la mía, y con sus manos tomó mi rostro.

-¡Oh Lexa! Te ves tan hermosa. No has cambiado nada. Aunque, estás mucho más delgada. ¿Estás comiendo bien?

-Déjala tranquila, no ves que ya no es una niña. - Resopló haciendo que me encogiera de hombros y me sonrojara.

-No seas grosera Clarke. Para mí siempre seguirán siendo unas niñas.- Acarició mi mejilla con cariño. Así era Abby, siempre pendiente y atenta.

-Ufff...- Clarke puso sus ojos en blanco y no pude evitar soltar una risa entre dientes.

-Si Abby, estoy comiendo bien.- Le dediqué una sonrisa.

-Espero que así sea.- Me dejó un beso en la frente. Y nos invitó a pasar.

Entrar a casa de los Griffin, fue como sumergirme en un mar de recuerdos y nadar por medio de ellos. Cada cosa estaba tal como la recordaba, el aroma del lugar y la calidez del hogar. Todo era como en mis mejores recuerdo de la infancia. Sentí nostalgia, alegría, y la emoción se asentó en mi garganta. Este viaje se había vuelto, un viaje de remembranza, a un pasado al que le tenía muchísimo cariño, a los mejores años de mi vida. Creo que mi ansiedad era por todo esto, porque sabía que me iban a invadir aquellos buenos momentos, y tal vez necesitaba ahogarme en ellos para fortalecerme y pensar que tal vez no todo estaba perdido y que muchas cosas podrían cambiar para bien.

¿Casualidad o destino? [CLEXA AU]Where stories live. Discover now