Compro lo necesario. Ya que tampoco estaré en casa. Llevo unas tres bolsas, en la entrada noto que hay un guardia nuevo, como puedo lo saludo con mi mano, y él se limita a mover su cabeza.

Subo al ascensor y pienso en que regalarle a Aaron para su cumpleaños, cuando él puede costearse lo que quiera, quiero algo que lo sorprenda.

Salgo y voy directo a la puerta, introduzco la llave, y ahí queda, porque caigo de espalda porque halan de mi cabello.

Las bolsas caen y por inercia comienzo a lanzar puños a la persona.

- Quédate quieta perra loca. -es Adrián.

- ¡Suéltame!

- Después de dejarte como me dejo tu noviecito de mierda.

No razono, solo siento el gran golpe en mi rostro contra la pared, intente cubrirme pero no llegue a hacerlo. Un poco mareada intento escapar, el vuelve a tomarme por el cabello, hace una llave en mi cuello ahorcándome.

- Shh, shh, sin escándalo, no hay necesidad. -dice mientras siento como me quedo sin aire.

Entierro mis codos en su estómago, pero ni cosquillas le hago.

- Tú, sigues siendo mía. -frota su cuerpo contra el mío, no dejo de temblar, no puedo creer que este excitado, es un enfermo .-¿Creías que te ibas a escapar de mí? Ahora te soltare y abrirás la puerta, ¿sí?

Siento la presión en mis ojos por la falta de aire. Me suelta y no me da tiempo de respirar, porque hago el intento de correr, es más ágil y logra tomarme de manera brusca por el brazo, haciendo que caiga, escucho que abre la puerta con la otra mano mientras me retuerzo intentando escapar de su agarre, abre la puerta, enreda sus dedos en mi cabello y me empuja hasta adentro.

Me estoy incorporando cuando me da una bofetada que me vuelve a tumbar.

Golpe tras golpe me ha dejado fuera de órbita, no me ha dado tiempo de defenderme.

- ¿Qué se han creído tú y tu novio? ¿Qué me iban a dejar sin nada y no la pagarían? -grita y tiene una pequeña sonrisa en la cara, se baja la cremallera del pantalón -¿Por qué te asustas? No es algo que no me hayas hecho antes, y me imagino que así conseguiste ese puesto de trabajo.

Como puedo me levanto y logro tomar el jarrón que tengo en la isla, se lo lanzo pero se cubre con los brazos, y cuando los baja solo hay furia en sus ojos. Me toma pegándome a su cuerpo, restregándome su erección y estrujándome los senos, es asqueroso, me retuerzo cuando siento que mete su mano dentro de mi camisa mientras besa mi cuello.

- Arrodíllate. - dice en mi oído, pero es más una obligación, porque me tumba, haciendo que caiga directamente de rodillas, lastimándome más. -abre la boca.

Mi cara se encuentra empapada de lágrimas pero mi boca se mantiene cerrada, estoy arrodillada, sosteniéndome con las manos, no siento fuerzas.

Me da otra bofetada y mis labios comienzan a sangrar.

- ¡Abre la boca, puta!

- ¡No! -quiero salir corriendo.

- ¿Qué dijiste? ¿No?

- No. -le respondo con los dientes apretado de ira.

Siento un puñetazo en la mandíbula que me tira hacia atrás, y luego una patada en las costillas que me dejan sin aire.

No puedo respirar.

Tengo ganas de vomitar pero el gran dolor del costado me lo impide.

- ¡Abre la boca! -me grita volviendo a ponerme ante él.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora