Bueno amigo un gusto platicar contigo, pero este lugar necesita que lo dirija, Annabell un placer conocerte y espero disfrutes la noche —se despide y se va.

La noche transcurrió de los más divertida bailamos, bebimos y nos reímos mucho, creo que a causa de las pequeñas burbujitas del champagne.

Después de bailar, debo decir que más sensual y atrevido de lo acostumbrado fuimos a la mesa.

Estás hermosa está noche —me dice con esa voz graciosa que tiene cuando está pasado de alcohol, hace rato el había dejado el champagne y estaba tomando wisky yo por mí parte había dejado de tomar y solo lo acompañaba con agua, bajo el pretexto de que ya no me estaba sintiendo bien, no podía pasarme de copas porque sabía que podía caer en la tentación.
Gracias —le respondo con una linda sonrisa

Se acercó más a mí en el sofá y empezó a besar mí cuello, lentamente depositando suaves y húmedos besos, primero mí cuello subiendo hasta la oreja, te extraño nena —me dice al oído, y siguió depositando beso hasta llegar a mí boca, empezó con un beso suave y delicado, en poco tiempo la temperatura fue aumentando pasaron de ser besos tiernos a besos sensuales y apacionados, me sente ahorcada encima de él en ese momento todo al rededor desapareció solo existimos el y yo, menos mal que nuestro VIP estaba en una zona oscura y privada si no hubiesemos estado dando tremendo espectáculo xxx, nos despegamos solo para tomar aire seguimos nuestro ardiente beso, una de sus manos se la entri  por el escote del vestido acariciandome uno de mis pechos gemi ante su toque tenía las manos tibias, en ese momento sentí que extallaria de placer y sentí que el estaba igual igual de excitado que yo,   sentí  su pene tan duro que creí que  explotaría el pantalón. Vámonos de aquí —me dice al oído con voz ronca, nos paramos y nos fuimos llegamos al hotel en tiempo récord aunque no estaba tan lejos, subimos a la habitación e inmediatamente cerro la puerta de la habitación retornamos  lo que habíamos empezado en el club, le acorraló en la pared empezó a besarme el cuello, la boca y luego lentamente empezó a descender por mí cuello dejando un camino de sexy y húmedos besos llegando hasta mis pechos empezó a chuparme uno luego el otro, jugaba con ellos, yo sentía que me corría en ese instante, Dios estaba tan editada. Empezó a quitarme el vestido lentamente hasta quedar en bragas, y yo lo imite ayudándolo a desvestir, dio un paso hacia atrás para observarme semi desnuda, a lo que yo también aproveché para contemplarlo, ahh tenía un cuerpo que parecía esculpido por los dioses del Olimpo su extitación era notoria.

Joder eres la mujer más hermosa y sexy del mundo, te extrañaba tanto amor mio—me dice y siguió con su camino de besos hasta llegar a los mulos, en el instante en qué sentí su aliento en mí sexo me espante y desperté de mí excitación.

Espera —grite y si un salto como si me ubiera pinchado con una aguja, el me mira extrañado, no podemos hacer esto —digo con pánico.

¿Cómo que no podemos? —me pregunta Edwards, claro que podemos tu lo deseas y yo también más que nada en este mundo y se acercó a mí para besarme.

No. No puedo —grite y salí corriendo y me encerré en la habitación.

Ohhh por Dios casi caigo —pienso recostada en la puerta del dormitorio  con la respiración agitada por los sucesos anteriores, Annabell esto tiene que ser una jodía broma, sal de ahí cariño —escucho que me dice del otro lado de la puerta. Menos mal la habitación está dividida, hay una zona que es una especie de sala y la otra una recámara, creo que a Edwards le tocará dormir en el mueble.

Cariño sal y hablamos ¿que pasa? —me dice con el tono más calmado que puede usar.

No Edwards no puedo volver a caer, ya dije que no quiero estar contigo no es justo para mí  —le digo con voz triste. Me quedé esperando que respondiera, pero extrañamente no me respondió.

Me miro en el espejo, estoy semi desnuda, solo con las bragitas y toda colorada de lo sucedido, me veo en el espejo y con una gran sonrisa de bruja malvada dibujada  en mí rostro me digo a mí misma: "Misión Cumplida".

Edwards Collins.

Ahora mismo se que mí cara es un poema ¿Que diablo paso aquí?, Si la estábamos pasando tan bien, se que ella lo estaba disfrutando al igual que yo, lo se,  lo pude sentir se que ella siente lo mismo que yo.

Cariño sal y hablamos —le digo, pero su respuesta me calo el alma la sentí demasiado triste y por eso no volví a insistir. Claramente le e hecho mucho daño y ella no se lo merece.

Veo a ambos lado de la habitación y creo que me tocará dormir en el sofá, lo malo es que necesito urgentemente una ducha de agua fría y en estos momentos no es posible, pues Annabell está encerrada y no creo que me valla a abrir. Me acomodo en el sofá, tomo el teléfono, entro a Whatsapp  y aparece el nombre de  alguien que se me pueda ayudar en estos momentos.

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