CAPÍTULO 12

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Annabell Brooks.

Salí del ascensor y me dirigí hacia mi oficina, sentía todas las miradas sobre mi, era realmente incómodo, no estaba acostumbrada a esto siempre me gustó ser la chica invisible.

Llego a mí oficina, es pequeña pero acogedora, antes era cómo una caja de zapato pero yo le he dado mi toque personal y femenino,  le estoy dando los últimos toques al informé cuando escucho mi celular vibrar, es un mensaje.

Edwards: Ya te sientes mejor?

Yo: Si, ya tomé mi dosis de cafeína del día y creo que dio resultado. Para ser sincera no me gusta ser el centro de atención y cuando entramos esta mañana media empresa se quedó mirándonos y dónde quiera que voy esta mañana todos se quedan viéndome y susurran a mis espaldas.😢

Edwards: Nena acostúmbrate porqué estás casada con el hombre más codiciado 😉

Yo:  😒

Edwards: 😘

Yo: Algunos si trabajamos bye. 😜

Edwards: Cuidado muchachita, es con el jefe que hablas 😠

Dejo mi celular en la gaveta de mi escritorio y paso a la oficina de Jonathan a dejarle copia del informe para que le dé la última ojeada.

Antes de la hora pautada de la reunión subo a la sala de juntas, allí junto a la asistente de presidencia doy los últimos toques para que todo quede perfecto, al cabo de unos minutos van llegando las personas pautada para la reunión: socios, los gerentes de los diferentes departamentos y presidencia.

Edwards da la bienvenida y empieza la reunión expongo mi parte de una manera magistral y todo transcurre en total normalidad, los socios están más que contentos, pues en los últimos movimientos  la empresas a duplicado su ganancia todo gracias a la visión de negocio de Edwards.

Después de una larga reunión entre números y estadística se concluyen todos los puntos a tratar en la reunión.

Cuando todos se disponían a pararse de sus asientos —un momento por favor si son tan amables guarden asiento —dice Edwards con voz gruesa

— ¿Qué pasa hijo, algún otro tema que quede por discutir? —pregunta uno de los socios.

—No, solo quería aprovechar la ocasión para presentarle a mi esposa Annabell Brooks —dice Edwards a la vez extendiendome su brazo para que me pusiera a su lado, pasándole un brazo por mi espalda.

Todos los presentes pusieron cara de asombro, la sala quedó un rato en silencio hasta que uno de los socios habló —felicidades hijo, que callado lo tenías jajaja pero por fin sentaste cabeza, es  muy hermosa la mujer que tienes a tu lado y por la presentación anterior me atrevo a decir muy bella e inteligente —dijo el señor extendido sus brazos  a modo de abrazo para Edwards y extendiéndome la mano y posando un beso sobre ella.

—Gracias, —dice Edwards y así siguieron las felicitaciones por todos los presentes reprochando a modo de juego lo callado del asunto.

Al fin todo salieron y solo quedamos el padre de Edwards, Edwards y yo, —Edwards, Annabell por favor pasen a mi oficina en un rato por favor       —esta bien contestamos los dos al unisono.

—Lo hiciste bien —me dice Edwards

—Es mi defecto hacer todo bien —le contesto a modo de broma.

Me mira levantando una sus ejas y se acerca a mi,  acorralándome  en la pared, me mirá fijamente a los ojos niega con la  cabeza y dice —vamos el viejo nos espera en su oficina. Dicho esto sale de la sala, dejándome allí, por un instante creí que me besaría y me quedé embobada esperando a que lo haga y lo peor de todo es que me decepcionó que no lo haya hecho, por Dios que estoy pensando…

Cuando salgo de la sala Edwards estaba esperándome con una gran sonrisa burlona al parecer lo anterior lo había hecho a propósito.

Llegamos a la oficina del Sr. Collins nos pidió que tomáramos asiento   

  —Felicidades chicos lo están haciendo muy bien , la reunión de hoy surgió el efecto esperado, los socios no tienen la menor duda de que eres lo mejor para esta empresa.

—Claro les tengo las cuentas bancarias llenas de dinero —dice Edwards sarcástico.

—Annabell muchas gracias por lo que estás haciendo por nosotros, se que para tí esto no es una situación muy cómoda, se que mi hijo se portará como un caballero y no te hará pasar malos ratos.

Edwards sonríe —como crees la trataré como a una reyna, no tendrás queja sobre mi —dice fastidiado.

—Eso espero Edwards, cambiando de tema Dianan te manda a decir Edwards que no te olvides del cumpleaños de tu abuela, es este sábado en la hacienda y nos iremos desde el viernes, estás invitada Annabell —se dirige a mi con una cálida sonrisa. El Sr. Collins es  el típico hombre de negocios con una imagen fuerte pero cuándo lo conoces te das cuenta que es un hombre de buenos sentimientos y dedicado a su familia.

— ¿Cómo sigue tu madre? —me preguntó

— Un poco mejor, ayer estuve con ella y se le veía con mejor semblante  —le sonreí.

— Cualquier cosa Diana Y yo estamos a tu órdenes, puede contar con nosotros en lo que necesites.

— Muchas gracias —le contesto
Edwards nos mirá de manera confundida lo que me recuerda que tengo que hablar con él.

Para cuándo todo el trabajo en la oficina termina, ya pasan de las siete de la noche y es ahí donde  me doy cuenta que vine con Edwards y que no tengo en que irme, en ese momento tocan la puerta de mi oficina y precisamente  era él, —Nos vamos —me dice 
—si, todo listo.

En el camino debido al cansancio me quedé dormida en el auto.

—Annabell despierta ya llegamos.  

—mmm déjame dormir otro rato más.

— Annabell no te voy a cargar hasta el departamento debes de pesar como mil libras a si que deja la flojera y levántate.

—Mmm eres el Grinch del sueño —le digo medio riendo adormida.

—Eso no existe Annabell.

—Claro que si existe se llama Edwards ego Collins jajaja —ya totalmente despierta salgo corriendo porque sé que él viene tras de mí.

Subimos al departamento corriendo y riéndonos nos tiramos en el sofá Edwards se quita la corbata y el saco.

—Me voy a dar una ducha estoy muerta del cansancio y tengo tanta hambre que me comería un toro       —dicho esto me dirigí a mi baño y tomé una ducha.

Cuándo salí Edwards ya se había bañado solo tenía unos pantalones de piyama y una camiseta que se le ajustaba a su escultural cuerpo, —este hombre está más bueno que comer con los dedos —pensé, inmediatamente me reprochó mis pensamientos no puedo seguir teniendo estos pensamientos.

Cuando miro hacia la mesa del comedor veo la cena puesta en la mesa y una botella de champán en  el medio enfriándose.

—Mmm ¿y esto? —pregunto intrigada.

—Es para celebrar el éxito de hoy,  ya a los socios no le queda la menor duda de que soy los que a ellos le conviene. En unos meses seré el empresario más rico, joven y presidente de la empresa más influyente de país. —Dice Edwards feliz y con un tono  de orgullo, diciendo esto me pasa una copa de champán.

—Pues entonces celebremos Salud    —Le digo all tiempo que chocabamos copas

Nos dispusimos a comer  me di cuenta que era pizza —Ummm pizza me encanta este platillo tan exótico jajaja

—Come y calla fue algo improvisado
—pasamos la noche charlando de cosas sin sentido, riéndonos de anécdotas de la universidad y nuestra niñez…

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¡¡¡Gracias por leer!!!  Besos 😘😘












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